Cap #36

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Isabelle

–¿No creen que ya tardaron mucho?

–Tranquila, Izzy, estoy seguro que se están divirtiendo –dice Simon en tono sugerente.

–No dirás enserio que...

–¿Tú no lo piensas? –Clary se aleja de la fogata que ella misma inició– Esos dos se hubieran comido en la cuadriga si nosotros no hubiéramos estado ahí.

Sé que tienen algo de razón, las miradas de Gwyn y esa hada no fueron nada disimuladas, pero creía que él tendría más criterio. Aunque, el corazón es muchas cosas menos sensato, pienso cuando miro a Simon de espaldas a la fogata, su armadura plateada reflejando las llamas.

–Descuida, Izzy –Simon comienza a desabrochar los seguros de la armadura para quitársela–. Diana no sabe lo que pasó en el Praetor, y Gwyn puede cuidarse solo.

–Lo sé, pero me preocupa –tomo una de las casas de campaña y comienzo a desenrollarla. 

Mi collar palpita al mismo tiempo que un gruñido se escucha no muy lejos y yo estiro el cuello para ver del otro lado a un demonio que parece un lobo de tres metros con seis ojos rojos y ocho patas. Simon y Clary se giran para verlo también.

–¿Creen que intente acercarse?

El demonio parece haber escuchado a Clary y decide responderle con un sí. Comienza a caminar hacia nosotros, cada vez más rápido, Clary toma su espada Morgenstern y se prepara para pelear, pero Mintaka se interpone antes que deba hacerlo. La yegua de bronce simplemente se para frente al demonio y éste retrocede aullando de dolor aunque no le haya hecho nada.

–Gracias, Mintaka.

La yegua me mira y relincha antes de volver a volar sobre nuestras cabezas junto a su compañera.

–¿Cómo sabes quién es quién?

–Bueno, Diana dijo que se llevó a Alnilam, y cuando se despidió de ellas, me di cuenta que Mintaka tiene el pelo más largo que Alnitaka.

Clary mira a las yeguas en el cielo con curiosidad.

–Para mí se ven iguales. Pero supongo que tu vista es mejor –Clary me sonríe y yo a ella.

Un recuerdo nada agradable cruza mi mente. Los gritos desesperados de Clary porque la suelten.

–¿Qué pasa?

–Recordé el segundo ataque al Instituto –respondo a Clary mientras estiro la casa de campaña en el césped seco–. Cuando te defendí, y a todos los nefilim que pude. El último fue Andrew.

–¿Lo salvaste? –pregunta Simon indignado. Ya logró quitarse el peto y sigue con las hombreras– ¿Y aún así el maldito te envió a la ciudad de hueso?

–Sí. Lo recordé mi primera noche en el Praetor. Debí desmayarme después, y por eso supo quién era –miro mi mano humana, la que tiene la runa de visión desdibujada, y claramente puedo ver la garra que se esconde debajo–. Qué era.

–Izzy...

–Está bien. Es lo que soy ahora ¿no? Una loba.

–Tú eres tú, Izzy –Simon se acerca a mí–. Siempre vas a serlo.

–Gracias.

Le devuelvo la sonrisa que me dedica y, sin decirle a mi cuerpo que lo haga, me inclino hacia él y Simon reacciona haciendo lo mismo. Nuestros labios se unen y yo sonrío en el beso, me encanta besarlo, me relaja y sobre todo me hace feliz.

Un mundo de cabeza *Malec*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora