Cap #31

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Tiberius

La puerta de la habitación se abre y un hombre alto, blanco, y con un tatuaje de pez koi en la mejilla, entra. O más bien se asoma. Nos mira como a una nueva especie y no parece seguro de si somos agresivos o no.

–¿Sí? –digo para llamar su atención.

–Hola –saluda un poco nervioso–. ¿Puedo pasar?

Miro a Jules fascinado con una colección de saldados de juguete, a Tavvy acurrucado en brazos de Livvy y a ella misma viendo sobre el libro de cuentos al extraño.
Mi melliza conecta su mirada con la mía y sin necesidad de hablar sabe lo que intento decirle. "Tú decide."
Livvy asiente.

–Adelante.

El hombre hace lo que le digo y se queda quieto frente a la puerta todavía abierta.

–¿Eres el lobo que el otro dijo que vendría a vigilarnos? –pregunta Livvy con desconfianza.

Entiendo por qué, el hombre no parece un lobo, es demasiado delgado y usa ropa gruesa. Los lobos prefieren llevar algo fácil de desgarrar cuando cambian, y de todas formas por su calor corporal no necesitan cubrirse mucho.
Cuando llegamos, el líder de los Praetor se llevó a Isabelle para hablar con ella, Maia se fue con un grupo que le ayudará a recuperarse, y un hombre nos guió a este amplio cuarto donde me limpió el resto de sangre y también puso una especie de pomada en todas mis heridas. No sé qué era pero los cortes se han cerrado por completo y ahora ya casi no me duelen.
Antes de irse, el lobo prometió enviar a un compañero para asegurarse de que nos quedáramos aquí.

–No, no, yo... –el hombre se detiene un momento antes de levantar lentamente su manga y revelar varias viejas runas desdibujadas– Quería conocerlos.

–Nefilim –digo sorprendido–. ¿Qué haces aquí? ¿Cómo sobreviviste? ¿Cómo saliste de Idris?

Él sonríe complacido por todas mis preguntas.

–No estaba en Idris cuando fue atacada. Ni siquiera recibí la orden de ir ahí –el hombre se sienta en el piso frente a nosotros, sólo entonces noto un ligero bulto en su pecho. Extraño, parece estar demasiado en forma para eso–. En realidad, antes de eso ya había cortado todo contacto con la Clave.

–¿Por qué?

El hombre toca su tatuaje en la mejilla cuando termino mi pregunta. Parece perderse un momento en un fugaz recuerdo nada agradable.

–Lo siento –digo y el hombre me mira sorprendido.

–¿Por qué?

–Por lo que sea que la Clave te hiciera –respondo–. Yo más que muchos sabe cómo eran. Mi padre era el Cónsul y sino estuviera muerto nosotros sí.

–Blackthorn –suspira el hombre–. Conocí a su padre, una vez, hombre serio.

–Yo diría cruel –interviene Livvy quien deja el libro que había estado leyendo a Tavvy, pero él ya está dormido–. Nunca nada fue suficiente para él.

–Creo que esa filosofía la pasó a todos los nefilim –el hombre abraza sus rodillas y el bulto de carne extra en su pecho se hace más evidente–. Mis padres decían que los nefilim no podían permitirse ser menos que perfectos porque los ángeles debían serlo. Pero no somos ángeles, somos humanos que pueden equivocarse y ser diferentes.

Cuando el hombre dice eso, noto que mira a Jules, quien intenta apilar a los soldados uno encima de otro aprovechando que todos usan un sombrero cuadrado y plano.

–¿Tú eres diferente? –pregunto para atraer su atención y que deje de ver a mi hermano.

–Sí.

Un mundo de cabeza *Malec*Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon