58

269 50 92
                                    

Changkyun abrió sus ojos luego de que el dolor de espalda lo despabilara. Levantó su cabeza del pecho ajeno y notó que Kihyun estaba dormido. Con los brazos a los costados se dio impulso para llegar a la altura del rostro y comenzar a dejar besos por su mejilla y cuello. El castaño se removió por la sensación de cosquillas, casi empujándolo para que dejara de hacerlo.

—Entonces sí te molesta —dijo separándose.

—Me hacías cosquillas —estiró sus brazos y lo atrajo nuevamente hacia él por los hombros. Changkyun sonrió y se acomodó, esta vez más cerca para quedar frente a frente.

Kihyun subió sus manos y acarició suavemente sus mejillas con los pulgares. El pelinegro cerró sus ojos cuando aquellos dedos delinearon sus labios, sabía que el mayor se guiaba de esa forma para poder besarlo, ya le era costumbre.
  Acomodó sus brazos a los costados, agarrándose al brazo del sillón, mientras sus piernas se hacían espacio entre las del mayor. Éste se aferró a sus hombros y le dio el espacio que necesitaba, soltando un suspiro cuando juntó sus cuerpos. Aprovechó para buscar su lengua y jugar con ella un rato, antes de bajar con sonoros besos por el cuello del mayor, pidiéndole más espacio para pasar su lengua por la piel y succionar suavemente parte de ella.

—Chang —gimió, levantando su cadera para rozarse contra él. El sonido gutural del menor resonó por su mente, creando un escalofrío por su espalda, arqueando la misma.

Quería escucharlo más fuerte. Comenzó a moverse nuevamente, aferrándose a la remera del menor. Changkyun apretó sus ojos con fuerza, escondiendo su rostro y reprimiendo un gemido

—¿Por qué lo callas? —detuvo sus movimientos y lo separó. Chang abrió sus ojos y levantó sus cejas, sorprendido por el comentario—. Quiero escucharte

—N-no sé —logró pronunciar. Kihyun rió, acariciando las mejillas del menor, notando como éstas comenzaban a tomar temperatura.

—¿Te da vergüenza? —notó como el pelinegro quería voltear su cara hacia otro lado, sin responderle. Sonrió y dejó un beso en su mejilla—. Gatito

Changkyun volvió a mirarlo, con su rostro quemando cada vez más y la sonrisa de Kihyun le aseguraba que se daba cuenta de ello. Las manos del mayor subieron a sus orejas y rió, poniéndolo más nervioso.

—¿Te gustó el apodo, gatito? —no estaba seguro si era una broma solo para molestarlo, pero asintió luego de unos segundos pensando—. Mi gatito bebé

—B-bueno basta —aclaró su garganta y se separó del mayor, dándose aire con sus manos. Kihyun seguía con su sonrisa mientras se sentaba y estiraba su espalda—. Te olvidaste el helado afuera —comentó para cambiar de tema.

—No lo vi —Chang chasqueó su lengua. Con una sonrisa, tanteó la mesa hasta llegar al pote y levantarse—. ¿Querés tomar algo?

—¿Mate?

—¿Lo preparas?

Changkyun asintió y siguió al mayor hasta la cocina. Kihyun se movía de acá para allá, buscando todo lo necesario para dejarlo sobre la mesada. Era algo que seguía sorprendiendo al menor. ¿Cuando vivieran juntos debería dejar las cosas siempre en el mismo lugar? Sería un reto muy grande para él, ya el desorden de su habitación decía mucho, no quería que Kihyun tropezara con su mugre o que le echara sal al café por su culpa.

—¿Qué pensas? —preguntó el castaño, sentándose para dejar que Chang se ocupara del resto.

—¿Cómo sabes cuando pienso algo? —se acercó a la mesada y comenzó a preparar el mate.

—Te quedas callado. Aparte es mi sexto sentido, lo estoy desarrollando

—¿En serio? —levantó una ceja y lo miró. Kihyun asintió, apretando sus labios—. Qué tonto que sos

el sonido de tu voz ¡! changkiМесто, где живут истории. Откройте их для себя