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Changkyun se arrepentía de haber tomado tanto, él junto con Minhyuk debían ser las únicas personas con resaca un miércoles. El pelinegro maldijo cada trago que había entrado a su cuerpo y se sentó en la cama, el estómago se le revolvía junto con un ardor en la boca de su estómago. Hoy iba a ser un largo día.

Se levantó como pudo y caminó hasta la cocina, donde su madre estaba preparando el almuerzo. Besó su mejilla y busco un vaso para servirse agua.

—Justo iba a llamarte, ¿vas a comer? —preguntó la mujer, mientras su hijo preparaba un antiácido.

—Tal vez después, creo que voy a morir —su voz sonaba más ronca de lo normal, toda su boca estaba seca.

—¿Cuántas veces te dije que no tomes con el estómago vacío? Encima un martes —se quejaba mientras apagaba el fuego— tenes que estudiar

Changkyun soltó un suspiro, tomando el líquido antes de empezar a discutir con su madre. Él ya sabía lo que tenía que hacer, era grande y responsable de sus acciones.

—¿Estás escuchando?

—Sí, ma —dejó el vaso vacío y se dio media vuelta— voy a acostarme un rato más

Se fue antes de escuchar otro sermón. Con su cabeza a punto de estallar se sentó en su escritorio, revolviendo las hojas que tenía para empezar a estudiar, pero primero unos mensajes con Minhyuk para preguntarle si seguía vivo, luego unos mensajes con Jooheon para avisarle de que mañana se juntaría para repasar. Aparte de eso también un poco de música para ambientar un poco, los temas seguían pasando y Changkyun todavía no estudiaba, pero anotaba el nombre de las canciones para pasar en el programa.
  Cuando por fin se dedicó a leer un texto, su estómago rugió con fuerza, no podía estudiar si tenía hambre, por lo que se levantó y caminó hacia la cocina para comer algo. Luego vio los platos sucios, si los dejaba así seguramente su madre se enojaría, lavarlos no le iba a tomar mucho tiempo.

Ahora sí por fin en su habitación, en silencio y con su teléfono apagado. Unas cuantas hojas leídas en voz alta, supuestamente así entendía mejor, pero sus ojos comenzaban a pesarle. Dio un salto en su silla cuando despertó, sin saber en qué momento se había quedado dormido.
  Maldijo un par de veces mientras encendía su celular para ver la hora, toda una tarde desperdiciada procrastinando en sus estudios. Ahora debía acompañar a su madre al supermercado y luego seguramente cocinar, el cansancio no lo iba a dejar estudiar en paz, por lo que decidió rendirse y empezar mañana.

 

 
—¿Estudiaste? —preguntó la rubia, metiendo productos en la canasta del supermercado.

—Algo —murmuró, soltando un bostezo mientras seguía a su madre.

—Así no vas a aprobar —dijo molesta. Changkyun rodó sus ojos y no dijo más nada, solo seguía escuchando a su madre quejarse— ¿por qué los martes salís tarde? ¿A dónde te vas?

—Al taller de lectura de Minhyuk —dijo con desgano, agarrando un paquete de galletas.

—¿Lectura? —frunció su ceño y lo miró.

—Para ciegos —dejó el canasto en el suelo y le devolvió la mirada— les gustó mi programa de la radio y me invitaron a leer

—Lo que faltaba —puso sus ojos en blanco y siguió caminando— solo seguís metiendo excusas, vas a reprobar y cuando eso pase no quiero quejas

Changkyun mordió su labio con fuerza y volvió a agarrar el canasto, siguiendo a su madre quien ahora se había quedado en silencio, buscando cosas para comprar.
  Desde que su padre se había ido, todo el odio reprimido cayó sobre el pelinegro, injustamente. Preferiría estar el mayor tiempo posible fuera de su casa para que no lo molestara y tener un poco de paz mental.

Sus amigos lo sabían, por eso cada tanto le ofrecían de salir. Conocían a su madre y la manera que tenía de criticar a todos, por ejemplo, Jooheon ya no podía entrar a la casa porque una vez lo vio fumando. Changkyun tuvo que comerse un regaño gratis solo por su amistad con el pelirrojo.

el sonido de tu voz ¡! changkiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora