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Las manos de Kihyun estaban por todos los lados de su torso, generándole algunas cosquillas que lograban hacerlo reír sobre los labios ajenos. Sus besos siguieron camino hasta su cuello, el cual saboreó con gusto, corriendo parte de su remera para tener más espacio y pasar su lengua por la piel. Sus manos bajaron, sostuvo su cintura y lo guió con cuidado hasta su cama. Changkyun se sentó sobre el colchón cuando sintió la cama golpear sus piernas y aprovechó la diferencia de altura para desabrochar el pantalón del castaño, pero unas manos detuvieron su acción. Iba a quejarse hasta que lo vio arrodillarse.

Changkyun tenía su mente en blanco, solo podía concentrarse en la forma en que Kihyun se encargaba de masturbarlo. El castaño había escupido varias veces en su mano para hacer la tarea más fácil, y Chang podía decir que jamás pensó que se sentiría tan bien.
Kihyun entre sus piernas, relamiendo sus labios podía guardarse como una de las mejores imágenes mentales, pero el ganador de esa competición imaginaria sin dudas fue cuando directamente introdujo el pene en su boca, robándole un gemido al pelinegro.

La manera en que Kihyun succionaba y chupaba era maravillosa, incluso lograba estremecer al menor. Changkyun tiró su cabeza hacia atrás, conteniendo las ganas de mover su cadera para apurar los movimientos, pero Kihyun entendió la señal. Aferró sus manos a la cadera del contrario y lo introdujo por completo en su boca, ignorando por momentos la incomodidad y el no poder respirar del todo bien. Los constantes movimientos de su cabeza junto con algunos quejidos y el sonido húmedo estaban volviendo loco al pelinegro.

—Dios, Ki —gimió lo más bajo que pudo, arqueando su espalda. El castaño lo estaba tragando entero, jamás había estado en esta situación.

El nombrado lo liberó, tragando todo lo que se había acumulado en su boca y comenzaba a escurrir por su barbilla. Con una sonrisa volvió al trabajo de masturbarlo con su mano, haciendo una leve presión en toda la extensión.

—¿Te gusta? —preguntó. Changkyun asintió repetidas veces, arrugando las sábanas con sus manos—. ¿Sigo?

—Por favor —suplicó, moviendo su cadera buscando atención.

El castaño con total orgullo volvió a repetir la acción, agarrando fuerte los muslos de Chang para tragarlo por completo hasta que su nariz tocó su bajo vientre. El contrario por su parte dejaba salir sus gemidos a lo alto, incluso se animó a enredar sus dedos en el cabello ajeno con la misma intensidad que él apretaba sus piernas. Lo retuvo en esa posición unos segundos, mientras mordía su labio con fuerza y movía levemente su cadera para masturbarse con su boca.

—Kihyun —jadeó soltándolo. Sentía que no le faltaba mucho y lo que menos quería era ahogarlo—. Para, voy a acabar —avisó e intentó alejarlo con caricias en su cabeza.

Al mayor no pareció importarle mucho, ahora se encargaba exclusivamente de succionar el glande y masturbar el resto con su mano. Los chasquidos que provocaba se mezclaban con los gemidos del pelinegro, quién gimió su nombre una vez más antes de terminar en su boca. Bajó su vista algo preocupado y se llevó otra hermosa imagen mental.
Kihyun había tragado todo de él, incluso se encargaba de seguir lamiendo la punta de su pene.

—Me vas a matar, para —alejó las manos ajenas y dejó un beso sobre sus dedos—. Me toca

Kihyun negó y con dificultad se levantó del suelo, limpiando su boca y barbilla con la mano.

—Porfa —puchereó, atrayéndolo por la cintura antes de que se alejara. Lo rodeó en un abrazo y apoyó su cabeza en el cuerpo ajeno.

—En un rato va a estar la comida, no podemos —sonrió y acarició su cabeza.

—Pero yo quiero postre —levantó su cabeza para mirarlo. Kihyun rió y se inclinó para buscar sus labios, donde dejó un corto beso.

—Otro día —le dio otro beso antes de separarse y darse aire con sus manos—. Me muero de calor —se acercó a la ventana y abrió la misma—. Voy al baño, ya vengo

el sonido de tu voz ¡! changkiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora