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Resguardados del viento frío en la casa del menor, donde Changkyun guió rápidamente a Kihyun hacia la cocina para que al prender el horno este calentara el ambiente.

—¿Dónde puedo dejar la campera? —preguntó Kihyun, mientras bajaba el cierre de la misma.

—Podes dejarla en la silla, enfrente tuyo —dijo, golpeando la madera para guiarlo.

El mayor estiró una de sus manos lentamente y dio pasos cortos hasta llegar a la misma, donde colocó tanto la campera como la bufanda. Chang sonrió al verlo y volteó para ir buscando los materiales que necesitaba para el biscochuelo.

—¿Hago el café?

—¿Ya? Pensaba esperar a que esté listo lo otro

—¿Qué puedo hacer mientras? —Chang lo miró, pensando en alguna tarea fácil para el mayor.

—¿Querés revolver la harina? —Kihyun asintió. Chang agarró su mano suavemente y lo atrajo hacia la mesada—. Yo hago el merengue mientras

—¿No va a tardar mucho?

—¿Te tenes que ir temprano? Sino te podes quedar a comer —ofreció, mirándolo atento. Kihyun pareció dudarlo, pero finalmente asintió.

—Tengo que avisarle a mis papás —palmeó sus bolsillos y sacó su teléfono.

Changkyun mientras tanto intentaba con toda la paciencia del mundo separar la clara de la yema, sin que se rompa o sería un huevo desperdiciado. Hacía bastante que no preparaba un biscochuelo y se había olvidado el trabajo que llevaba, pero lo hacía por Kihyun.
  Una vez terminada la llamada, Kihyun tanteó la mesada para ubicarse y esperar a que Changkyun le diera indicaciones sobre lo que tenía que hacer. El menor agarró suavemente su mano y puso un tenedor en la misma, a su vez escuchó como un bowl era arrastrado por la mesada.

—¿Lo revuelvo? —preguntó, metiendo el tenedor con cuidado.

—Sí, te tocó lo más fácil —se quejó, mientras revolvía rápidamente las claras con el azúcar.

—Hubieses hecho galletitas

Changkyun dejó de revolver y se le quedó mirando. Kihyun notó ese silencio y también dejó de revolver, ladeando su cabeza en dirección donde suponía que se encontraba Chang.

—¿Por qué no me dijiste antes?

—Porque recién me viene la idea —sonrió, siguiendo su trabajo—. Si querés cambiamos, no te enojes

—No, ahora no quiero —murmuró, fingiendo tono de enojo. También lo miró de reojo, pero Kihyun parecía no inmutarse—. No se puede jugar con vos

Kihyun río a lo alto y cubrió su boca—. ¿Jugamos al veo-veo? —preguntó entre risas. Changkyun mordió su labio con fuerza para no reírse, pero no sirvió de nada ya que también se había tentado.

Entre varios chistes de mal gusto por parte de Kihyun y quejas de Changkyun, terminaron de preparar el bizcochuelo, el cual ya se encontraba cocinándose lentamente en el horno.
  Kihyun se ocupaba de revolver el café instantáneo en la taza, bastante concentrado a ojos del menor. Chang no aguanto más, por lo que rodeó el cuerpo del mayor por detrás, apoyando su mentón en el hombro ajeno. El castaño sonrió y siguió el mismo trabajo con la otra taza.

—¿Escribiste algún poema?

—No, no se me ocurría nada —obviamente mintió y Chang sabía, pero no podía decírselo—. ¿Qué te escribió la chica?

—No sé, todavía no lo leí. ¿Querés escucharlo? —Kihyun asintió, por lo que Chang se separó y buscó su mochila por la sala.

Cuando encontró el papel entre sus cuadernillos aclaró la su garganta y volvió a la cocina, donde comenzó a recitar todo lo que se encontraba escrito. Kihyun escuchaba atento y en silencio, hasta que terminó

—Está lindo

—No me gustó —rió Changkyun, guardando la hoja en su pantalón. También se acercó al cuerpo del mayor y volvió a abrazarlo—. Quiero escuchar algún poema tuyo, seguro escribís bien

—Hago uno si vos haces uno —ofreció, dejando las tazas a un lado para girar con cuidado. Changkyun se alejó unos centímetros para que el contrario se acomode y rodeó su cintura.

—No sé escribir. Aparte Minhyuk se burlaría de mí —Kihyun levantó sus manos, lentamente hasta llegar a las mejillas del pelinegro. Chang relamió sus labios inconscientemente y sus ojos se fijaron en la boca del contrario.

—Entonces no hay trato

—Por favor —puchereó. Kihyun delineó el labio inferior con su pulgar y sonrió, ladeando su cabeza pensativo.

—Mmh... no sé —Changkyun cortó esa distancia que lo estaba matando y dejó un suave beso sobre sus labios. Kihyun quedó en silencio y el menor volvió a hablar, cerca de su rostro.

—¿Por favor? —murmuró, volviendo a dar un simple beso. Kihyun se abrazó a sus hombros y unió sus labios, besándolo con calma.

Changkyun le seguía el ritmo, acariciando su cintura suavemente en el proceso. Aunque a los pocos segundos un beso lento le estaba aburriendo y su impulso de morder esos labios esponjosos le estaban ganando.
  No tardó mucho en hacerlo. El labio inferior del castaño quedó atrapado entre los dientes del menor. Kihyun soltó un suave suspiro, donde Changkyun aprovechó a pasar su lengua por los labios ajenos y hacerse paso en su boca. El mayor subió su mano y enredó sus dedos en el cabello ajeno, mientras sus lenguas se acariciaban entre sí. Entre succiones y mordidas, se habían olvidado del agua calentándose en la hornalla, por lo que el ruido a burbujas hirviendo los hizo separar.

Changkyun al separarse por completo se dio aire con sus manos, no sabía si tenía calor por el horno prendido o era porque un beso lo estaba calentando. Kihyun, por su parte, relamió sus labios y giró para buscar las tazas por la mesada. Ninguno se hablaba, tal vez no querían arruinar el ambiente o simplemente no era necesario.

—Le puse un poco de agua fría, iba a estar muy caliente —comentó, dejando la jarra a un lado de las tazas—. ¿Servís vos?

—Hacelo vos, yo me quemaría

—¿Por qué? —preguntó mientras volcaba el agua en las tazas.

—Para servir dejas el dedo adentro, así calculas la distancia —explicó. Changkyun abrió su boca sorprendido, porque no se había imaginado eso—. Igual es hasta que te acostumbras a los vasos

—No sabía eso, que genial —dejó la jarra a un lado y buscó un cuchillo para pinchar el biscochuelo.

—Es mucha tecnología —bromeó, buscando su taza. También siguió las indicaciones del menor para llegar al tarro de azúcar.

—Esto ya está —dijo alegre, apagando el horno—. ¿Le pongo dulce de leche?

—Bueno —levantó sus hombros y dio un ligero sorbo al café.

Changkyun mientras cubría el biscochuelo con el dulce, le indicó al mayor que lo espere en la sala.
  Kihyun con cuidado llevó las tazas y se sentó en el sillón, esperando paciente a que el pelinegro lo acompañara. No fue tanta la espera, habrán pasado solo unos minutos y Changkyun ya estaba invitándolo a probar el biscochuelo, tapando las piernas del contrario y las suyas con la manta.

el sonido de tu voz ¡! changkiWhere stories live. Discover now