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Changkyun tenía sus piernas casi colgando de un extremo del banco, todo su cuerpo reposando sobre el mismo y su cabeza en las piernas de Kihyun como una almohada. El castaño tenía una sonrisa en su rostro mientras enredaba sus dedos en el cabello ajeno, en silencio, pero disfrutando de la compañía del menor. Chang parpadeaba lentamente, las caricias y el buen clima lo estaban adormeciendo, mas no quería cerrar sus ojos ya que se perdería de observar a Kihyun sin los lentes oscuros, los cuales se habían caido de su rostro un par de veces al inclinar su cabeza hacia abajo. Aquellos lentes tenían sus años y el desgaste en sus bisagras se notaban.

—Anoche soñé con vos —habló Kihyun, dejando sus dedos quietos.

—¿En serio? ¿Qué soñaste? —preguntó curioso, abriendo del todo sus ojos para prestarle total atención.

—No me acuerdo muy bien, pero sé que estabas ahí —su otra mano se acercó con cuidado al rostro del menor, en busca de su mejilla para acariciarla—. Fue lindo, creo que estábamos acostados en el pasto, aunque no sé de qué hablábamos

—¿Y si nos acostamos ahora? —Changkyun propuso, besando su mano antes de tomar fuerzas y levantarse por completo. Kihyun tenía una expresión de asombro, reformulando en su cabeza tal pedido—. Dale, levantate

—¿En serio? ¿Se puede? —buscó sus objetos por el costado del banco y se levantó, dejándose guiar por el contrario.

Chang sonreía mientras guiaba a Kihyun a un lugar donde haya la misma sombra y el césped estuviera limpio. Lo ayudó a sentarse y él fue el primero en dejarse caer de espaldas.

—Te presto mi brazo de almohada —ofreció, mientras Kihyun tanteaba el lugar con sus manos antes de acostarse y acomodar su cabeza en el brazo del pelinegro—. ¿Estábamos así en tu sueño?

—Sí, pero se siente mucho mejor —sonrió, con sus dedos acariciando el pasto a su lado derecho—. Hace mucho no hacía esto

—Yo igual, creo que la última vez fue en un cumpleaños de Minhyuk

—Seguro estaban ebrios —Changkyun rió y Kihyun notó como asintió con su cabeza—. No me hace falta verte para conocerte —bromeó, ladeando su cabeza para apoyarse contra el cuerpo ajeno.

—Te juro que fueron pocas veces las que estuve borracho —intentó excusarse, obviamente Kihyun no le creyó—. ¿Nunca tomaste de más?

—Sí, y cuando lo hice después quedé ciego —rió a lo alto y golpeó el pecho de Chang a modo de juego. Changkyun se quejó, no tanto del golpe sino de la mala pregunta que hizo—. Ya pasó, no te sientas mal —alivió la situación, carraspeando un poco su garganta para aclarar su voz de la risa.

—Bueno, es que a veces me olvido y me hace sentir un poco mal

—¿Por qué? Me gusta que sea así, porque sé que no me tratas diferente o algo por mi discapacidad. Estoy cansado de llegar a casa y que mi mamá quiera incluso arroparme para dormir —murmuró, soltando un suspiro de cansancio. Changkyun se puso de costado y se abrazó al castaño.

—Vas a tener olor a pasto, así como yo a quemado —cambió de tema, levantando su mano libre para acariciarlo.

—Pasto quemado —rió, levantando su cabeza al sentir la cercanía del pelinegro. Changkyun se quedó observando su rostro de cerca, descubriendo nuevos lunares y manchas del sol, así como algunas marcas de expresión al sonreír—. Deja de mirarme, mira las nubes que son más lindas

—No hay nubes —respondió luego de darle una mirada rápida al cielo.

—¿No? ¿Y eso? —preguntó Kihyun, volteando y señalando un punto arriba de ellos. Changkyun miró confuso a lo que se refería.

—¿Qué cosa?

—¡Ahí! —insistió, volviendo a señalar. Changkyun golpeó su mano luego de un rato y rió, haciendo que el castaño también se tentara.

—Sos un tarado —dijo, mordiendo su labio para dejar de sonreír, pero era casi imposible.

—¿Yo? ¿Quién se quedó mirando? —se sentó, sacudiendo su cabeza por si algún pasto se había quedado enganchado—. Ya tengo que irme

—¿Te acompaño? —se levantó y sacudió su ropa, esperando a que el mayor también se levantara.

—No hace falta, pero podes acompañarme a la esquina, estoy algo desorientado —buscó sus lentes oscuros por el suelo y se levantó una vez colocados. Mientras armaba su bastón, Chang se ocupaba de sacarle algunas hojas secas de su remera.

—¿El jueves nos encontramos acá? —habló cuando terminó su tarea de aseo—. ¿O queres ir directamente?

—Nos encontramos, creo que todavía no sé ir —Chang agarró su mano y comenzó a caminar hacia la esquina donde siempre se despedían—. La próxima tal vez vaya solo

—¿Próxima? —preguntó con una sonrisa, sintiéndose feliz de que Kihyun haga planes con él a futuro.

—Hay próxima ¿O no?

—Obvio que sí, podes venir cuando quieras —respondió al instante, balanceando sus manos exageradamente. Kihyun rió, aunque se aferró con fuerza para no perder la estabilidad por el brusco movimiento. Le gustaba que Chang tuviera esos momentos de "felicidad extrema".

—Entonces nos vemos el jueves —habló una vez el pelinegro se detuvo.

—Nos vemos —respondió, aunque por unos segundos apretó sus labios y se abrazó con fuerza al cuerpo del mayor—. Es muy feo decirlo, no puedo, perdón

Kihyun rió y le devolvió el abrazo, dándole palmaditas a su espalda—. La verdad que no le veo la gracia

—¡Basta! —se quejó, aguantando una risa. Kihyun a este punto ya estaba tocando su estómago por el leve dolor causado al reírse.

—Ay, no puedo —tosió unos segundos y respiró hondo para calmarse—. Me voy porque puedo seguir todo el día

Chang volvió a abrazarlo por la cintura y dejó un beso en su mejilla, sabía que con tanta gente Kihyun llegaba a incomodarse, pero para su sorpresa el castaño buscó sus labios entre algunos besos que caían desde su mejilla hasta su boca. El menor sin ninguna queja mantuvo sus labios unidos, incluso sonriendo por momentos al notar como los dedos de Kihyun se aferraban a su remera.

—Hasta el jueves —murmuró el estudiante, repartiendo algunos besos más sobre sus labios hasta separarse.

El castaño saludó de regreso y volteando comenzó a caminar, manteniendo una sonrisa que no iba a poder borrarla por lo menos varios minutos. Se sentía muy feliz al lado de Changkyun, casi al punto de no querer separarse nunca, aunque sabía que eso no era posible. Pero de tan solo pensar en que podrían ser novios su cara enrojecía y su sonrisa se ensanchaba.

el sonido de tu voz ¡! changkiWhere stories live. Discover now