41

416 77 69
                                    

Quitó los molestos anteojos oscuros y frotó el puente de su nariz. No eran sus anteojos de siempre y esos le molestaban, los sentía más pesados. Colgó su única llave y respiró hondo para relajarse, pero al instante sintió ese perfume tan característico de su madre.

—¿Ma? —preguntó, estirando su mano hacia donde suponía estaba, pero no obtuvo respuesta. Caminó hasta la sala y volvió a llamarla.

—Ki, ya llegaste —respondió acercándose a su hijo, pero este frunció ligeramente su ceño. La conocía y sabía cuando se escondía de él, no era la primera vez que lo hacía.

—Sí, llegué, pero seguro ya me viste afuera —se sentó en el sillón con cuidado y desató sus zapatillas. Le gustaba andar descalzo cuando hacía calor.

—Iba a sacar la basura y justo escuché voces, juro que no salí —se defendió rápidamente, sentándose a su lado y tocando su hombro en el proceso—. No me vieron. Me alegra que hayas hecho más amigos, sabes que podes invitarlos

—No creo que los invite, aparte que a uno de ellos no lo conozco —agarró sus zapatillas y se levantó, dirigiéndose a su habitación.

—A ninguno conoces, pero ahí estás, a los besos —Kihyun se detuvo al instante al escuchar la voz de su padre, incluso sitió su rostro hervir, pero por la ira que le había invadido en ese momento.

Kihyun soltó lo que llevaba en la mano y volteó, caminando a paso firme en dirección a la voz de su padre, con su ceño fruncido y mordiendo el interior de su mejilla. Pocas veces se enojaba, pero todas las restantes fueron por culpa de su padre.

—¿Por qué no me lo decís de frente? —estiró sus manos y se aferró a los hombros de su padre. Quería mantenerse firme y el miedo de ser golpeado no iba a ganarle—. Decí que soy una carga y que preferís que me muera, no lo digas a mis espaldas, de todas formas no puedo verte

Su madre se levantó al instante y se acercó para separarlos, pero Kihyun no tenía intenciones de soltarse, mucho menos de dejar a su padre con la última palabra.

—No peleen, por favor. Ki... —suplicó la mujer. Kihyun al escucharla obedeció y soltó sus hombros, mas no iba a irse, quería que su padre le respondiera.

—No sos una carga, pero si podes salir para andar con amigos, podes salir para buscar algún trabajo —dijo, arreglándose las arrugas que le habían quedado en la ropa—. O al menos estudiar algo

—Pensaba enseñar braille —murmuró, mordiendo sus labios por los nervios que le habían entrado. Que su padre tocara ese tema le afectaba, porque por más que le doliera no quería aceptar que no estaba haciendo nada de su vida. Debió quedarse callado e irse a su habitación.

—¿A quién le vas a enseñar? —preguntó el hombre, casi con un tono burlón.

—A quién quiera aprender —respondió molesto, volteando para buscar sus zapatillas por el suelo una vez más—. Decís que me busque trabajo, pero cuando doy una idea te quejas. No te entiendo

—Hablamos después de esto —habló su madre. Siempre estaba metida en el medio de las peleas y eso a Kihyun también le dolía—. Seguro querés cambiarte de ropa, anda, amor

Kihyun asintió y se levantó, con sus zapatillas en la mano se dirigió a su habitación, donde al cerrar la puerta soltó un fuerte suspiro y buscó su cama para tirarse. No iba a dejar que esos pensamientos de querer desaparecer lo invadieran, había pasado una linda tarde, hermosa diría, no quería arruinar eso también. Solo fue un mal momento, no tenía por qué borrarle lo bien que se sentía cuando Changkyun estaba a su lado.
  Mordió su labio con fuerza al sentir esa presión en el pecho, pensando en lo mucho que le gustaría ver tan solo unos segundos el rostro de quién estaba enamorado.
 
 
[...]

el sonido de tu voz ¡! changkiWhere stories live. Discover now