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Después de dos meses en los cuales Changkyun tuvo que estudiar día y noche, por fin llegaron sus días de paz. Sus materias habían sido aprobadas y no faltaba mucho para comenzar las vacaciones de invierno, serían unas semanas donde podría relajarse y luego volver a la rutina de siempre.

Por otro lado estaba Kihyun, tosiendo cada dos palabras que decía al leer. Se había animado a leer para el grupo, pero su garganta no estaba en las mejores condiciones por culpa del frío que estaba haciendo en estos días.

—Perdón, mejor paro —se disculpó, cubriendo su boca para seguir tosiendo.

—No te preocupes, ¿querés tomar algo? —ofreció Minhyuk.

—No, gracias igual —sonrío ligeramente y guardó su libro.

Luego siguió leyendo una de las chicas, porque todavía faltaba media hora para terminar el taller.

Changkyun corrió los pocos pasillos que le quedaban y frenó en la puerta, para no entrar de golpe y asustar a los presentes. Tocó despacio y abrió la misma, sonriendo al ver como todos levantaban la cabeza.

—Buenas, espero no interrumpir —dijo entrando al salón.

Al instante aplaudieron y lo llamaron por su nombre, con unas sonrisas bastante notorias en sus rostros. Habían sido largos meses sin Changkyun en el taller al igual que en la radio, claramente lo habían extrañado.
  El pelinegro se acercó para saludar a Minhyuk y buscó una silla para sentarse en la ronda, pero una de las chicas habló antes de que se sentara.

—Changkyun... tengo muchísima curiosidad por saber cómo sos, ¿puedo tocar al menos tu cabeza?

La mayoría del grupo estalló en risas, más que nada los viejos. Changkyun abrió sus ojos sorprendido y miró a Minhyuk, quien también estaba riendo, aunque también estaba asintiendo para darle el gusto.

—Está bien —se acercó y buscó la mano de la chica, para apoyarla en la cima de su cabeza.

—Sos más alto que yo —dijo soltando una risa nerviosa, tanteando suavemente su pelo— gracias

—De nada —sonrió y se alejó cuando la menor volvió a sentarse.

—Te extrañamos —habló el viejo— espero que te haya ido bien en los estudios

—Aprobé, por suerte —respondió orgulloso— ahora tengo algunas semanas de descanso

—Te felicito, sabía que podías hacerlo

Changkyun miró a Kihyun, quien tenía una enorme sonrisa en su rostro, una sonrisa que jamás le había visto antes. Un golpe en su pecho y un leve calor en su cara fueron suficientes para que el menor soltara una risa tonta, la cual hizo reír y aplaudir al grupo. Estaban orgullosos de Changkyun.

La media hora restante había pasado demasiado rápido para el grupo, querían seguir escuchando la voz de Changkyun, pero eso no era posible porque la mayoría tenía que irse. Changkyun se encontraba ayudando a Minhyuk en acomodar el salón, mientras Kihyun esperaba a un lado.

—Ya estoy —colgó su mochila al hombro y se despidió de su amigo, quien tenía una sonrisa burlona en su rostro.

—Cuídense —saludó, guiñando un ojo solo para molestar al pelinegro.

—Chau Min —respondió sonriendo, sin enterarse de la batalla de miradas que estaban teniendo los amigos.

—Chau Ki, cuidate del frío

—Vamos —guió unos pasos a Kihyun y finalmente comenzaron a caminar hasta salir de la universidad.

—Espera —se detuvo. Changkyun lo miró atento, mientras Kihyun estiraba la bufanda y la envolvía por su cuello y algo de su rostro.

—¿No será mucho?

—Estoy mal de la garganta —dijo acomodando sus anteojos oscuros— hoy no pude leer

—Uh que feo. ¿Queres ir a tu casa?

—No no, vayamos a tomar un café

Changkyun asintió y comenzó a caminar en dirección a la cafetería de siempre, pero una voz llamándolo le hizo parar en seco y girar rápidamente para guiar a Kihyun. Casi siempre se olvidaba, al mayor incluso le hacía gracia y podría decir que a veces le gustaba, porque Changkyun no hacía diferencia por su condición y le hacía sentir bien que lo trate como a uno más.

—Igual vas a tomar un café caliente, ¿No? —preguntó, buscando su teléfono por el bolsillo. Había recibido un mensaje de su madre.

—Sí, llego a tomar algo frío y muero —ambos quedaron en silencio, por lo que Kihyun tuvo que volver a llamarlo por si nuevamente lo había dejado.

—Perdón, estaba respondiendo un mensaje. Puedo volver a la hora que quiera, mi mamá no está en casa —sonrió y guardó el aparato, apoyando su mano en el hombro del mayor para que se detenga en la esquina.

—Genial, pero no te quedes tan tarde afuera, se está poniendo fresco. También está anocheciendo más temprano, eso me dijeron

Changkyun lo miró unos segundos y notó una ligera sonrisa, ¿qué estaría pensando? Tampoco quería invadir su privacidad nuevamente con preguntas que tal vez lo incomoden, esta vez se guardaría su curiosidad.

—¿Tenes un horario el cuál volver? —preguntó el pelinegro, dejando pensativo a su acompañante.

A decir verdad, Kihyun tenía un horario, más bien una rutina. Su familia sabía que los martes iba al taller y volvía a cierta hora, no sabía qué podía pasar si se retrasaba al menos unos minutos, tal vez su madre lo llamaría y podría decirle que estaba con un amigo para dejarla tranquila.

—No, bueno sí, pero no pasa nada —sacudió un poco su cabeza para restarle importancia.

Changkyun sonrió y lo guió para hacer los pedidos, le gustaba la idea de estar un rato más con el castaño.

el sonido de tu voz ¡! changkiWhere stories live. Discover now