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Kihyun había saludado a Changkyun con una sonrisa, invitándolo a pasar. Iba a irse directamente a su habitación y que el menor lo siguiera, pero su madre había salido de la cocina para saludar, su padre también había aparecido, algo curioso por la repentina amistad que tenía.

—Soy Changkyun —dijo con una sonrisa, estrechando su mano con el hombre.

—No sos... —murmuró, mirando sus ojos. Chang borró ligeramente su sonrisa, confuso por sus palabras. El hombre negó con la cabeza y sonrió—. Bienvenido

—Vamos —Kihyun habló, caminando hacia su habitación.

El menor hizo una leve reverencia hacia sus padres y siguió a Kihyun, quien ya se encontraba en su habitación buscando la lámpara por el escritorio.

—¿Prendió? —preguntó tocando la tecla. Changkyun sonrió y se acercó.

—Está desenchufada —conectó la misma y el velador se encendió—. Ahora sí

—Sentate donde quieras —sonrió y caminó hasta su cama para sentarse. Acomodó sus anteojos y se quedó unos segundos en silencio, sin saber cómo empezar una conversación.

—¿Puedo? —preguntó mientras se sentaba a su lado sobre el colchón. Kihyun asintió repetidas veces.

—¿Estás bien? —finalmente habló Kihyun, agarrando su almohada para apoyar sus brazos sobre ella.

—Podría decir que estuve mejor, sigo con algo de resaca y los gritos de mi mamá no ayudaron —levantó sus hombros y miró a su alrededor, viendo algunos libros en el estante y también sobre el escritorio.

—¿Qué te dijo?

—Lo de siempre, cosas sobre el estudio y blabla —le restó importancia, mientras su vista se detenía ante una hoja con varios puntitos—. ¿Estás haciendo el poema?

—S-sí, pero es solo un borrador —habló rápidamente. Se había olvidado de guardar esas cosas.

—¿Puedo leerlo? —Kihyun abrió su boca para responderle, pero Chang siguió hablando—. No sé braille, tendrías que leermelo, si queres...

—Uhm... —rascó su cabeza y dudó si levantarse en busca de la hoja, pero Chang tocó su hombro y dijo que no hacia falta—. Perdón, me da vergüenza

—No pasa nada, el martes lo escucho aunque sea anónimo

Ambos se quedaron en silencio, Kihyun pensando en cómo sacar conversación, mientras que Chang veía como el castaño jugaba con los hilos de la sábana. También pensaba en los audios de anoche y no sabía cómo tocar el tema, quería pedirle disculpas y tal vez obtener alguna respuesta sobre esa "confesión", cosa que no era, pero no tenía otra manera de llamarlo.

—No sé qué decir, perdón —murmuró el mayor, llamando la atención del contrario.

—Yo tampoco —sonrió y apartó su vista del rostro ajeno—. Si molesto me voy

—No, no —dijo rápidamente—. Podemos buscar algo para hacer

Kihyun se levantó de la cama y mordió su labio pensando qué podría hacer. Aunque nada se le ocurría, porque nunca había invitado a alguien a su casa y menos a su habitación. La cual ya casi ni recordaba siquiera el color de la pared.

—Tu papá pensó que era ciego —habló Changkyun, casi riéndose de la situación.

—Ah... creo que no le dije que eras quien leía en el taller —volvió a sentarse y soltó un ligero suspiro—. No tengo nada para hacer

—Perdón por los audios de ayer. Qué vergüenza, estaba muy borracho

—Minhyuk estaba peor, creo —Kihyun rió, volviendo a acomodar su almohada sobre sus piernas—. Fue gracioso. ¿Querés tomar algo? Me olvidé de invitarte

—Uhm... agua o jugo está bien

—Ya vengo

Kihyun se levantó y dejó la habitación, donde Changkyun soltó un suspiro y se acomodó mejor sobre el colchón. Tal vez no debería decirle nada sobre el audio, porque Kihyun no tocó el tema y no pareció molestarlo.
 
—Ki, sacate eso, amor —escuchó un murmullo del otro lado de la puerta. Chang levantó una de sus cejas e intentó poner más atención a la conversación, donde se enteró que su madre se refería a los anteojos.

—Volví —dijo Kihyun entrando. Se acercó a la cama y estiró su brazo con cuidado para pasarle el vaso.

—Gracias —dio un par de tragos mientras el mayor se sentaba y volvió a mirarlo—. Kihyun, ¿Puedo preguntarte algo?

—¿Qué pasa?

—¿Puedo verte sin anteojos? —preguntó, arrepintiéndose al instante al notar como Kihyun bajó su cabeza. Pero su curiosidad era mucho más grande y quería que Kihyun confiara en él—. ¿Por favor?

Kihyun mordisqueó el interior de su mejilla pensativo y a los segundos subió su mano para retirar los lentes oscuros.
  Changkyun lo miró sorprendido, por fin viendo sus ojos. Tenía algunas pequeñas cicatrices ya blancas por estar curadas alrededor de sus parpados, mientras que su ojos eran completamente negros, pero perdidos en algún punto. Chang estaba tan maravillado con el rostro ajeno que no notó cuando una lágrima comenzó a caer por su mejilla.

—¿Ki? —murmuró, preocupado por haber hecho algo mal. Se acercó y agarró una de sus manos, mientras que el mayor limpiaba rápidamente sus ojos.

—Perdón

—No te disculpes, yo debería hacerlo, no quise incomodarte —se apuró a decir, buscando algún pañuelo por sus bolsillos con su mano libre.

—Quiero verte —dijo, apretando ligeramente sus labios. Changkyun se quedó estático, pensando en qué decir—. Me gustaría tanto...

Changkyun soltó su mano y se abrazó a su cuerpo, sorprendiendo al mayor por la repentina acción. No tardó mucho en devolverle el abrazo, escondiendo su rostro entre su cuello y hombro.
  Chang cerró sus ojos y disfrutó del contacto ajeno, acariciando su espalda suavemente.

—Tus ojos son muy lindos —dijo luego de un rato, separándose unos centímetros para limpiar el rastro de agua que había quedado.

—Ojalá pensara lo mismo —sonrió leve, mientras dejaba que Changkyun siguiera limpiando su rostro.

Pero Chang no sabía cómo hacerle entender que esos ojitos brillosos eran hermosos, aunque debía admitir que su mirada perdida provocaba que sintiera algo de pena, aún más cuando pensaba en las palabras de Kihyun al querer verlo.
  Dejó reposada su mano en la mejilla derecha del contrario, acariciando suavemente la misma con el pulgar. Kihyun no entendía lo que sucedía, pero cuando sintió unos labios sobre su otra mejilla, muy cerca de su boca, enrojeció.

—Ya no llores, por favor —murmuró Chang, sonriendo al ver las orejas rojas del mayor.

—Voy a intentar —rió nervioso, agarrando la mano del menor para entrelazar sus dedos.

Siguieron un largo rato en la misma posición, mientras hablaban acariciaban sus manos y Changkyun admiraba la sonrisa del mayor, sin notar que la puerta de la habitación estaba casi abierta, con el padre de Kihyun mirándolos.

el sonido de tu voz ¡! changkiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora