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Kihyun llegó a su casa, soltando un gran suspiro y dejando caer sus hombros, en ningún momento supo cuando estaban tan tensos. Colgó su única llave en el lugar de siempre y quitó los incómodos anteojos, dejando descansar el puente de su nariz.
  Caminó hasta la cocina y abrió la heladera, con cuidado tanteo su interior hasta llegar a una botella y la agarró para oler su contenido. Era jugo. Dejó que la puerta se cierre sola y buscó un vaso sobre la mesada
Cuando por fin lo encontró, dejó un dedo en su interior y comenzó a servir el líquido, hasta que sintió su dedo frío.

—¿Ya llegaste? —dio un salto en el lugar, tirando un poco de jugo al suelo— perdón, pensé que me habías escuchado

—No pasa nada —limpió su mentón y dejó el vaso en la mesada.

—¿Cómo te fue? —escuchó la voz de su madre más cerca, al instante una mano comenzó a acariciar su mejilla. Kihyun sonrió ligeramente y agarró su mano.

—Fue bien. Me voy a acostar un rato

—¿Te llevo?

—Sé ir, gracias igual —buscó el rostro de su madre y dejó un beso en su mejilla, para luego salir de la cocina y caminar con calma a su habitación.

Kihyun podía sentir esa preocupación y pena que irradiaba su madre, al principio lo entendía, pero ya habían pasado cinco años.
Al principio había costado horrores acostumbrarse, los días se habían vuelto noches infinitas. No hacía otra cosa que llorar y maldecir a quien fuera, no había sido su culpa el choque, ¿por qué debía pagarla de esa manera? Tardó dos años en aceptarlo, aunque sus estudios tuvieron que suspenderse, buscó la manera de seguir aprendiendo, tanto audiolibros como su propia lectura con braille, el cual le costó aprender. Los siguientes años fueron más tranquilos mas no fáciles, Kihyun odiaba salir a la calle, escuchar esos murmullos lo distraían, lo hacían tropezar incluso perderse. Casi nadie lo ayudaba a cruzar, algunos bocinazos se seguían reproduciendo en su cabeza, ¿qué culpa tenía él de no poder cruzar la calle?

Se tiró a su cama y respiró profundo varias veces, porque las ganas de llorar lo habían invadido. No quería, se había prometido jamás volver a llorar por su condición, porque no era su culpa.
  Buscó entre tanteos su celular por la mesa al lado de su cama, quería distraerse, por lo que recordó las recomendaciones de música que habían puesto los locutores de la universidad.

—Ok Google, busca Elhae en Spotify —le dijo al aparato.

El teléfono abrió la aplicación y comenzó a reproducir su música. Nuevamente Kihyun se recostó en silencio, dejando que la música invadiera su cabeza y se deshiciera de aquellos pensamientos.
  Tanto Jooheon como Changkyun tenían buen gusto musical, si no fuera por ellos tal vez ni escucharía música. Sonrió ligeramente al recordar la lectura del día de hoy, la voz de Changkyun era tan profunda, quedaba bien sonando en una radio e incluso leyendo.

Según su parecer, Changkyun debía tener su altura, eso lo supuso cuando lo chocó sin querer. La voz disculpándose había sonado muy cerca, por lo que eso le daba la sospecha de que la altura era la misma. La edad la había escuchado la otra vez cuando el hombre a su lado le había preguntado, Kihyun solo tenía dos años más que él.
  Soltó un suspiro y se puso de costado, pensando en cómo sería su rostro, porque tampoco podía imaginarlo. Tragó el nudo en su garganta y cerró sus ojos con fuerza, obligándose a dormir antes de soltar lágrimas.

—Ki, amor —escuchó una voz a lo lejos, mientras sentía cómo su brazo era movido— ya está la comida

—Ya voy —murmuró, buscando su teléfono para apagar la música. Después de tanto tiempo sonando había cambiado de artista, uno el cual no conocía.

Luego de un rato para espabilar, se levantó de la cama y caminó hacia la sala, donde podía escuchar a su padre comer, mientras su madre seguramente seguía sirviendo comida.

—¿Dormiste bien? —preguntó el hombre, mirando atento a su hijo por si debía ayudarlo a sentarse.

—Me duele la cabeza —se sentó y buscó el tenedor por la mesa, su madre no le dejaba cuchillo porque ella misma cortaba su carne.

—Si no se te pasa hay un calmante en el cajón —le puso el plato enfrente y Kihyun asintió, pichando con cuidado lo que sea que esté servido.

—¿Pollo? —preguntó al sentir el olor de la comida. Sonriendo ligeramente llevó un cachito pinchado a su boca.

—Tenías ganas de comerlo —explicó la mujer.

Otra vez ese pensamiento de que hacían las cosas por lástima, su apetito se cerraba de tan solo pensar en que su madre cocinaba sus comidas favoritas por lástima.

—¿No está rico?

—Está muy rico —fingió una sonrisa y siguió comiendo.

Ambos mayores se miraron algo preocupados, varias veces se comunicaban con miradas o mímica, solo para no preocupar a su hijo. Aunque Kihyun presentía que algo pasaba y no podía verlo, eso lo hacía sentir mal, no quería que lo dejaran afuera de las cosas.

Al terminar de comer se ofreció a levantar al menos su plato, pero sus padres se lo negaron. Saludó a ambos con un beso en la mejilla y se volvió a encerrar en su habitación.

Esta vez lloró hasta que se quedó dormido.

el sonido de tu voz ¡! changkiWhere stories live. Discover now