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El dolor de cabeza fue el causante de que despertara, totalmente desorientado y con dolor en casi todo su cuerpo por estar en el suelo, apoyado contra la cama de su amigo. Al abrir mejor sus ojos y mirar a su alrededor, notó como Minhyuk seguía durmiendo en su colchón. ¿En qué momento se había quedado dormido en el suelo?

Con el mayor esfuerzo se levantó y buscó su celular para ver la hora.

—Mierda —murmuró, viendo las llamadas perdidas, mensajes y la hora. Se acercó a su amigo y sacudió su brazo—. Minhyuk, son las tres de la tarde

—¿Eh? —balbuceó el rubio, todavía sin poder despegar sus ojos.

—Son las tres —se separó del mayor y buscó su pantalón para cambiarse. Todo el mareo empeoró por estar pensando en que su madre comenzaría a insultarlo apenas ponga un pie en la casa.

Se sostuvo del escritorio y cubrió su boca, respirando hondo para calmar sus nervios. Minhyuk, quien ya se encontraba sentado, lo miró preocupado, más que nada porque no querría limpiar vomito ajeno.

—Calmate. Anda al baño —se levantó de su cama y se acercó a la ventana para abrirla, renovando el aire de la habitación.

Changkyun terminó de acomodar su pantalón y salió de la habitación para ir al baño, donde hizo un gran esfuerzo por no vomitar. Incluso sus manos temblaban ligeramente por la resaca y nervios, pero se engañaría a si mismo si dijera que no volvería a tomar.
  Enjuagó su rostro con abundante agua fría, haciéndolo espabilar al instante. También hizo buches para quitar el gusto horrible que le había quedado.

Una vez ya listo salió del baño, yendo hacia la cocina de su amigo donde éste estaba tomando varios tragos de jugo.

—Ah... me moría de sed —habló bajando la botella para limpiar su boca—. ¿Queres comer algo?

—No, ya me voy. Mi vieja me debe estar esperando

—Uh, cualquier cosa podes venir otra vez —dejó el envase sobre la mesada y miró atento al pelinegro—. ¿Tenes todo?

—Me dejo el hígado —rió, contagiando al rubio.

Pero en su caminata yendo en dirección a su casa esa sonrisa se había desvanecido, mientras revisaba los mensajes que le había mandando su madre. Se tenía que preparar mentalmente para el discurso que le esperaba.
  Dejó el chat de su madre y entró para revisar los mensajes de Kihyun. Siendo sincero, no se acordaba de que le había mandado audios a las casi cinco de la mañana, por lo que en el camino comenzó a escucharlos. La vergüenza ajena invadió su cuerpo al escuchar su voz, totalmente borracho.

—"(...)hablamos mañana, te quiero"

Changkyun paró en seco en el medio de la vereda, sintiendo un fuerte calor en su rostro y como su cuerpo comenzaba a temblar ligeramente. Miró su pantalla y notó que tenía un audio sin escuchar de Kihyun, aunque le daba miedo reproducirlo

—"Hablamos mañana, también te quiero. Cuídense"

El pelinegro sonrió ampliamente, quedándose perdido en la pantalla que luego de unos segundos se apagó por inactividad.
  Ni siquiera su madre podía arruinarle la felicidad que sentía por las palabras de Kihyun, pero debía enfrentar la realidad y admitir que el castaño seguro lo dijo por compromiso, que no tenía que ser lo que estaba pensando.

—Kihyun, buenas. Hace un rato desperté y... —se quedó en silencio y borró el audio antes de que sea enviado. ¿Cómo podría iniciar la conversación ahora?

Negando con su cabeza, guardó el celular en su bolsillo y siguió caminando hacia su casa.
  
 

 

—Ki, ¿Estás bien?

La voz de su madre llamó su atención, haciéndolo tocar repetidas veces la pantalla de su celular para salir de la aplicación. La mujer lo miró extrañada, porque hace mucho que su hijo no estaba tan pendiente del aparato, ¿Acaso estaba hablando con alguien?

—Todo bien —simplemente respondió, sonriendo—. Voy a seguir escribiendo para el taller

Levantándose del sillón, rodeó el mismo en dirección a su habitación. Obviamente no iba a escribir, porque su inspiración se vio cortada y algo en su interior le estaba molestando. ¿Por qué Changkyun no le había respondido si escuchó el mensaje? ¿Había dicho algo malo? Si era ese el caso, en primer lugar Changkyun no debió decirlo, segundo; no quiso quedar mal ignorando esas palabras. Todo era muy confuso en su cabeza, tal vez lo estaba pensando demasiado.

Frotó sus ojos, intentando que el dolor que comenzaba a sentir en su cabeza  desapareciera. Hace mucho que no tenía esos dolores y ahora estaban volviendo en un mal momento.
  Dejó sus manos quietas cuando escuchó la notificación, no quería escucharlo al instante porque se daría cuenta de que estuvo pendiente de una respuesta, no quería que Changkyun pensara mal de él.
 
Tomó aire luego de esperar algunos minutos y finalmente abrió el mensaje.

—"Ki, perdón por lo de ayer, espero no haberte incomodado... hace un rato llegué a casa y bueno mi madre se puso como loca" —una risita seguramente fingida hizo que el corazón de Kihyun se apretara en su interior—. "En fin... ¿Todo bien?"

—Chang, ¿Seguro que estás bien? Si queres podemos ir a tomar un café...

—"Me gustaría, pero creo que estoy castigado" —otra risa y unos pocos segundos en silencio antes de hablar—. "Aparte ya debe ser tarde para vos, no quiero molestar"

Siendo casi las cinco de la tarde... para Kihyun ya era el horario donde su madre comenzaba a preocuparse si no estaba en casa o si no le enviaba algún mensaje. Mordió su labio con fuerza, porque se sentía inútil al no poder ayudarlo.

—No molestas, en serio. Podes venir a mi casa, por cualquier inconveniente

—"Gracias Ki, en serio"

¿Qué se supone que debía responder a eso?
  Kihyun soltó un suspiro y dejó el teléfono a un lado, no tenía más de qué hablar y menos cuando Changkyun no aportaba, no quería sonar mal, entendía que el menor necesitaba su espacio. Aunque invitarlo a su casa fue muy extremo, siquiera habló con sus padres... aunque era su casa y también tenía derecho a invitar a su amigo.

—"¿Te molesta si voy?"

Kihyun se levantó del asiento al instante, poniéndose nervioso ante sus palabras porque definitivamente no esperaba eso. Debía limpiar su habitación, aunque no sabía qué limpiar o qué ordenar.
  Antes que nada, respondió que podía ir a su casa, que no era ninguna molestia.

—¡Ma! —gritó, tanteando su cama para acomodar las sábanas.

—¡¿Qué pasó?! —la mujer entró, asustada por su hijo. Aunque verlo acomodando su cama la desconcertó.

—Ayudame a limpiar, por favor —Kihyun volteó en dirección a la puerta—. Invité a un amigo, pero quiere venir ahora y no sé...

Movía sus manos intentando explicar la situación. Su madre seguía sin entender muy bien la situación, pero le ayudó a tirar los papeles que estaban por el suelo y también le había prestado un velador porque su amigo no podía estar a oscuras.

—Perdón por no preguntar antes —Kihyun dijo, buscando sus anteojos por el mueble—. ¿Están mis anteojos por acá?

—No te preocupes. Me alegra que hayas podido hacer un amigo, pero... —agarró los anteojos y la mano de su hijo—. Ya no deberías usarlos

Kihyun apretó sus labios, algo dudoso sobre el tema. La mujer miró aquellos ojos perdidos, los cuales para ella seguían siendo los más lindos, pero Kihyun no pensaba eso gracias a su padre.

—Acá están —finalmente cedió, dejando los mismos en la palma de su mano—. Voy a estar cocinando, ¿Se queda a comer?

—No, no sé —se corrigió, levantando sus hombros.

La madre dejó un beso en su frente y salió de la habitación, donde en la sala le explicó a su esposo que iban a tener una visita.
  Kihyun estaba nervioso, impaciente esperando a que el timbre sonara, aunque a su vez no quería que llegara el momento, porque no sabía qué hacer, qué hablar o qué decir para que Changkyun no se aburra.

Todos los pensamientos fueron cortados al igual que su respiración cuando el timbre de la casa sonó.

el sonido de tu voz ¡! changkiWhere stories live. Discover now