12

429 81 16
                                    

Cuando ambos vasos fueron vaciados y ya no quedaba más charla, Changkyun acompañó a Kihyun hasta la plaza, donde el mayor podía seguir tranquilamente su camino a casa. Con una respiración profunda el pelinegro comenzó a caminar en dirección a su casa, preparándose mentalmente para lo que le esperaba.
  No quería seguir aguantando a su madre, no quería que le sigan diciendo qué hacer y qué no, estaba cansado de eso.

Apenas puso un pie dentro del hogar escuchó a su madre hablar, pero no le estaba hablando a él. Se acercó en silencio hasta la sala, donde la vio con una sonrisa y hablando por teléfono. Hacia mucho no la veía tan entusiasmada. Esperó a que termine de hablar, para luego preguntarle qué había pasado.

—Voy a trabajar afuera una semana —sonrió mientras le decía que se siente en el sillón a su lado— tu tío llamó diciendo que se abría un puesto y me recomendó

—Genial, te felicito —sonrió, pero no sinceramente.

—¿Qué queres comer? Voy a cocinar lo que quieras. Me agarraste de humor

—Eh... ¿Tortilla?

—Voy a comprar —se levantó y comenzó a buscar su billetera.

—Me voy a cambiar

Changkyun se levantó y antes de que cambie su humor se dirigió a su habitación, donde tiró la mochila a un lado y soltaba un gran suspiro. Agradecía que su madre no le haya gritado ni nada, pero se sentía mejor con Kihyun.
  Agarró nuevamente su mochila y revisó su interior, sacando aquel antifaz que el mayor le había dado. Lo dudó unos segundos, pero cubrió sus ojos y comenzó a caminar. Su objetivo era colgar la mochila en la silla del escritorio, y si mal no recordaba estaba justo...

—Mierda —se quejó, sintiendo un fuerte dolor en su pie— me cago en...

Apretó sus labios para no seguir maldiciendo, porque un golpe no era nada comparado a estar realmente ciego.

Colgó la mochila y se quedó parado, ¿Qué debería hacer ahora? Pensó en tomar algo, pero no quería romper nada, por lo que solo buscó su cama. Apenas se sentó retiró el antifaz, pensando que su habitación era un desastre, le sorprendía que recién se diera cuenta cuando ni siquiera encontraba sus cosas con los ojos bien abiertos, pero no era momento de ponerse a ordenar, debía estudiar y tal vez su madre seguía manteniendo su buen humor si lo veía.

[...]

—Entonces me dijo de ir a tomar algo, pero no sé si aceptar —comentaba Minhyuk del otro lado de la línea.

Los planes de estudiar después  de comer se vieron interrumpidos cuando Changkyun recibió una llamada.
  El pelinegro soltó un suspiro y frotó sus ojos, porque estaba demasiado cansado y ocupado como para entender los nuevos problemas amorosos que tenía su amigo.

—Anda y cualquier cosa que no te guste te vas —le dijo como solución. Cerró su carpeta ya rendido y se levantó del escritorio.

—Puede ser sí... ¿Cómo te fue con Kihyun? Están saliendo muy seguido —no lo veía, pero podía jurar que estaba sonriendo.

—Si seguido es salir un martes...

—Como tres martes —agregó— ¿Qué cuenta?

—Nada —respondió si más. Minhyuk chasqueó su lengua porque esa no era la respuesta que quería.

—¿Querés que le pregunte si gusta de vos?

—Cómo va a gustar de mí si no me puede... —sus palabras fueron cortadas al instante, sintiéndose horrible por dentro.

—Los ciegos también se enamoran —habló después de un rato.

—Tengo que irme, voy a lavar los platos

—Nos vemos mañana

Al finalizar la llamada soltó un fuerte suspiro, pensando en lo que había dicho antes. Debía empezar a cuidar sus palabras, sobretodo si estaba con Kihyun o con el grupo mismo. Aunque se quedó pensando en las palabras de su amigo, su curiosidad era muy grande ¿cómo se enamoraban? Las personas solían hacerlo por lo físico, todas las impresiones entran por los ojos. Pero no quedaría muy bien de su parte preguntarle eso al grupo o a Kihyun, quien dentro de todo tenía un poco más de confianza.

Mientras lavaba los platos cerró sus ojos, intentando servir el vaso y calcular hasta dónde tenía que llenarlo para no derramar nada, pero falló. Si no podía hacer algo tan simple como llenar un vaso, ¿qué haría si realmente estuviera ciego? Mejor ni pensarlo o terminaría nuevamente llorando en su habitación, aparte no era algo de lo que estaba bueno pensar, debía agradecer que podía ver.

el sonido de tu voz ¡! changkiWhere stories live. Discover now