Pol - Arm (Kinn - Porsche) 1

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Pasaban de las tres de la mañana, tenía muchas cosas en la cabeza, pero necesitaba revisar un par de cosas antes de poder irse a dormir. Había estado entrenando hasta tarde, llevaba muchos días encerrado en su despacho, controlando la seguridad del lugar a consecuencias de las indicaciones que Kinn le había dado un par de días atrás sobre la posibilidad de que alguien estuviera vigilando y sacando información del lugar. Su orgullo iba por encima y no iba a permitir que un don nadie inferior a él se colara en el lugar o hiciera peligrar su vida y su trabajo.


Salió del vestuario, secando su pelo con la toalla, era tarde y no iba a usar el secador, así podría, además, mantener su cabeza fría y no quedarse dormido sin darse cuenta. Ató los últimos botones de la americana y se ajustó la corbata, pues a pesar de que era tarde, Arm era incapaz de saltarse el protocolo de vestimenta. Abrió la puerta y salió, colocó el auricular de nuevo en su oreja, negando la cabeza levemente, nadie iba a necesitarlo a esas horas de la noche, pero ya era costumbre, quien sabe, a lo mejor Pete necesitaba soporte emocional después de beber viendo una serie con Tanakhun.


Sonrió y negó de nuevo, poniendo la contraseña de la puerta que entraba a la sala y se sentó en su silla, encendiendo el portátil que se encontraba encima de la mesa, insertó de nuevo la clave y pasó por cada una de las cámaras para asegurarse de que todo estaba tranquilo, que no había nadie en el lugar merodeando, pensó en hacerlo rápido, quería centrarse en las tareas principales, buscar ideas y formas de mantener más protegido el lugar. Pero entonces algo le llamó la atención, parecía haber movimiento en la piscina, dos personas estaban en el agua muy cerca la una de la otra, acerco la imagen y descubrió que se trataba de Kinn y Porsche, cosa que no le sorprendió, pues, hacía días que notaba que algo pasaba entre ellos dos. La curiosidad mató al gato, no pudo resistir la tentación y busco las imágenes de la cámara sumergida en el agua, cámara que usan normalmente para prevenir accidentes durante los entrenamientos, pero que esta vez sirvió para algo totalmente distinto. Porsche rodeaba la cadera de Kinn con las piernas mientras se besaban sin descanso, las manos de ambos tocaban tanta piel como podían y solo se escuchaban sus respiraciones irregulares. Arm intentó apartar la mirada de la pantalla, pero le fue imposible, es como si lo hubieran hipnotizado, no podía dejar de observar como los cuerpos de su amigo y su jefe se entrelazaban y se volvían uno. Con un movimiento brusco Kinn levanto a Porsche y se lo puso encima de las caderas, este le agarro el pelo y tiro de él con fuerza y el mayor dejo escapar un gruñido ahogado, sonriéndole de vuelta, Kinn le mordió el labio e inserto su lengua en la boca del otro.


Arm tragó con fuerza, echó la cabeza hacia atrás y se aflojó la corbata, el sudor le caía por la espalda y los pantalones empezaban a apretarle, se desabrochó el cinturón y se bajó la cremallera para aliviar un poco la presión, se llevó las manos a la cabeza apartándose el pelo de la cara, se recostó en la silla e intento tranquilizarse un poco, pero no lo consiguió. Los gemidos no cesaban y no podía concentrarse en nada más, bajo la mano lentamente hasta llegar a la entrepierna, se estremeció cuando los dedos pasaron por encima de la tela, ya no había vuelta atrás, sus ojos volvieron a las pantallas ahora de forma descarada.


Con un simple movimiento rápido y aparentemente sencillo, como si el otro fuera una pluma, Kinn sentó a Porsche en el bordillo de la piscina, sin a penas separar sus labios, colocando sus brazos uno a cada lado de la cadera del otro, haciendo fuerza para mantenerse a su misma altura, provocando que cada músculo de estos empezara a marcarse y delimitarse, las gotas de agua cayendo y resbalando por sus cuerpos delineando cada músculo. Sus pantalones más arrapados que antes, aferrándose a su piel, marcando a la perfección la forma en como sus cuerpos reaccionaban a sus caricias y sus besos. Porsche soltó sus manos del cuello de Kinn, recorriendo cada centímetro de su pecho, de su abdomen, deteniéndose juguetonamente en la hebilla del cinturón del mayor, sonriendo al percatarse de lo despierto que estaba este, pasó de largo, acariciando con sus dedos la tela, observando como la boca de Kinn se abría levemente soltando un leve jadeo ante el roce.


El mayor lleva sus manos desesperadamente a los pantalones del otro y se deshace de ellos sin cuidado alguno entre jadeos y suspiros. Porsche ahoga un gemido cuando siente la mano fría del otro contra su miembro. Kinn contempla embelesado, sin borrar la sonrisa de sus labios, la forma en como la cabeza del menor se deja caer hacia atrás, sus dientes mordiendo su labio inferior para esconder los jadeos que intentan escapar de su boca, pero no lo consigue. Deja escapar el nombre del mayor en un leve suspiro desesperado, sonriendo y volviendo a fijar su mirada en los labios de Kinn, colocando sus dedos entre algunos mechones de su pelo, agarrando con fuerza, con necesidad.


La puerta de la sala de vigilancia se abre sin que Arm se percate de ello, su cabeza echada hacia atrás y sus ojos completamente cerrados juntamente con los gemidos que suenan a través del altavoz y los suyos propios impiden que escuche como esta se abre. Pol que en un primer momento se sorprende por la escena que tiene delante, rápidamente cambia la expresión de sorpresa a una juguetona, cierra la puerta detrás de sí sin hacer ruido alguno y se acerca lentamente al otro.


Arm se sobresalta al sentir unas manos en sus hombros que avanzan hacia su pecho lentamente, cubierto aun por la camisa medio desabrochada. Intenta girarse, pero entonces un susurro en el oído hace que se relaje de golpe, reconoce a la persona que tiene detrás e inmediatamente vuelve a cerrar los ojos y deja caer la cabeza hacia atrás, apoyándola esta vez en el abdomen del otro, dejando que este haga lo que quiera con él. Pol se arrodilla detrás de la silla y tira del nudo de la corbata medio deshecho hasta retirarla por completo, le desabrocha la camisa poco a poco, evitando tocarle la piel, provocando que Arm se desespere cada vez más, casi suplicando por el contacto, una vez acaba con los botones vuelve a poner las manos en los hombros del más bajo y ahora sí, cumpliendo con las súplicas de Arm desliza sus manos por el pecho de este, sin prisa, deleitándose con las reacciones del chico que tiene en sus manos.
Kinn besa la clavícula de Porsche, baja a su pecho, deteniéndose en sus pezones, jugando, mordiendo, lamiendo. Provocando que el menor suplique con su nombre en sus labios, la necesidad de tener más empieza a crecer en su abdomen, creando sollozos en su garganta por esa necesidad que ha creado el mayor en su cuerpo. Kinn retoma el recorrido inicial, no sin antes mirar a Porsche a los ojos con una sonrisa pícara en sus labios antes de seguir descendiendo hacia su ingle. Pasa su lengua por encima de sus labios antes de posicionar estos encima de su miembro, liberando, al fin, el gemido que Porsche lleva tanto tiempo escondiendo. Las lágrimas de placer empiezan a salir por la esquina de sus ojos en cuanto el mayor empieza a crear un vaivén con sus labios, jugando con la velocidad, notando como el agarre en su pelo se hace más fuerte, más necesitado, pero sin dejarse dominar por las manos del menor.


Pol lleva sus labios al cuello de Arm y este deja escapar un gemido y levanta las caderas inconscientemente, provocando una sonrisa en los labios del otro. Este es incapaz de contenerse más y gira la silla de golpe, sorprendiendo así al más bajo, Arm lleva sus manos a la cabeza del otro y le tira del pelo con fuerza, haciéndolo sonreír. Con sus manos acaricia una vez más el abdomen de Arm, antes de echarle una última mirada a los ojos y centrar sus acciones en lo que tanto lleva reclamando el más bajo, cerrando sus labios alrededor de su miembro.


Un zumbido interrumpe los pensamientos de Arm, haciendo que este se acerque la mano, ya temblorosa, a su oído intentando detener la llamada que está entrando en ese momento. Sin darse cuenta, pero, hace la acción contraria a la esperada, provocando que la persona detrás del teléfono sea testigo de todo lo que sucedía en la sala de armas.


Justo cuando Pete procede a colgar la llamada, intentando fingir no haber escuchado nada puede percatarse de los gemidos más lejanos que se escuchan de más, confundiéndolo todavía más, sin poder acabar de imaginar lo que sus oídos están presenciando. Puede notar el calor aumentar por sus mejillas, incluso podía jurar que estás estaban completamente rojas en ese mismo instante. Los gemidos aceleran, aumentando su volumen antes de terminar por completo, dejando un rastro de respiraciones agitadas, de leves jadeos, palabras que ya eran inaudibles.

-Time Moon<3


KinnPorsche cortosWhere stories live. Discover now