Kinn - Tay

2.1K 128 14
                                    

Kinn no podía apartar la mirada de su compañero, más bien de su amigo, sus ojos brillaban mientras lo escuchaba hablar con entusiasmo sobre la ropa que se había comprado esa misma mañana. Nunca le había gustado ir de compras, y tampoco le gustaba cuando las chicas de su alrededor se dedicaban a hablar única y exclusivamente de ropa y de tiendas, pero cuando lo hacía Tay era diferente, le gustaba escucharlo, incluso habían llegado a ir de compras juntos, también con su tercer amigo. Solo eran ellos tres contra el mundo, eran amigos desde hacía años, y pensaba que su corazón iba a explotar cada vez que escuchaba al rubio hablar, o cuando le llamaba, o simplemente cuando lo veía sonreír a la lejanía, cuando se acercaba a su lado, por no hablar de cómo este se aceleraba cuando notaba que Tay le cogía de la mano para que lo siguiera.


No podía quitarle los ojos de encima en muchas ocasiones cuando lo veía sonriendo, era una felicidad que se traspasaba entre ellos, podía tener un mal día que el rubio lo ayudaba a sonreír y olvidarse de todo lo que le había provocado estar con el ceño fruncido. Pero todas esas alegrías cambiaron cuando un día, Tay corrió hacia el cogido de la mano de su mejor amigo. Algo en la mente de Kinn pareció romperse poco a poco, no sabía por qué lo había citado el otro a esa hora en el patio cercano a la universidad, pero tras ver esa escena pudo sentir que era esa noticia que no podía decirle por teléfono ni por mensaje.


Sonrió al ver a sus amigos e intentó disimular como sus ojos habían descendido por sus brazos hasta llegar a fijarse en cómo sus manos se entrelazaban. Era diferente a como lo hacían las suyas anteriormente, se entrelazaban de una forma más íntima, como buscando un contacto más allá del que ellos podían tener como amigos. Subió de nuevo los ojos, preguntando cuál era esa noticia que no podía esperar, intentando mostrar interés y entusiasmo por lo que debía contarle. Pudo darse cuenta de cómo sus miradas se encontraron y grandes sonrisas se dibujaron en sus rostros antes de que Tay soltara la frase que tan poco quería escuchar Kinn.


"Ayer empezamos a salir"


La sonrisa de Tay era más brillante que nunca, sus ojos brillaban con una luz que nunca había visto en ellos, supuso que eso quería significar estar enamorado de alguien, tal vez él mismo se veía de esa manera tan estúpida cuando hablaba con el otro. "Estúpida" pensó, así lo veía ahora que sabía que Tay no iba a corresponderle nunca, hasta el momento siempre había pensado que era bonito todo eso del amor puro y real, ahora le parecía eso, estúpido. Pero a pesar de lo que su mente creía, a pesar de que su corazón estuviera completamente roto, sonrió y se alegró por sus amigos, abrazándolos y celebrándolo con ellos, como si su corazón estuviera feliz y alegre de tal noticia, siempre se le había dado bien disimular y mentir sobre lo que verdaderamente sentía.


Con el paso del tiempo se acostumbró a verlos juntos, empezó a no importarle que sus amigos fueran pareja, incluso empezó a pensar que hacían un buen dúo y se veían como una pareja perfecta. Pudo llegar a pensar que sus amigos habían estado hechos el uno para el otro desde un inicio, que quizás él no era el adecuado, le gustaba pasar tiempo con ellos a pesar de saber de su relación, no le molestaba ni se hacía incómodo. Pasaban buenos ratos juntos y, sobre todo, podía ver a Tay sonreír y reír más que nunca, lo veía feliz, contento, enamorado... Time parecía cuidarlo y quererlo, eso era lo único que le importaba, que el otro fuera capaz de hacer de Tay la persona más feliz del mundo. Llegó a bromear sobre cómo mataría a Time si alguna vez le hacía daño al otro, todo fueron risas después del comentario, conocer su relación no cambió en absoluto su relación como grupo, algo que la pareja agradecía, ya que esa era su principal preocupación cuando descubrieron que sentían algo por el otro.


Recordaba ese momento a la perfección, Porsche le había contado lo que había hablado con Tay esa mañana, como este le hizo entender que su relación no iba bien. Kinn sentía que su corazón ardía de enfado con la simple idea de imaginarse al otro llorando por culpa de Time, con la idea de ver al castaño engañando a Tay sin importarle nada en absoluto. Ya no sentía nada por su amigo, él se había enamorado de Porsche, pero Tay seguía siendo su mejor amigo y no iba a permitir que nadie le hiciera daño por amor. Porsche dormía con su hermano esa noche, y él no podía dormir debido a esa conversación, por lo que decidió vestirse y acercarse a la casa de sus amigos, quizás debía preguntar y cumplir su promesa en caso de que fuera real.


Las luces del lugar estaban apagadas, pero aún y eso llamó a la puerta repetidas veces hasta que pudo ver la luz del porche encenderse. Vio al rubio con una bata azul claro salir por la puerta, algo sorprendido de verle allí plantado, le preguntó si había pasado algo con Porsche, pero Kinn no contestó y entró a la casa preguntando por Time. En ese momento el rubio pudo entender muchas cosas y cerró los ojos con fuerza, agarró el brazo de su amigo y negó con la cabeza repetidas veces, podía sentir que su corazón se volvía a encoger de repente, nunca hubiera imaginado que tendría esta conversación con Kinn, nunca pudo pensar que este se daría cuenta o conocería los problemas que tenía con Time.


Lo acompañó al sofá, y se sentó cerrando los ojos, no sabía por dónde empezar ni cómo contarle todo, pero un ruido que venía de la habitación hizo que Kinn se levantara de golpe. Tay le cogió la mano de nuevo y le pidió que se sentara una vez más, rompiendo a llorar sin darse cuenta. El castaño lo miró preocupado y algo desconcertado, nunca le había visto llorar y quería partirle la cara a Time por provocar esto en su mejor amigo, pero le obedeció y se sentó de nuevo cuando escuchó las palabras que venían del más bajo. "No hagas nada, por favor. Yo le quiero y me da igual que él no lo haga, no puedo estar sin él."


Esas palabras fueron como cuchillos clavándose en el pecho de Kinn, odiaba ver al menor de esta manera, como podía una persona que siempre estaba riendo y con una sonrisa en la cara estar llorando por un hombre que había sido capaz de hacerle daño. Lo abrazó con fuerza, acariciando su pelo con delicadeza, intentando que ese se calmara rápidamente para no complicar más la situación, quería ponérselo fácil a Tay. "Él no merece tenerte, si te hace daño no puedes estar con él". Por mucho que Kinn intentara hacerle ver al otro que no podía seguir en una relación donde le hacían daño, este no parecía querer escucharlo. Seguía negando con la cabeza mientras Kinn hablaba, sus lágrimas seguían cayendo por sus ojos, resbalando por sus mejillas, pero lo hacían en completo silencio.


"Kinn, basta... le quiero, quiero a Time, por mucho que él ya no lo haga, por mucho que él no me quiera y me engañe con cada hombre que le mire y le haga caso... si le dejo, si me separo de él no seré capaz de querer a nadie más y yo no puedo estar solo, no quiero estar solo y me da igual todo lo que puedas decirme, ni opinión no va a cambiar".


El rubio cortó varias veces los intentos de Kinn para hablar, no iba a dejarle reprochar ninguna cosa, no quería dejarle hablar o contestar, sentía que su amigo nunca iba a entender su postura porque le quería y lo apreciaba, por qué no quería verlo sufrir por una relación que no iba a ninguna parte. Lo abrazó con fuerza y soltó un leve "déjalo y no hagas nada, por favor Kinn". Supo que hablaba a la promesa que una vez hizo, esa misma que había recordado minutos antes en su cama después de hablar con Porsche, se conocían y sabía que era capaz de matar al otro sin tener ningún remordimiento, sin importarle la relación de amistad que habían mantenido por tantos años.


Por mucho que quería levantarse del sofá y entrar en aquel cuarto, sacar a Time por el cuello de la camisa y golpearle en la cara hasta que el otro rogara por perdón, no podía olvidar como Tay le suplicaba que se detuviera y simplemente lo dejara estar, como le pidió que no hiciera nada y simplemente continuara como si nunca lo hubiera sabido, cómo hacía él.


El abrazo se rompió y Tay acompañó a Kinn a la puerta, vigilando que Time siguiera durmiendo y no hubiera escuchado nada de lo sucedido en el comedor. Volvió a abrazar a su amigo, cerrando los ojos y notando como las manos de Kinn acariciaban su espalda, sonrió y susurró un "gracias" antes de cerrar la puerta a sus espaldas y encogerse detrás de la puerta, reprimiendo e intentando controlar su respiración antes de volver a su cama con su novio, no quería romper su secreto, no quería preocupar al otro.


Kinn se quedó unos segundos frente a la puerta, intentando olvidar la imagen de su amigo completamente roto y débil ante él a consecuencia de su amigo, pero debía cumplir su promesa, debía cumplir con lo que le había pedido su amigo. Cogió el coche y volvió a su casa, aunque esa noche no pudo dormir, su cabeza iba a mil por hora y se sentía mal por no haberse percatado de la situación antes de que fuera tarde, pero ya no podía hacer nada, por lo que se dejó llevar y una vez salió el sol volvió a su trabajo, fingiendo que nada había sucedido esa noche.

KinnPorsche cortosΌπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα