Pol - Arm

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La noche caía por completo, habían anunciado tormenta durante todo el día, pero no había caído ni una sola gota en el lugar. Habían recibido unas semanas de vacaciones por parte de Tanakhun, por lo que habían decidido aprovecharlas para poder descansar los dos solos, sentían que necesitaban un poco de tiempo para descansar, pero lejos de todo el mundo que los rodeaba. Pol había heredado una pequeña casa alejada de todas las urbanizaciones posibles, lo único que los rodeaba eran bosques, incluso para ir a comprar debían coger el coche o la moto y recorrer unos cuantos kilómetros para acceder a una pequeña urbanización.

Era una casa pequeña en medio de grandes árboles que cubrían lo justo para que el sol y la luna pudiera iluminarlos y saber la hora del día que era; el comedor disponía de un gran sofá, lo suficiente para que los dos pudieran tumbarse en el, la mesa era cuadrada con cuatro sillas ambas cosas de madera oscura, típicas de casas de montaña antiguas. En las paredes habían fotos de ambos colgadas, cosa que hizo que el más bajo se sonrojara levemente al entrar, no se esperaba que Pol hubiera tenido el detalle de hacer una cosa así cuando estaban separados durante una de las semanas de vacaciones, tampoco lo imaginaba como una persona sentimental a ese nivel, pero Arm no podía negar que le gustaba poder conocer esa faceta más romántica y detallista de su pareja.

Se turnaban para poder cocinar, si uno hacía la comida, el otro preparaba la cena, pero nunca había una distancia entre ellos, siempre estaba el otro apoyado en la pared de la nevera, observando como el otro preparaba lo que fuera que iban a comer ese día. Desde la habitación donde dormían podían escuchar el canto de los pájaros a primera hora de la mañana, daba igual que estuvieran de permiso y pudieran descansar, su rutina seguía marcada por levantarse a las 6.00 AM y, quizás, ir a correr por el lugar hasta la hora de desayunar, eso no había cambiado desde que entraron a trabajar a la casa. Muchas noches incluso se sentaban en las tumbonas que había a la entrada y se quedaban horas mirando el cielo, en silencio, siendo acompañados por el canto de algún búho o los grillos, el viento y la baja temperatura les hacía cubrirse con las mantas casi toda la noche, una sensación agradable que les permitía descansar y recuperar las fuerzas que necesitaban.

Pol estaba terminando de recoger la cocina, habían terminado de cenar hacía una media hora aproximadamente y Arm había decidido salir a tomar un poco de aire mientras el más alto se encargaba de colocar las cosas y fregar la cocina. Había un pequeño sillón en el porche de la casa y justo cuando pensó en sentarse y esperar en él a su chico, notó como un brazo rodeaba su cintura y lo empujaba hacia atrás, cayendo encima de las piernas de Pol. Ambos empezaron a reír y el más bajo echó la cabeza hacia atrás, apoyándola en el hombro del otro, mirándolo con una sonrisa y negando con la cabeza.

En ese momento empezó a llover, solo podían escuchar el sonido de la lluvia al golpear contra el suelo, un olor a tierra mojada los rodeó y sus corazones empezaron a latir con un ritmo de paz, un ritmo de tranquilidad, latir de una forma en la que hacía mucho que no latía debido a todos los sucesos que habían sucedido en sus vidas en los últimos meses. Sus manos se entrelazaron en una acción involuntaria, provocando que ambos terminaran de relajarse por completo. El viento empezó a soplar con más fuerza, algo normal debido al tiempo que estaba haciendo, cada vez llovía con más intensidad y la temperatura bajaba a pasos agigantados, podían notar como la piel del otro empezaba a erizarse a consecuencia de ello, por lo que Arm se levantó rápidamente en un simple movimiento y le tendió la mano a Pol para que lo siguiera, podían seguir acurrucados pero en la cama, o en el sofá de la sala, seguirían escuchando el sonido de la lluvia, pero a una temperatura que no les hiciera correr el riesgo de coger un resfriado y tener que alargar las vacaciones, aunque eso no sonaba tan mal en sus mentes sabían que su K'Nu no se lo tomaría tan bien, no tenían ganas de escuchar sus dramas.

El más alto encendió la chimenea para que entraran rápidamente en calor. Pol se sentó primero, mientras que Arm se acomodó entre sus piernas para dejar que el otro lo envolviera por completo con sus brazos, adoraban poder actuar de esta manera entre ellos, sacando fuera y olvidando su postura de guardaespaldas, adoraban poder volver a ser humanos aunque solo fuera por una semana. El más bajo descansaba en el pecho de Pol, sus ojos estaban cerrados mientras se dejaba llevar por el sonido de los latidos del corazón del otro, mezclado con el sonido de la lluvia golpeando los cristales, su respiración era lenta, tranquila, y esa misma ayudaba a que el más alto pudiera descansar mientras acariciaba el pelo de Arm. El ambiente que los envolvía era especial, era íntimo, era algo que hacía años que no podían tener y, que sin darse cuenta, habían extrañado muchísimo.

El silencio del lugar era hipnotizante, solo existía la lluvia y el leve sonido de las chispas del fuego, era un ambiente muy distinto a su día a día, las caricias seguían siendo constantes, eran cuidadosas y cálidas, eran cariñosas y sin tensión, sin miedo a ser descubiertos por nadie externo. Arm se movió levemente, haciendo que Pol abriera los brazos y dejara que este se acomodara como quisiera en su pecho, lo rodeó de nuevo con los brazos cuando notó que ya encontraba la posición que quería y sonrió levemente, cerrando los ojos de nuevo y volviendo a acariciar al chico con delicadeza, sentía como la respiración del más bajo se volvía pausada y calmada, su sonrisa aumentó inconscientemente. ¿Cuándo fue la última vez que tuvieron un rato en paz para ellos solos? Ambos podían jurar que no habían tenido un momento así, para ellos, desde que empezaron a salir en secreto, Pol empezó a reír levemente al recordar aquel día en su cabeza, provocando que Arm perdiera un poco la calma en la que se había hundido su mente.

Curiosamente, no hicieron falta las palabras para entender qué estaba pensando, el más bajo había estado dándole vueltas al mismo tema en silencio y ambos sonrieron, riendo levemente al mirarse a los ojos y percatarse de que su mente se había transportado al mismo momento sin saberlo. Sus labios se juntaron sin previo aviso, echaban de menos poder actuar así de forma voluntaria, sin deber mirar a su alrededor, se acariciaron con cierta necesidad y sonrieron, sus ojos volvieron a coincidir y se abrazaron, sin levantarse del sofá, apoyándose en el otro hasta que el sueño se apoderó de ellos y, juntamente con el sonido ambiente, dejaron que la noche cayera sobre ellos.

-Time<3

KinnPorsche cortosWhere stories live. Discover now