Pete - Vegas

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Pasaban de las 2 de la mañana, la casa estaba completamente en silencio, tan solo se podía escuchar como la lluvia golpeaba contra el cristal de las ventanas de la habitación. Esta estaba completamente a oscuras, no había una sola luz que iluminara el lugar, la luna estaba cubierta por las nubes del cielo, por lo que el único foco de luz que solía existir en aquel cuarto estaba apagado. Pero estar apagado y sin luz no quería decir tristeza y dolor, no había un ambiente fúnebre ni oscuro, más bien esa oscuridad que provocaba la lluvia les daba un lugar de intimidad y de tranquilidad, les transmitía una paz que ambos sabían que solo podrían encontrar en los brazos del otro. Las caricias eran mutuas, Pete descansaba en el pecho de Vegas, su mano acariciaba el abdomen del más bajo de forma cuidadosa, repasando de vez en cuando las cicatrices que había en este, centrándose inconscientemente en las que corresponden a las balas de aquella noche que no quería recordar, sentía que si cerraba los ojos y caía profundamente dormido sería capaz de soñar y tener pesadillas sobre aquella noche. Vegas, por su lado, mantenía una de sus manos descansando en el rostro del menor, la otra acariciaba el pelo de este con delicadeza, enredando sus dedos en alguno de sus mechones de vez en cuando, jugando con ellos y sacando pequeñas y leves risas del otro, las cuales se encargaban de romper por pequeños momentos de tiempo el silencio que les envolvía.

El mayor estaba encerrado en sus pensamientos, su mirada perdida en el cuerpo desnudo de Pete, sonreía levemente. Era la persona que había conseguido sacarlo del infierno en el que vivía, lo había traído de vuelta a un mundo repleto de amor correspondido, de caricias, de besos y de locuras. Pete era ese amante que podía mantenerlo cuerdo en toda situación y en cualquier momento. Recordaba como el chico que ahora dormía en sus brazos había aparecido cuando estaba completamente roto, en pedazos y cayendo en un hueco oscuro, apareció de repente para salvarle, para devolverle a la vida. Pensaba en cómo mataría por vivir en esta paz, en este momento para siempre, con Pete descansando entre sus brazos, sin nada que pueda romper su paz y su tranquilidad. Recordaba la vez que el chico escapó de sus brazos, incluso si acariciaba su mejilla podía notar el impacto de la esposa en ella, recordaba como un terrible miedo se apoderó de su corazón, su ángel había decidido volver a casa a pesar de sus súplicas para quedarse con él, pensó que en ese momento su vida volvería a derrumbarse pero cuando menos lo esperaba, cuando más roto y solo pensaba que estaba, ese ángel volvió del cielo, renunciando a su casa para poder estar con él, para poder cuidarlo y estar juntos para siempre.

Sonreía recordando esos momentos, sonreía como un idiota solo de pensar en como se había enamorado de Pete con pequeñas acciones que, vistas por otros ojos, podrían ser cosas inservibles, acciones vacías, pero que para Vegas habían sido los detalles que lo habían hecho caer por completo a los pies de ese chico. Su mano se detuvo en su espalda al alcanzar una de las cicatrices del menor, uno de esos "tatuajes" que él mismo le había provocado y que solo le traían dolor, pero que tantas veces Pete había girado el significado para hacerle sentir un poco mejor, para ayudarlo a olvidar el dolor que le había hecho durante esa época en la que podría haber muerto del dolor que ambos corazones cargaban por no entender sus sentimientos. Exacto, "tatuajes" era como Pete solía llamar a todas y cada una de las cicatrices que ambos tenían, tatuajes que les recordaba que seguían vivos y en los brazos del otro, tatuajes que los ayudaban a recordar que cuando pensaban que podrían morir el otro lo había ayudado a volver a vivir. Esto, ese significado, esa forma de ver las cicatrices y las heridas, sería siempre ese secreto que ambos guardarían para siempre. Sus ojos se cerraron y a su mente volvieron todas las noches sin dormir, noches llenas de dolor y gritos, noches de golpes y heridas en las cuales solo podía culparse por todo el dolor que le había causado a Pete, noches donde había llegado a caer enfermo por la falta de descanso, de comida, noches en las que sentía que podría morir por no tener a su ángel con él. Pero si recordaba esas noches enfermas y retorcidas ahora, viendo como Pete respiraba pacíficamente en su pecho, sabía que habían sido noches que valieron la pena porque ahora estaban juntos para siempre.

Cuando su mente volvió al suelo, cuando logró volver al momento en el que estaba viviendo ahora, pudo percatarse de que ese niño que hacía un rato reía de vez en cuando entre sus brazos, ahora respiraba de una forma lenta y tranquila, respiraba pausadamente. Se percató de que ese ángel, como tantas veces lo había llamado en su cabeza, se había quedado dormido en sus caricias, aunque la mano del menor seguía moviéndose levemente, acariciando su pecho de vez en cuando en toques delicados y cuidadosos, quería vivir en ese momento para siempre. Se movió con cuidado, agarrando la sábana que tenían a sus pies y los tapó con cuidado, lo que menos quería en ese momento era poder despertar al chico. Notó como este se movía levemente, se preocupó pensando que tal vez lo había sacado del profundo sueño en el cual parecía dormir, por lo que sin darse cuenta empezó a susurrar la canción que estaba atrapada en su mente desde que se habían tumbado y había estado observando a Pete. "I just wanna live in this moment forever. Cause I'm afraid that living couldn't get any better. Started giving up on the word "forever". Until you gave up heaven so we could be together. You're my angel. Angel baby, angel. You're my angel, baby. Baby, you're my angel. Angel baby".

Vegas recuperó su sonrisa al notar y ver como Pete volvía a calmarse, pero esta vez su rostro se teñía en un color rosado y una sonrisa se creó en sus labios, el mayor no pudo evitar sentir como su corazón volvía a acelerarse como la primera vez que Pete le regaló su sonrisa más sincera, esa sonrisa que le había capturado el corazón por completo, ese pequeño detalle que lo había terminado de hacer caer rendido a sus pies, de querer romper con todas y cada una de las reglas para poder estar con él para siempre.

-Time<3

KinnPorsche cortosWhere stories live. Discover now