Pete - Vegas

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Lo primero que vio Pete al entrar de nuevo en la habitación fue al más bajo completamente dormido, observaba como el pecho de Vegas subía y bajaba con delicadeza, una sonrisa apareció en sus labios y no pudo evitar acercarse a él con cuidado de no hacer ruido, sujetando sus manos entre las suyas y pegándolas a su pecho, intentando que estas notaran los latidos de su corazón y le recordaran lo mucho que lo quería, buscaba que el más bajo pudiera notar, en sus sueños, que él seguía amándolo de la misma manera que cuando se fue, que su corazón seguía latiendo con fuerza cada vez que lo veía.

Esa noche el más alto había salido con sus amigos a petición de Tanakhun y aunque Vegas le había prometido esperarlo despierto, parecía que el cansancio y la espera lo habían superado por completo y se había dormido sin percatarse, su ropa seguía puesta, esa camisa negra con los tres botones superiores desabrochados, sus pantalones de americana del mismo color. Sacó el collar del cuello del chico con delicadeza, juntamente con los anillos de sus dedos para que no se lastimara durmiendo. Acarició cada parte de su cuerpo antes de sacar las joyas, transmitiendo la paz y tranquilidad para que Vegas no se despertara debido al leve movimiento que Pete tuvo que hacer para no lastimarlo al sacar los accesorios.

Pete dejó un beso en su frente, acariciando su pelo con delicadeza, pero la sonrisa de su rostro se desvaneció levemente, ver al mayor tan tranquilo en la cama lo hizo recordar, hizo que ciertas memorias volvieran a su mente, provocando un dolor repentino en su pecho que hacía mucho que no tenía y que lo hizo volver a acercar su mano al corazón, buscando calmarlo de alguna manera. Se sentó en la cama para intentar recuperar la compostura, haciendo que Vegas se recolocara debido al movimiento del colchón, este se acercó y apoyó su cabeza encima del regazo del castaño, Pete aparta las manos con delicadeza esperando a que el más bajo encuentre la postura correcta y las vuelve a colocar en el pelo del chico, acariciándolo y peinándolo, asegurándose que este vuelve a estar completamente dormido.

Observa con atención cada detalle de Vegas, como sus dedos juegan con su pelo y este se mueve levemente con cada toque, observa la mitad del rostro que puede ver desde esa posición y puede ver como hay una pequeña sonrisa dibujada en sus labios y acaricia su mejilla con cuidado, sigue descendiendo por el cuello que tantas veces ha besado, que tantas veces ha mordido, una sonrisa aparece en sus labios tras los recuerdos que aparecen en su mente, esos hombros en los que tantas noches ha dormido, en los que se ha apoyado millones de veces, en los que ha llorado y reído hasta que su estómago ha dolido.

Mantuvo sus caricias, descendiendo por cada parte que observaba y recordaba con su memoria, una memoria que ahora le hacía pensar, ¿qué hubiera pasado si él nunca hubiera despertado? ¿Qué hubiera pasado si Vegas no hubiera querido despertar nunca? ¿Qué hubiera pasado si aquella noche, la ambulancia hubiera llegado demasiado tarde para salvarle? Sus ojos se llenaron de lágrimas con el solo pensar en ello, sintió de nuevo ese pinchazo en el corazón que hizo que una pequeña lágrima cayera de sus ojos, pero la detuvo rápidamente por miedo a despertar a Vegas por un estúpido pensamiento. No siempre podía tener la oportunidad de tener al otro en sus piernas profundamente dormido, quería poder aprovechar el momento, poder entender esa ternura y cariño del que siempre hablaba Vegas cuando le contaba lo bonito y en paz que se veía durmiendo en su pecho.

Mantuvo su respiración por unos segundos, cerró sus ojos con fuerza e intentó que ese recuerdo se desvaneciera, pensando en otras cosas, otros momentos con el mayor, momentos que le hicieran sonreír y ser consciente que nada ni nadie podrá separarlos jamás de nuevo, pero su cabeza había decidido solo mostrar escenas de aquel largo mes, de aquellos días encerrado en aquella maldita habitación de hospital donde lo único que podía hacer era aferrarse a las manos de Vegas, rezando para que este recuperara la consciencia y pudiera corresponderle. Recordaba el frío en sus manos, a pesar de lo mucho que luchaba por intentar calentarlas continuamente entre las suyas, las escondía debajo de la manta que lo cubría la mayor parte del tiempo. Podía ver las imágenes del accidente una por una, podía escuchar las ruedas derrapar, podía escuchar el sonido del coche golpeando y girando, incluso podía escuchar sus propios gritos.

Vegas se movió al notar como la respiración de su chico se alteraba rápidamente, incluso pudo sentir como un par de lágrimas golpeaban su mejilla. Se despertó rápidamente y se sentó frente a él, preguntando repetidas veces que sucedía, colocó sus manos en las mejillas de Pete y las acunó, secando sus lágrimas. Pete negó rápidamente con la cabeza cuando notó las manos de Vegas ponerse encima de sus mejillas, dejó de escuchar las sirenas de las ambulancias para poder escuchar la voz del chico que ahora estaba despierto a su lado, escuchaba como llamaba su nombre repetidas veces en un tono de completa preocupación "Pete, Pete ¿qué sucede? Pete...". Lo miró a los ojos y simplemente lo abrazó, rompiendo a llorar una vez más, dejando ir todo ese dolor que se había acumulado en su pecho en menos de media hora de recuerdos, los odiaba y le hacían sentirse culpable por no haber llegado a tiempo y detener al otro de coger el coche en esa circunstancia. Escondió la cabeza en su hombro, oliendo ese perfume que tanto deseaba notar cuando llegaba a casa, ese aroma que lo hacía recordar que él seguía a su lado, que lo hacía darse cuenta de que en ese instante lo estaba abrazando una vez más. Respiró profundamente y se dejó llevar por las caricias que Vegas dejaba en su espalda, podía notar como sus manos recorrían cada centímetro desde su cuello hasta su espalda baja y volvían a hacer ese recorrido repetidas veces, con toques delicados y cariñosos. Sus ojos se mantuvieron cerrados, pero sin ejercer ningún tipo de fuerza, su respiración fue estabilizándose y su llanto fue cesando a medida que notaba el calor de Vegas apoderarse de su cuerpo, incluso podía sentir como todo el miedo lo abandonaba, como todo ese dolor desaparecía de su pecho y dejaba paso a la paz y la calma que solo el más bajo podía regalarle.

Por la forma en la que Pete se aferraba a su ropa, Vegas pudo imaginar que había provocado que el chico estuviera así, pocas veces era él el que se quedaba dormido esperando, y no podía negar que a pesar de la promesa de esperarlo despierto, el sueño había podido con él. Imaginó que verle tan tranquilo lo hizo recordar el hospital y todo aquel mes que estuvo inconsciente, entendía que no era típico de su parte dejarse llevar tan rápido por el sueño, pero no podía negar que la paz del lugar y el aroma del perfume de Pete en la habitación lo acunó hasta llevárselo al sueño más profundo. Abrazó al más alto con un poco más de fuerza, repitiendo que todo estaba bien en su oído, sentía que hiciera lo que hiciera siempre acababa lastimando a su persona favorita. Mantuvo las caricias hasta que pudo notar como este empezaba a pesar más, lo separó con delicadeza de su cuello y lo tumbó, apoyándolo en su pecho y volvió a acariciar, esta vez, su pelo. Susurraba palabras dulces en su oído, esperando poder transmitirle a Pete que todo estaba bien y que nunca más iba a dejarlo solo en este mundo, sonrió cuando notaba como todo él se relajaba y descansaba, Vegas se dejó llevar por la respiración de Pete y poco a poco sus párpados también empezaron a pesar. Sus manos se entrelazaron inconscientemente y ambos cayeron de nuevo en sus sueños, pero esta vez juntos.

KinnPorsche cortosWhere stories live. Discover now