Especial piscina pt. final

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Llevaban horas jugando, incluso el sol había desaparecido casi por completo, todavía se escuchaban las risas de los chicos por todo el lugar, incluso Khun Korn asomó la cabeza por la ventana de su despacho para asegurarse de que todo andaba bien.

La voz de Tanakhun resonó por toda la piscina, y la idea que propuso no tomó de mala gana a ninguno de los presentes, a penas habían comido algo en todo el día, la diversión y el entretenimiento les había hecho olvidar sobre esa acción que era imprescindible para seguir con energía. Habían ido picando algunos entrantes varios que traían de la cocina, pero sin ser nada lo suficiente contundente como para considerarse comida. Los chicos fueron saliendo paulatinamente de la piscina, primero salieron Kim y Che, los cuales al escuchar la palabra comida ya sintieron la necesidad de correr hacia la cocina. Pol y Arm fueron los siguientes, Khun no dejaba de chillarles que salieran a ayudar, aunque estos parecían haber perdido la vergüenza que les causaban los bañadores que él mismo les había obligado a poner, en el momento de salir pareció que este sentimiento volvió a apoderarse de cada decntímetro de su cuerpo. Estos suplicaron por salir los últimos y así poder irse a cambiar, pero parecía que al mayor no pareció gustarle la idea y se acercó para tirar de ellos hacia fuera.

Kinn y Porsche habían aprovechado la distracción del resto de los presentes para encerrarse en una de las cuatro esquinas y poder besarse tranquilamente, o eso es lo que querían pensar cuando sintieron todas las miradas sobre ellos, incluso empezaron a aplaudir cuando se separaron, salieron completamente rojos de la piscina, pero sus manos no se distanciaron ni un solo segundo.

Pete seguía distraído, observaba la calle que caía a sus pies, sus manos se aferraban al borde exterior de la piscina, embobado completamente. Nunca antes había tenido la oportunidad de acceder a este lugar, y ahora se sentía completamente enamorado del lugar. Notó uno brazo colarse por sus piernas, mientras que otro se enredaba en su cintura, elevándolo por completo. Vegas rompió a reír al ver la reacción del otro cuando lo cogió en volandas, este se aferró a su cuello con fuerza, golpeando levemente su hombro y maldiciendo en voz baja. En esa posición, Vegas salió de la piscina siguiendo a Kinn y Porsche con un par de centímetros de distancia, mientras el último hacía caras a Pete como si se tratara de un niño pequeño.

Tay se acercó a Time, buscando su compañía para salir del lugar, pero cuando quiso llegar a cogerle del brazo este lo ignoró, ayudando a Tem a salir de la piscina y desapareciendo detrás de todos los demás, incluso la puerta llegó a cerrarse. Tay se quedó mirando esta, esperando que el otro saliera a buscarlo, pero ni siquiera se percató de que no lo siguieron. Macao se acercó por la espalda y posó sus manos en los hombros del mayor, apretando levemente. Buscaba intentar reconfortar al chico de alguna manera, aunque este se limitó a echar la cabeza hacia atrás y apoyarla en el menor. Sus ojos estaban completamente inundados de lágrimas, pero no las iba a dejar salir.

Macao lo giró con delicadeza de no ser muy brusco, y más teniendo en cuenta como había estado actuando desde el incidente de hacía unas horas en la piscina. Lo abrazó sin pensar en una posibilidad de correspondencia, pero para su sorpresa Tay no lo dudó ni un segundo, correspondió a su abrazo y escondió la cabeza en su hombro. Macao pudo notar cómo, de golpe, el mayor se rompía por completo entre sus brazos, escondiendo sus sollozos en su hombro. Acarició su espalda con delicadeza, esperando poder calmar al mayor, intentar que este se relajara y recuperara su postura, pero no quería forzarlo a nada, por lo que lo ayudó a sentarse en uno de los escalones de la piscina, donde ambos estaban cubiertos por el agua hasta el cuello.

Tay se separó levemente y, sin separar su cabeza del hombro del otro susurró un leve "gracias". Su aliento rozó el cuello de Macao, provocando que este se sonrojara por completo y quisiera huir de allí para que nadie pudiera notar la forma en cómo su cuerpo estaba reaccionando, además, sabía perfectamente que ese no era el momento adecuado para ello. Justo cuando el mayor iba a separarse de él, su mano resbaló al colocarla en el escalón y cayó encima de Macao, quedando en el regazo del menor. Este sintió que se quedaba sin aire, y no pudo evitar dirigir su mirada hacia el cuerpo del mayor, ambos sentían como la temperatura subió de golpe y sus mejillas se tornaron de un color rojo vivo. Sus miradas se cruzaron y Macao alzó la cadera, provocando que Tay jadeara encima de su boca, este gruñó y rodeo la cintura del más bajo acercándolo más a él. Tay le rodeó el cuello, todo el dolor de sus ojos había desaparecido para el momento, aunque estos seguían algo rojos por las lágrimas derramadas, pero ninguno podía negar que les superaba la tensión que se respiraba entre sus cuerpos en ese momento. Parecía que ambos habían establecido una norma no escrita, sus narices no se separaban, pero sus labios no podían unirse por muchas ganas que tuvieran de dejarse llevar por completo, notaban los jadeos del otro sobre sus bocas, provocando aún más tensión. Tay notaba lo despierto que estaba el menor bajo su cuerpo y aunque seguia sintiendose mal por todo, no podía luchar contra lo que Macao le hacía sentir, así que decidió dejarse llevar por primera vez en mucho tiempo, el mismo movió las caderas empujando hacia delante, gimiendo en el proceso, sus caderas se fundieron en un vaivén de movimientos constantes, haciéndolos temblar a ambos, Tay subió las manos a la nuca del menor y tiró levemente de su pelo, como consecuencia Macao lo acercó aún más hundiendo los dedos en su piel, provocando que sus pechos rompieran el poco espacio que los separaba.

Sus labios seguían sin tocarse en ningún momento, no era el momento, pero eso no quitaba que el vaivén de sus caderas se detuviera en ningún momento, al contrario. Los jadeos seguían escuchándose solo para ellos, y en ese momento agradecían que nadie los echara de menos. Sus piernas empezaban a temblar, las acciones se les iban de las manos, y los movimientos aumentaban la velocidad provocando así, más fricción entre ellos.

Sus gemidos empezaron a entrecortarse, y ambos agarres se hacían más fuertes, los movimientos eran cada vez más rápidos, ambos sabían lo que eso quería decir, estaban cerca. Sus miradas volvieron a cruzarse, querían mirarse para cuando llegara el momento. Los ojos de Tay empezaron a llenarse de lágrimas otra vez, Macao al percatarse lo abrazó con más fuerza y aceleró el movimiento, consiguiendo que ambos terminaran. El menor no rompió el abrazo, por lo que el mayor dejó caer la cabeza en su hombro una vez más, rompiendo a llorar una vez más, Macao subió una de sus manos al pelo de Tay y lo acarició con delicadeza, intentando tranquilizarlo. "Shh, todo está bien", sus palabras eran un susurro cerca de la oreja del mayor. El más bajo se acurrucó todavía más en sus brazos, escondió la cabeza en el hueco entre su cuello y su hombro, moviéndose levemente en el abrazo que mantenía el menor, haciéndose todavía más pequeño en sus brazos, buscando ese sentimiento de protección y seguridad que solo era capaz de encontrar en sus brazos.

La puerta que daba paso a la terraza donde se encontraban se abrió de repente, provocando que estos se separaran y decidieron salir para poder ir con el resto, como si nada hubiera pasado.

KinnPorsche cortosWhere stories live. Discover now