Macao - Tay (pt.1)

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Una llamada "¿Puedes venir a por mí?" hizo la pregunta y colgó.

Macao no se lo pensó dos veces, salió como el viento por la puerta de su casa y se subió a la moto, poniendo rumbo a casa del más mayor.

Tay lo esperaba sentado en la puerta de su casa, no había esperado por la respuesta del menor, pero sabía que vendría, siempre lo hacía.

Las semanas posteriores a la pelea que tuvo con Time estaban siendo difíciles, lo había bloqueado por todos lados para que no pudiera contactarlo y había hablado con Kinn al respecto, quedando en que se verían más en su propia casa que en la del otro para evitar encuentros poco deseados. No es que le tuviera miedo a Time, eso nunca sucedería, simplemente necesitaba tiempo para sanar y eso implicaba no ver a Time por un tiempo, pero teniendo el mismo círculo de amigos era algo complicado, así que hablo con Kinn para hacer las cosas más fáciles y cómodas para ambos. Pero hoy se había visto obligado a volver a la casa que compartía con Time, pues después de la pelea se fue sin llevarse nada y había cosas importantes que debía recuperar, en su mente había repasado una y otra vez los horarios que normalmente seguía el otro para no encontrárselo al llegar, pero no hubo suerte y al abrir la puerta ahí lo encontró.

Como era de esperar, Time provocó otra pelea y aunque Tay logró mantener la compostura todo el tiempo que tuvo al otro delante, una vez salió por la puerta las piernas empezaron a temblarle sin control y las lágrimas salieron sin avisar.

Tay salió de su ensoñación cuando noto las pequeñas gotas de agua que caían sobre su rostro y empezaban a mojar todo el suelo, para variar, empezaba a llover. Levantó un poco su cabeza fijando la vista en el camino y fue entonces cuando se percató de donde estaban, era el camino que conducía hacia la playa, donde estaba su casa, una casa que además de sí mismo y Kinn (que fue quien le ayudó con el papeleo) nadie sabía que existía.

Cada vez llovía más y el camino estaba poco iluminado, Tay se acercó a Macao tanto como pudo y alzando la voz todo lo que su garganta le permitió le dijo que se desviara por un camino que se adentraba en una pequeña zona boscosa. Macao le hizo caso sin dudarlo y bajó la velocidad al ver unas cuantas casas desperdigadas en esa zona, no eran casas grandes ni ostentosas, eran simples y bonitas, parecían sacadas de alguna revista de decoración.

Pasaron cerca de una casita preciosa que tenía un jardín pequeño pero hermoso, aunque no se apreciaba bien, pues cada vez llovía con más fuerza, Tay le apretó el hombro a Macao, haciéndole entender que debía detenerse allí y así lo hizo, paró el motor y ambos bajaron de la moto rápidamente intentando huir de la lluvia, el menor no sabía hacia dónde dirigirse hasta que sintió una mano tirando de la suya y sus pies siguieron al otro sin titubear.

Tay sacó una llave de su bolsillo y abrió la puerta, dejando pasar primero al chico empapado que tenía detrás, este entró y quedó embobado con la pequeña casita por dentro, era acogedora y cálida, se sentía como un hogar, uno como el que siempre había deseado. "Aquí es donde vengo cuando quiero huir de todo, es mi lugar secreto" dijo el mayor. "¿Entonces esta es tu casa Phi?" Tay asintió a modo de respuesta y le hizo un gesto al menor para que lo siguiera dentro.

El mayor sacó toallas y ropa seca, entregándoselo todo a Macao para que pudiera cambiarse, lo dejó en el comedor y él se dirigió a su habitación para hacer lo mismo.

Se sentaron en el suelo con dos tazas de chocolate humeante en las manos, recostaron la espalda en el sofá y empezaron a hablar de todo y de nada, podían pasar horas hablando de lo que fuera y estas parecían minutos, una suave música sonaba por los altavoces creando un ambiente cálido y relajado. Macao preguntó sobre la llamada, Tay le contó lo que había pasado con Time mientras intentaba contener las lágrimas, fallando estrepitosamente. Macao se levantó indignado, balbuceando injurias contra el chico que había osado hacerle daño al mayor, y este se levantó cogiéndole la mano con los ojos llorosos y pidiéndole que no hiciera ninguna estupidez.

Al ver esos ojos llorosos y suplicantes, Macao no pudo hacer otra cosa que abrazar al más bajo con todas sus fuerzas, cubriéndolo por completo con sus brazos, queriendo hacerlo sentir amado, deseado y protegido, Tay envolvió los brazos alrededor de su cintura y apretó el rostro contra el cuello del más alto respirando entrecortadamente. Se quedaron en completo silencio, solo se escuchaba la música de fondo, haciéndoles compañía en esa casita de postal, en esa situación de novela, con sentimientos que escapaban al entendimiento de ambos.

Macao empezó a balancearse al ritmo de la música sin soltar a Tay, haciendo que se moviera con él, poco a poco. Seguían el ritmo de la canción, simplemente se balanceaban sin pasos marcados, sin un patrón que seguir, solo eran ellos, abrazados, sintiendo la música. El más alto se acercó a la oreja de Tay y empezó a susurrarle trozos de la letra "I am undone and I thank God once again" ... "I get to love you, it's a promise I'm making to you" ... "Forever I'm yours, forever I do"

Tay se separó primero, dejando ver sus ojos acuosos y sus mejillas sonrojadas, agarró la mano del más alto y entrelazó sus dedos mientras se sonreían de forma tímida. Macao hizo girar a Tay de repente, levantando el brazo, y el más bajo soltó una carcajada en respuesta con los ojos aún llorosos, fue en ese mismo instante en el que Macao decidió que nunca soltaría la mano de este pequeño chico, quería escuchar esa risa cada día y quería ser el motivo de ella.

Sus ojos se encontraron, sus respiraciones se entrecortaron y el contacto de sus manos quemaba, la mirada de Macao paso de los ojos de Tay a sus labios, el mayor siguió el ejemplo del más alto y sus ojos acabaron en la boca del otro, empezaron a acercarse lentamente, con miedo a que algo rompiera ese momento, pero solo estaban ellos allí, ellos y la música, ellos y la lluvia, ellos y sus corazones hechos pedazos.

Sus labios se juntaron suavemente, torpes, buscando señal de aprobación por parte del otro, las manos de Macao subieron a la cintura de Tay y los brazos de este rodearon el cuello del menor acercándolos más. Profundizaron el beso rápidamente, se besaban con anhelo, con desesperación, juntaban sus lenguas en un baile que no parecía tener fin, y por primera vez en mucho tiempo, sentían que estaban donde pertenecían, en los brazos del otro.

-Moon <3

KinnPorsche cortosWhere stories live. Discover now