Kinn - Porsche

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"O en el corazón." El sonido del disparo resonó en todo el lugar, sus ojos se cerraron al instante que notó como las gotas de sangre salpicaban su rostro. Se dejó caer sobre sus rodillas, los ojos seguían cerrados, temía abrirlos, temía ver lo que acababa de escuchar. A lo lejos notó como los guardaespaldas que antes se encontraban delante de él ahora se movían para rodearlos, pero el responsable de ellos indicaba a todos que salieran del lugar, Kinn levantó la mirada, los ojos rojos de dolor, divisó la silueta de Vegas todavía apuntándolos con la misma pistola que con solo el sonido de su disparo lo había derrumbado.

Escuchó el chasquido de su lengua y como los pasos se alejaban de ellos, dejándolo sumido en la completa oscuridad del lugar. Los jadeos del menor era lo único que llegaba a sus oídos, como tosía intentando llamarlo por su nombre, pero solo fue capaz de reaccionar cuando escuchó el leve "amor" que salió de sus labios. Despertó de repente del sueño en el que se había hundido cuando se quedó en la oscuridad, se acercó lo más rápido que pudo al chico, acomodándolo en sus piernas, entre sus brazos, rompiendo la americana que llevaba puesta para intentar tapar la herida de su pecho. Las manos de Porsche temblaban intentando detener las acciones del otro, intentaba conseguir el contacto visual con el mayor para tranquilizarlo, una leve sonrisa se dibujó en sus labios cuando consiguió alcanzar la mejilla de Kinn, sus manos estaban manchadas de sangre, aunque ya no era capaz de saber si era suya de alguno de los guardaespaldas a los que había disparado a sangre fría para defender al amor de su vida.

En ese mismo instante, Kinn cesó todas sus acciones de detener la herida, se centró únicamente en como Porsche "malgastaba" sus poca fuerza en acariciarlo, en demostrarle su cariño y su amor, incluso en una situación como esta. Colocó su mano encima de la del menor, entrelazando sus dedos, apretó sus ojos, empezando a notar como las lágrimas empezaban a derramarse, cayendo por sus mejillas y deslizándose entre sus manos.

Escuchó una leve risa que provenía de Porsche, lo miró algo furioso, no entendía que podía tener gracia en ese momento, este se incorporó con dificultad y junto sus labios en un beso completamente inocente, Kinn correspondió con miedo de poder lastimarlo. Notó como este se volvía salado y no por el leve gusto a hierro que había a consecuencia de la sangre, se separó, ambos habían vuelto a llorar. El mayor posó sus manos en las mejillas de Porsche, secando las lágrimas de este con completa delicadeza, sus ojos habían perdido todo el brillo, el mismo que una vez lo hizo perder todo su mundo, el mismo brillo que una vez le hizo suplicar por su perdón, suplicarle para que se quedara con él. Ese brillo que lo enamoró, y que ahora ya no existía, sentía que había fallado a su palabra, que había roto la promesa que le hizo a sus padres de cuidar a Porsche por toda su vida, les había fallado. Era su culpa, nunca debió dejar que luchara a su lado, era su culpa que ahora estuviera herido, se arrepentía de haberle provocado todo ese dolor, de haberle pedido que estuviera a su lado en ese momento.

Mientras su cabeza seguía en sus pensamientos, los ojos del menor se habían cerrado por completo, su sonrisa, pero, seguía dibujada en su rostro, llamó su nombre repetidas veces, meciendo el cuerpo del chico, el cual empezaba a perder ese calor único que siempre desprendía. "Porsche, Porsche por favor"

Su voz se rompía a cada palabra que decía, abrazó con fuerza al menor, acariciaba su espalda, ya no escondía sus sollozos, no escondía el dolor que se acababa de apoderar de todo su ser. Chilló y rompió a llorar, repetía el nombre de Porsche continuamente, aferrándose a la mínima posibilidad de que siguiera con él, apartó los mechones de pelo de su cara, le limpió las lágrimas, incluso los rastros de sangre de sus labios. Lo besó de nuevo, acariciando sus mejillas, abrazándolo por esa cintura que tantas veces había sujetado entre sus manos por las noches. No iba a soltarlo, no dejaba de sujetar con fuerza a Porsche, temía que si lo dejaba ir pudiera tener frío, hacerse daño, temía poder perder ese tacto, perderlo por completo y para siempre. No podía dejar de llorar, su pecho dolía, podía sentir como si hubiera sido su pecho el que estuviera disparado, el que estuviera sangrando, sentía que había sido a él al que habían herido, en ese momento la poca sangre que circulaba por su cuerpo terminó de congelarse, ese era el dolor que había sentido Porsche cuando Vegas le disparó, ese era el dolor que no estaba mostrando durante los minutos que estuvo con él, abrazándolo, incluso riendo levemente. Su respiración se detuvo y miró al hombre que tenía entre sus brazos, disculpándose una vez tras otra, intentando hablar o decir alguna palabra entre los sollozos que no paraban.

Visualizó la mano de uno de los cuerpos más cercanos en la cual descansaba una pistola. Se acercó con delicadeza de no moverse mucho, no quería dañar a Porsche, temía poder hacerle más daño del que ya le había causado. Agarró el arma y vigiló que esta que esta estuviera cargada, dos balas, dos oportunidades. Comprobó el pulso, ya inexistente del otro, y apuntó la pistola en dirección a su cabeza. Se acercó a la pared, apoyándose en ella y recostando a Porsche sobre su pecho, entrelazó su mano libre con la del menor, mientras con la otra subía el arma hasta apuntar a su cabeza. Sus ojos volvían a estar cerrados con fuerza, "te quiero" salió de sus labios antes de que un fuerte estruendo apagara la poca luz que era capaz de ver.

Se levantó gritando, el sudor caía por su frente, Porsche lo abrazó de golpe, con fuerza, acercando su cabeza a su pecho, acariciando su espalda con delicadeza. Kinn se separó, acariciando las mejillas del menor, tocando su pelo, su cuello, cada parte que podía, preocupando todavía más a Porsche. Las lágrimas empezaron a brotar de los ojos de Kinn, el menor no entendía que sucedía, que había podido soñar el otro que pudiera provocar tal reacción en él, pero sentía que si volvía a preguntar solo provocaría más dolor en su corazón y eso era lo que menos quería en este momento.

Se limitó a acariciarlo y acompañarlo hasta que volvieron a estar tumbados en una posición similar a la de antes, lo apoyó en su pechó y acariciaba su cabeza con cuidado. Leves "te quiero" fueron intercambiados antes de que, poco a poco, el sueño volviera a apoderarse de ellos una vez más y pudieran volver a dormirse, amándose, queriéndose, pero sobre todo, juntos y con mucho más que vivir.

-Time <3

KinnPorsche cortosWhere stories live. Discover now