Capitulo 29 - Una despedida en el Okan

209 4 0
                                    

"Empieza en ti, mi razón de amarte, termina en mí, el motivo de tu odio. Somos el uno para el otro, la dicha y el dolor".

En voz de Galael.

Regresé más confundido de lo que me había marchado, pero poco a poco, mis pensamientos se pusieron en orden. A mis espaldas Siri y Vida hablaban, ambos habíamos recuperado nuestros recuerdos y emociones. Y aunque quería ir hacia ella, no podía ignorar lo que le había hecho.

—Todo este tiempo he sido una marioneta tuya... y hace apenas unos momentos te creía mi aliada, y ahora, ¿qué somos, Vida?

—Hemos sido aliadas y enemigas, una y otra vez, pero en este momento nos necesitamos para sobrevivir.

—Cuando te uniste a ella —interrumpí—, adquiriste una conexión con el tadum de las tres, tú podías saber donde estaban

—Y nosotras te necesitábamos para ello, para volver a encerrarla. Sin embargo, las cosas salieron mal, Siri, no importa si te usamos o no, si fuimos injustas o no, la realidad es, que ahora no somos ya casi nada. Fuimos engañadas. Ixiora dividió su ser entre los humanos, yorubas y yeudeles, se escondió en sus almas, y cada que tu tomabas una parte de ella, otro tanto se escondía en el gran árbol de la vida, en la Creadora, fue así que en un punta tomó su cuerpo, y ahora que soy más débil, no habrá más tadum que se oponga a sus caprichos, salvo tú que llevas contigo el madaom.

—El libro que guarda lo que resta de su ser.

—Y tu misma Siri, posees parte de ella, por eso te quiere muerta —dije—. Lamento no haberte creído... —Me miró con odio—. Ixiora busca todo su poder para combatir a Orobel, ha convencido a Ikamori de que él estará pronto aquí y que debemos hacerle frente, pero después de todo lo que he visto ya no sé qué creer.

—Cada una obedece a su propio interés —continuó Siri—. Vida solo quiere proteger a sus humanos, la Creadora solo experimenta con sus obras e Ixiora, al igual que yo, busca venganza. ¡Seríamos más afortunados sin dioses! Vida, en todo este tiempo ¿encontraste la forma?

—Demasiado tarde. Debía fortalecerme para este momento, pero los amurabis lo impidieron, ahora, no tengo más opción que confiar en ustedes.

—¡Cómo te atreves a pedirme algo a mí! Tú que me condenaste a vivir en duelo, haciéndome creer que había matado a la esposa de Galael, una mujer que ni existe...

—Pero sí mucha gente murió por tus actos —dijo Vida, Siri apretó los puños.

—¡Por la libertad! La que tú me quitaste —gritó enfurecida—. Me ataste a esa necesidad, enferma de buscarle y protegerle como si todo el universo dependiera de ello —Me señaló—, me sumiste en constante desdicha.

—Te di poder...

—¡Me diste dolor! Una pérdida tras otra.

—Y el dolor te hizo fuerte. Ahora eres capaz de hacer lo necesario por preservar este mundo.

—Fue injusto.

—Sabes que no, por favor, no te dejes arrastrar por las emociones que han nacido de un pasado tan alejado. Hoy sabes bien quién eres y de qué eres capaz. Siri, la yeudel, que luchó hace poco contra Galael, es la mujer que se necesita para salvarnos de Ixiora, no la chiquilla llorosa de hace siglos. Todo lo que te di y viviste fue necesario, tienen ambos la fuerza más cercana a eso que llaman Dios, de lo que cualquier otro ser tendrá, ¿Acaso creías que el poder se forjaba de la felicidad absoluta? No, nosotros sus creadores, no nacimos un día de la nada sabiendo todo, nos forjamos en la dicha y el dolor. Ciertamente, el dolor fue el mayor incentivo a la evolución.

—El tiempo nos dio sabiduría y poder —interrumpí—, pero eso no implica que haya sido justo. Y aunque quieras venganza en este momento, Siri, no tenemos muchas opciones.

—No te pido que me perdones, no te pido que me entiendas, solo te pido que no permitas que Ixiora gane, tú y Galael deben vencerla, ambos deben cuidar de esta obra hasta que yo o la Creadora retornemos... Ni Ixiora ni Orobel. Este es mi último pedido, y va de la mano, de mi último obsequio. El conocimiento sobre el Okan, sobre la manipulación del tadum y la verdad absoluta, lo necesario para mantener el flujo de vida y creación mientras yo no esté —Ambos vimos como el cuerpo de vida se secaba—. Prometo recompensarlo... Prometo....

Y así volvimos al presente. 

La Bruja del OlvidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora