Capítulo 31- Conclusión.

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Todos contemplamos con horror lo que ocurría, el cuerpo de Ikamori, se fundía entre el tadum y una brea de carne y vísceras, resultaba asqueroso y horrible, podíamos escucharla gritar y gruñir, pero sus palabras resultaban incompresibles. En ese caos, apareció su rostro, igual que cuando nos enfrentamos la primera vez en el pasado, Ixiora, tenía la misma cara, aquellos ojos inhumanos que denotaban odio, poder, ambición y todo lo opuesto a sus otras dos partes: Vida y La Creadora.

—Inútil —gruñó—. Este cuerpo no me ha servido

Y de nuevo fue imposible comprender qué decía, la cara de Ikamori cobró forma entre el manojo de carne, mirarle así me destrozó. Ella era después de todo un ser con un pasado, había amado, odiado, llorado y reído, al igual que yo, era una pieza más en este juego vil que ellas disfrutaban. Le arrebaté la espada a Galael, y sin pensarlo, le corté en dos. Y entonces, por unos segundos, pude ver alivio en su rostro.

—Perdón.

Fue lo último que salió de su boca,çç fue lo último que supe de ella. Y así la batalla concluyó, más no la guerra. Ixiora seguía viva, por lo que sabíamos encerrada en el Okan, pero pronto volvería, ella misma lo había advertido, esta travesía solo había sido un intento suyo por erradicarnos antes de que Vida lograra reunirnos. Ahora, Zoran, Galael y yo, con la verdad en nuestras manos y el destino de la humanidad en juego. Debíamos reunir al resto de la horda y prepararnos para hacer frente a Ixiora.

Pronto la guerra llegaría, lo podíamos sentir. Pero ese día, habíamos ganado una batalla, y sentado un precedente en la lucha. 


La Bruja del OlvidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora