Capítulo 22: Los hijos de Mirthrim (Parte I)

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En voz de Siri

El bosque Bermejo – En el letargo de la Diosa.

"El pensamiento humano es incomprensible, nadie puede entender la totalidad de las razones que incentivan los actos más nobles o crueles. Asimilamos conforme a nuestro razonamiento y corazón, mas nunca podremos igualar el sentir ajeno, tan sólo resta admirarle. Porque aunque pertenezcamos a la misma especie, vivimos distintas realidades, y por tanto, sentimos diferente."

No había conciencia previa al momento en el que me encontraba, estaba envuelta en la ilusión que mi mente producía: en ella corría desesperadamente, abriéndome paso entre los árboles, mientras la alegría crecía en mi corazón. Iba a casa. Brinqué a la libertad, e irónicamente, había vuelto al lugar del que había escapado: La torre de Mirthrim, marfilada y resplandeciente, me ofrecía entre sus celdas, alivio.

Pero antes de que pudiera poner un pie en el pasto de Ragoh, las ramas inertes cobraron vida, se enrollaron en mi cuerpo, reclamándome como suya. Susurrando la sentencia que temía: nadie vuelve del bosque. Tiré con fuerza de cada extremidad, tratando de librarme, para asimilar con frustración, que nunca podría volver al hogar que amaba.

—¡Suéltenme! —Seguí halando, y el dolor vino a mí—. ¡Ayuda! —grité al observar a mi madre, estaba parada en la misma ventana de donde me escapé.

—Este es mi regalo para ti —susurró en la lejanía, y luego apareció frente a mí—. No tienes más remedio que aceptarlo.

Sangre. Dolor. Muerte. Una a una, las imágenes del fatídico día se repitieron, les observé como si fuera un espectador inerte, un objeto en el lugar, una gota de sangre, una hebra de cabello, unos ojos curiosos. Incapaz de moverme, pero con el poder de sentir. Todo en segundos, la sorpresa, el miedo y la consecuente frustración, todo lo viví en un instante. El monstruo que habitaba en mi pecho se desató, rompiendo todo, arrastrándome a sus fauces. Grité, más no desperté. Las manos frías de mi madre me tomaron, mientras seguía sujeta de madera roja.

—¿Por qué? —Tomé conciencia del sueño. Ella estaba muerta.

—No tiene sentido hacer preguntas, cuyas respuestas jamás podremos asimilar —dijo con parsimonia—. No hay lógica en cuestionarse los motivos de los actos irrazonables. Saber el motivo, no cambiará lo que hice...

—¡No!, lo dices porque pretendes que siga, porque eso era lo que tú querías, pero yo no. Necesito entender, necesito saber... Me quitaste la alegría, no dejaré que te lleves la verdad... —contesté, sabiendo que estaba hablando con una ilusión—. Lo hiciste para que fuera libre, o ¿por qué temías en lo que te estabas convirtiendo? ¡Dime! ¡Dime!

—Sea cual sea el motivo, es una pregunta a la cual nunca tendrás su respuesta real —Eso bastó para desbaratarme, ni tristeza, ni ira, nada quedó—. Sólo obtendrás suposiciones, razonamientos tuyos, pero jamás sabrás mi razón... y por ello, es ilógico continuar detenida en ese suceso.

—Mamá... te extraño... ¿Cómo no pude notarlo? Jamás imaginé que...

—Mi yabel...¿puedes detener el paso del tiempo? —Acarició mi mejilla, era cálida—. No, es imposible. De la misma forma, no puedes impedir la muerte. A veces llega en una caída por las escaleras, en un corazón detenido, o sólo como una voz, disfrazada en el sonido del viento o en el cantar de las aves; llamándote, invitándote a entregarte entre sus brazos... pero, sea cual sea la forma, una vez que se da un paso hacia ella, no hay retorno. Y nada de lo que te preguntes va a cambiarlo... Estoy muerta —El viento sopló con fuerza, levantando su largo cabello negro, envolviéndonos, y de sus manos surgieron cientos de mariposas—. ¿Recuerdas las mariposas que observábamos en primavera? Siempre quisiste seguirlas, ahora podrás hacerlo. Vuela hacia donde ellas marchan, emprende el viaje, y recuerda, nunca te detengas, no esperes a que la muerte te alcancé, sólo hasta que seas digna de ella, hasta que hayas dejado un legado, hasta que sepas que el recuerdo que quedé de ti, sea imborrable. Se digna, se libre. Te amo.

La Bruja del OlvidoWhere stories live. Discover now