Capítulo 25: Eliam, entre el deber y el amor (Parte II)

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Nota de autor

*Comenta o hay tabla: Mentira, podrían marcarme las frases que más les gustan en el transcurso de la lectura para que haga imágenes promocionales, gracias*

CAPITULO XV: ELIAM, ENTRE EL DEBER Y EL AMOR. PARTE II

En voz de Siri

El paso del tiempo había debilitado mi convicción, a lo largo de aquella década comencé apreciar el lugar que tanto me atemorizaba, y de igual forma, acepté el estilo de vida de los yorubas, llegué a creer que sería parte de ellos, y algún día su igual. La búsqueda de la libertad, quedó ofuscada bajo el velo de una ilusa felicidad. El afecto que crecía hacia él, me cegaba de la realidad, y me alejaba de lo que un día perseguí con tanto afán, que estuve dispuesta a dar la vida. A veces, cuando la amargura se mecía entre las hojas de los grandes árboles, la voz de mi madre y Letiliath sonaba entre los recuerdos, pero él, Galael, podía difuminar con facilidad, aquella promesa. Hundiéndola más en el conformismo que había emergido, con el afecto que propiciaba. Sin embargo, lo que deseaba distaba mucho de lo que ocurría. Sólo veía lo que quería, y aquella verdad que ignoraba, había empezado a surgir, agrietando lo que poseíamos.

Galael caminaba delante de mí. Le admiraba a unos pasos de distancia, la larga cabellera se mecía con el viento, soltando el aroma de su cuerpo, y poco a poco, una sensación de alegría brotaba en mí. Hacía más de treinta lunas que no sabía de él, y pese a las circunstancias, debía admitir, que me llenaba de alegría verle. El sonido de sus pasos cesó, y continué hasta dejarle detrás de mí. Estaba ansiosa, no sabía que iba a decirme, ni cómo reaccionaría. Pero tras unos segundos, sus manos se enredaron mi cuerpo.

—¡Mi eliam! ¡Mi querida, eliam! —Su llamado me llenó de regocijo—. No debemos discutir entre nosotros...

—Siempre hemos pensando distinto—hablé—, pero ahora, el peso de nuestras discrepancias parece mucho...

Su hálito acarició mi mejilla y mi cuerpo clamó por él. El instinto se sobreponía a mi razón.

—No debemos permitir que ellos nos separen —Susurró a mi oído—. Te he extrañado tanto, mi eliam, me has hecho falta —Sus labios se deslizaron por mi piel, y su hiel corroyó mi conciencia, arrastrándome a un delirio del que no podía huir—. Necesito de ti.

«Y yo de ti —pensé—. Siempre he necesitado de ti...pero no sólo de esta forma —añadí cuando sus manos se mezclaron por debajo de mi ropa—. Hay algo más... necesito algo más...»

Desde antes del primer beso lo supe, había brotado en mí una fuerza tan poderosa como la de un huracán, pero que me hacía tan débil, endeble a él. No sabía cómo manejarla, y en los últimos años, me había dejado llevar, ¿por qué? Porque me hacía feliz. Y quién rehúye de la felicidad, nadie. Es el alimento primario, tan vital como el oxígeno, sin la alegría, uno está muerto, desesperado, encausado en una constante búsqueda, tan desgastante, que cuando se tiene, no quiere dejársele ir. Yo no quería apartar de mi lado a la fuente de mi alegría, él.

—Galael —suspiré, resistiendo a la tentación que producía sobre mi cuerpo—. ¡Detente! —exclamé, pero no había la fortaleza suficiente en mi voz, y menos en mis manos para alejarle—. Te vas y reapareces como si nada hubiese ocurrido... —musité, recordando la melancolía que dejó su ausencia—. ¡Basta! No podemos seguir de esta forma, nos entendemos menos, y sólo estás conmigo por esto... —Dije, y retiré su mano de mi seno. Pero el deseo ya quemaba mi cuerpo—. Somos más que un instinto por procrear...

La Bruja del OlvidoWhere stories live. Discover now