CAPÍTULO 23: LA PROFECÍA

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Pico Gresco, en el letargo de la diosa.

En voz de Siri

"La soledad es el espejo del alma. En la alegría se le aprecia, y en la tristeza se le odia, porque de ella afloran nuestras virtudes y demonios".

En medio de la nada, en una tierra desierta y empinada, con la única compañía del viento feroz y el silencio cruel, caminé.

Seguía una recta imaginaria, ansiaba la cúspide, añoraba con desesperación el descenso, pero por más que las horas trascurrían, en una mañana que parecía infinita, no iba a ningún sitio. Sentí que el tiempo se había suspendido, como había ocurrido antes, en la oscuridad, salvo que la luz inundaba todo. Pero los minutos fluyeron, y pronto llegó la noche, la primera sin él. Me refugié entre un par de rocas, me hundí en el aroma de su abrigo, que ya no me parecía desagradable. Mordí un poco la carne seca, y pretendí aguardar hasta el amanecer, pero no lo hice. La desesperanza fue el motor que me impulsó a seguir, sin importar el cansancio. Necesitaba con urgencia observar la cima, o de lo contrario enloquecería. Pues sentí que había caído en alguna ilusión de Mirthrim. Tenía que comprobar por mis sentidos, que no era así.

«Sólo necesito ver la cima, con eso bastará, después podré dormir lo que necesite... —pensé. Levanté la vista para buscar la guía de los astros, pero una capa nubosa cubría todo—. A esta altura debería poder verles, que inusual. ¿Debería esperar? ¡No! Basta de perder el tiempo, si sigo a este ritmo llegaré pronto, no puede estar tan lejos...»

Una gran pared irrumpió mi andar, le examiné, y ante la carencia de opciones, decidí escalarla. No lucía tan alta, así que creí que al cabo de media hora la habría cruzado. Vendé mis manos, y me preparé mentalmente para el trayecto. Los primeros metros fueron sencillos, subí ágilmente, como lo había hecho en la torre. Pese a la carencia de luna, había una luz artificial sin procedencia alguna, que iluminaba levemente el muro. Aproveché el extraño fenómeno, sin darle mayor cavilación.

Resbalé en más de una ocasión, pero no cedí. Aunque no podía contar el tiempo con exactitud, estaba segura que llevaba más de una hora subiendo, en ese punto mis manos comenzaba acalambrarse, pero supuse que se debía a la falta de reposo. Los dedos me ardían, podía oler mi sangre escurriendo por ellos, mis piernas flaquearon, y si no hubiera sido porque me aferré con fuerza a las rocas, habría caído. Fue ahí, cuando pendía de ellas, que algo habló, sin voz, sin origen, de la misma forma que había escuchado a Mirthrim, estaba segura que era ella.

—Si te dejas caer no sentirás nada, dormirás plácidamente entre flores rojizas, tu alma retornará al origen y serás parte del flujo que rige este plano: el tadum —Sus palabras poseían un encanto que incitaba a la aceptación—. Si continuas el dolor que te espera será mayor al que has conocido, se extenderá tantas lunas hacia el futuro, que no podrás contarlas —El muro se alargó, dejando fuera de mi vista su final; el peso de mi cuerpo se hizo enorme—. Ella embelesará tus oídos con promesas de fortuna, aventura y libertad, pero son las mismas mentiras que me dijo a mí, y ahora soy un susurro en el bosque... La vida que prosigue es cruda.

—Pero es mía... —respondí al ente, sus palabras se convirtieron en un eco interminable, que lastimaba mis oídos—¡Basta! ¡Basta! Tus palabras no van a persuadirme, mi convicción es más fuerte... —Me tambaleé agitada, el oxígeno era escaso a esa altitud—. ¡Seguiré!

—¡Oh! ¡Cuán ingenuos son los hijos de la triada! ¡Oh! ¡Pequeña aún no conoces la magnitud de tu agonía y te confiesas gustosa aceptarla! El orgullo te encaminará a tu muerte —recitó mi tragedia con ansias, mofándose de lo que consideraba mi necedad, y yo creía era mi valor.

La Bruja del OlvidoHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin