Frida [Ivar The Boneless/Alex Høgh Andersen]

8

El hombre suplica por una oportunidad, desea pedirle perdón a Frida, al verla entre la multitud se abre paso para arrodillarse ante ella y besarle los pies. La chica está conmovida, levanta la vista a Ivar. Ambos saben lo que cada uno piensa.

-Estaba ebrio. Tal vez una segunda oportunidad lo hará cambiar de opinión. Por favor, Ivar, no lo asesines.

-Lo siento cariño, pero si perdono esto, los hombres pensarán que no soy fuerte ni tengo voluntad, y sobre todo que pueden hacerte lo que quieran sin consecuencias. No dejaré que nadie te toque, nadie.

—Levantenlo —Ivar habla con una frialdad espeluznante. Frida sabe lo mucho que él cambia, y sabe que lo hace por lo que todos piensan de él. Ese hombre se abraza a las piernas de Frida, ella guarda la compostura mientras esos hombres lo apartan de ella.

Frida sigue sin apartar sus ojos de esos azules que adora, ella sabe lo que él quiere. Lo llevan frente a todos, a un lugar más alto, dónde todos pueden apreciarlo.

—Si este hombre hubiera intentado violar a sus madres, hermanas, hijas, esposas, lo quisieran muerto. Es lo que yo reclamo —dice Ivar mientras todos gritan a forma de aprobación.

—¡Alto! —grita Frida, esto transforma por completo la expresión de Ivar a una de reproche, todos la observan y la escuchan— me gustaría proponer algo distinto.

Ivar le ruega con la mirada que guarde silencio, el hombre se muestra aliviado, y le sonríe a Frida.

—Adelante —pide Björn extrañado, igual que todos.

—Pido cortarle aquello con lo que planeaba violarme.

Esa acción les parece retorcida, demasiado sádica para una chica, pero lógica. Ivar forma una sonrisa, esa es una propuesta brillante, se siente orgulloso, demasiado afortunado por Frida. Pero es interrumpido por ese hombre.

—¡Perra! ¡Eres una hija de puta! —escupe con rabia entre gritos, todos intentan callarlo.

Ivar hace una señal a su novia tendiendo un cuchillo a ella, la chica lo entiende. Todos se apartan para dejarla pasar. Al darle esa arma, Ivar le da un besito en la frente. Frida, demasiado seria, se gira para bajar el pantalón de ese hombre mientras alguien más lo sostiene para que deje de luchar. Frida pide que alguien sostenga ese pene y bolas, alguien se ofrece.

—¡Nadie es digno de llamarse hombre si es capaz de violar a una mujer! Así que no necesitarás esto nunca más.

La chica corta esa parte. Mientras el hombre grita y se retuerce, sangrando. Ese hecho salpicó de sangre el rostro de Frida y de quienes estaban cerca.

—¡Mátame! ¡Mátame maldita perra! —Frida le da ese cuchillo a Ivar, el hombre se mantiene insultándola. Hasta que Ivar lanza el cuchillo a ese cuello, asesinándolo enseguida. 

Entonces Frida se mueve, caminando directo a la habitación donde durmieron. Apenas se sienta en esa cama, cuando Sigurd aparece.

—Tú no eres esa —él está sorprendido, igual de asqueado que ella—. Hey, estás pálida. ¿Estás bien?