Frida [Ivar The Boneless/Alex Høgh Andersen]

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—¿Siempre ha sido así contigo? —cuestiona Hvitserk mientras Frida comienza a quitar toda esa armadura a Ivar.

—Debiste verlo cuando me vio en el Gran Salón con tu madre. Fue con mi padre a decirle que le daría todo el espacio de tierra fértil que él quisiera, oro y plata suficiente para que él formara ejércitos, barcos, y creará su propio reino, bajo su protección, sólo porque le permitiera casarse conmigo.

—¿Tan loco está? —Hvitserk está sorprendido, Frida sólo le sonríe.

—Lo sé, directamente pasaba a coronarlo Jarl o Rey de cualquier lugar que él quisiera, pero mi padre me amaba demasiado. Siempre me decía que él buscaba lo mejor para mí, y eso no estaba en el dinero o el poder.

—Bueno, tal vez tenía razón. Pero en realidad no creo que el rey Harald esté loco. Creo que eso era lo menos que vales —Frida deja de quitar la ropa de Ivar, para observar a Hvitserk.

—No sé desde cuándo puedes calcular los reinos que valgo, pero por ti yo daría dos cabras y tres kilos de oro al año —Hvitserk suelta una risita, entonces Frida sonriente ha terminado de poner cómodo a Ivar.

—Sabes que si alguien te hace sentir incómoda puedes decirlo, incluso si soy yo.

—Gracias Hvitserk. En verdad lo aprecio demasiado. ¿Sabes dónde vas a dormir? ¿O dormirás con nosotros? Puedes hacerlo si quieres.

—Gracias, el Rey Harald dijo que me daría un lugar cómodo, y que me llevaría algunas esclavas —Frida sonríe de lado, sentándose en el borde de la cama.

—Heahdmund parece tener algo contigo.

—¿A qué te refieres? —cuestiona ella, interesada.

—¿Te ha hecho propuestas o se ha intentado pasar? Es decir, a veces no puede quitarte la mirada, y yo he visto la forma en que te observa —la chica suelta una risita.

—Eso es pecado para los cristianos. Tú me lo dijiste.

—Lo sé, pero misteriosamente después de observarte así, comienza a hablar con su Dios. Es extraño. ¿No? Sólo los cristianos se avergüenzan de las acciones más humanas, por eso creo que le interesas —Frida suelta una risita.

—No lo sé, y aunque fuera así no podría importarme menos.

Hvitserk levanta sus hombros sonriendo. Esa chica si que le parece facinante, pero debe comenzar a buscar a alguien más, para olvidarse de ella.

—Me voy, hay mujeres que me esperan.

—No les hagas pasar un mal rato —el chico sonríe, saliendo de esa habitación—. Gracias por todo.

—No es nada.