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Frida se frota contra él, tal como lo hizo hace algunos días frente al río

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Frida se frota contra él, tal como lo hizo hace algunos días frente al río.

—Lo lamento tanto —susurra Ivar contra esos labios, la chica se separa de él, sólo para tomar una de sus manos y llevar dos de sus dedos a su boca, para comenzar a chuparlos.

Eso es nuevo para el chico, por lo que se limita a observar, y a sentir todo lo que esa imagen le causa. Su erección aparece, él sonríe, esa será la primera vez que sienta esa mágica sensación de penetrar a alguien.

—Lo sé —dice la chica dejando húmedos esos dedos, e inclinándose para volver a besarlo.

Mientras ella lo hace y se sostiene por sus brazos, Ivar mueve sus manos, intentando bajar ese vestido. Cuando ella lo nota, se separa para sentarse sobre su abdomen, y enseguida bajar su vestido, dejando sus senos al descubierto.

—No tienes idea de lo mucho que te amo —habla Ivar, ella suelta una risita, sintiendo como él vuelve a sentarse y mientras sujeta su nuca para besarla, su otra mano viaja hasta su entrepierna, luchando contra la tela de sus prendas.

Frida sujeta con fuerza esos hombros, separándose de los labios del chico para gemir, cuando Ivar tiene contacto con su feminidad. El chico sonríe ante eso, está completamente excitado. Él hace a un lado esa ropa interior, para comenzar donde esa prenda cubre. Pronto ella se encuentra derritiéndose por esos movimientos, gimiendo al oído de su novio y aferrándose a su cuerpo. De pronto ella busca besar ese cuello, él lo permite, esa sensación húmeda y caliente sobre su piel es demasiado excitante para él.

Abraza esa cintura, aun acariciando esa feminidad. Pronto él busca ese orificio, y al ubicarlo nota toda esa humedad, por lo que no duda ni un segundo en introducir sus dedos. Apenas lo hace Frida arquea su espalda, y esos gemidos bajos se transforman en uno demasiado audible. Ivar sonríe, apenas ella lo observa a los ojos él susurra.

—No hagas demasiado ruido.

Entonces comienza a penetrarla con los dedos, mientras lo hace ambos se observan a los ojos. Comienza un duelo para sostener sus miradas. El chico disfruta ver como ella lucha por no gritar, y como esas expresiones son reprimidas, por eso no ha dejado de sonreír, aun cuando ella aleja su mirada o cierra sus ojos, seguido de un gemido. La forma en que ella se aferra le parece increíble. Él no tiene reparo en aumentar la velocidad de sus embestidas, esos dedos largos dan justo en el punto, por eso disfruta y ama cuando Frida mueve su cuerpo inconsciente de los espasmos del placer sobre ella. Él está causando todo eso.

—Para, Ivar —él no lo hace. Esos ojos le suplican por más.

El chico sólo se detiene cuando ella grita, teniendo pequeñas convulsiones y temblor en las piernas, seguido por expulsión de su líquido. Él saca sus dedos, después de estar empapados. Ella lo besa, aferrándose a él. Apenas se separan se sonríen.

—¡Ivar! —Ubbe entra a la habitación.

Ellos estaban tan concentrados, que no lo escucharon acercarse. En automático Frida baja de Ivar para sentarse a su lado, pero es tarde. El hijo mayor de Aslaug ha visto lo que han hecho, y ha visto el cuerpo de Frida desnudo, aun cuando ella intenta volver a subir el vestido para cubrir sus senos y bajarlo para cubrir su feminidad. Ubbe lo sabe, ella es preciosa, por eso no es sorpresa cuando Ivar está sonriendo orgulloso.

—Ahora que Björn se ha ido, necesitamos hablar. Vamos —él nota en Frida algo magnífico: ella con el rostro sonrojado, un poco sudorosa, con un brillo especial en los ojos, una sonrisa tímida y una enorme satisfacción. Ivar baja de la cama, y arrastrándose se mueve para salir.

—¿Estás bien? ¿Dónde estabas? —cuestiona Ubbe a la chica. Ella lo observa sonriente.

—Estoy bien, pasé la noche con Björn. Tuve una pelea con Ivar, pero ahora todo está mejor.

El hombre sonríe, y antes de salir se despide de la chica, ella permanece sentada ahí, sonriendo y recordando lo que sintió hace un momento con Ivar.

No pasa mucho cuando ella se levanta. Va a ver en qué cosas puede ayudar. Supone que los asuntos que Ivar tratará serán relacionados con la pelea que causó la muerte de Sigurd, y también sobre el destino del Gran Ejército. Todos saben que hay un gran conflicto de intereses entre los hijos de Ragnar.

Frida ayuda a preparar la comida. Horas más tarde sale a buscar a Ivar para avisar que la comida está lista, pero decide acercarse a Hvitserk cuando lo ve cerca.

—La comida está lista, deberías avisar a quien veas, para comer pronto —él sonríe agradecido.

—¿Ahora eres cocinera? —Frida lo golpea ligeramente por el hombro, riéndose por la misma razón que él.

—Tal vez mi destino está en ser esclava. ¿No lo crees? —el ríe negando.

—Sólo creo que eres buena en todo —ella sonríe—. Aunque eres pésima para asegurar que las personas a tus pies estén realmente muertas, y no te atraviesen con espadas.

Frida se molesta en forma de broma, y busca golpear ligeramente a Hvitserk, mientras él retrocede en su lugar, es imposible que ella lo alcance y se rinde.

—¿Y Ivar? —el semblante cambia para él a uno serio, como si no quisiera hablar del tema.

—Atormentando a alguien, no lo sé. Es un terco, y Ubbe no está de acuerdo con él. ¿Qué pasó ayer que desapareciste?

Frida ahora es quien se incómoda, Hvitserk lo nota, pero ella quiere hablar.

—A veces tu hermano puede ser un gran imbécil, y ayer lo fue conmigo. Yo me enfadé, quería hacerlo pagar por eso.

—Sólo tú puedes hacerlo pagar, Fri. No te dejes tratar mal, lo quiero, pero a veces puede ser un idiota, no sabe controlarse. Siempre te lo he dicho, estás en peligro con él, con cualquier hijo de Ragnar. No dudes en huir apenas así lo desees.

Frida le da una sonrisita agradecida.

—Bueno, debo ir para que todos coman —entonces sigue su camino, avisando a todos quienes encuentra, cuando se sorprende por ver a Ivar dirigirse dentro de ese espeso bosque, a toda velocidad en el regalo que Floki le hizo: ese carruaje.

—Bueno, debo ir para que todos coman —entonces sigue su camino, avisando a todos quienes encuentra, cuando se sorprende por ver a Ivar dirigirse dentro de ese espeso bosque, a toda velocidad en el regalo que Floki le hizo: ese carruaje

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Frida [Ivar The Boneless/Alex Høgh Andersen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora