Frida [Ivar The Boneless/Alex Høgh Andersen]

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Frida recibe visitas apenas entra a la gran recámara. Sabe que aún no está casada con Ivar, pero sabe que eso es algo que al chico tampoco le interesa.

—Oh gran Frida —la chica se gira para encontrarse con dos mujeres, de rodillas frente a ella—. Hemos servido en el Gran Salón durante años, permítenos servirte a ti.

—De pie —ordena la joven. Ambas obedecen, ahí la chica las reconoce, la chica se acerca a ellas y les sonríe—. Yo viví aquí, y sé lo mucho que Aslaug las respetaba, me sentiré orgullosa de ser servida por ustedes.

Ambas mujeres le sonríen amables.

—Iré a preparar una ducha —dice una de ellas—. Sé lo mucho que adoras dormir limpia. Y mientras yo voy, Engla cambiará las sábanas de la cama.

La chica agradece, y enseguida ambas trabajan. Frida se quita toda esa vestidura de guerra, sólo conserva un fino vestido que cubre su desnudes.

—¿Es cierto que cortaste el pene de un hombre que intentó poseerte por la fuerza? —cuestiona Engla, apenas terminó de cambiar esa gran cama, y comenzando a despeinar el cabello de la chica. Frida suelta una risita.

—Es verdad. ¿Quién lo dijo?

—Los primeros hombres que llegaron aquí. Los demás sólo lo confirmaban y lo describían con horror. Lo que hiciste fue maravilloso Frida, ojalá todas puedan hacer lo mismo.

—Bueno, seré la reina en algunos días. Es cuestión de que me des nombres para comenzar a desmembrar —bromea la chica, ocasionando que aquella mujer también se ría.

—Engla, danos privacidad —esa inconfundible y amenazante voz las distrae, ocasionando que Engla siga la orden, después de que Frida asintiera. Una vez que la esclava sale, él le sonríe a su prometida, un poco irritado.

—Sabes que tu cabello es sagrado para mí. ¿Por qué dejas que alguien más lo toque? —Frida suelta una risita, Ivar está un poco ebrio.

—Porque alguien estaba demasiado ocupado hablando de su victoria, de estrategias, acuerdos y cosas que no me interesan —el chico ahora le sonríe de forma genuina, mientras se acerca a ella para sentarse y continuar con el trabajo que la esclava hacía.