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Al día siguiente Hvitserk despierta muy temprano para ir a Kattegat. Las ve descansando sobre la cama, no se atreve a perturbarlas, sólo se limita a vestirse y sonreír por verlas desnudas y recordar todo lo que hicieron la noche anterior, las adora.

Hvitserk tiene que lidiar con el llanto de Ivar, llamándose a sí mismo un imbécil. Cuando de pronto descubre que Freydis sale de esa habitación matrimonial, la chica consuela a Ivar. Apenas el rey deja libre a Hvitserk, aquellas mujeres que sirvieron a Frida se acercan al chico. Él las ve desesperadas, sólo les dice la información que ellas quieren saber: Frida está bien, ha perdido al bebé, pero está a salvo. Ellas le agradecen por protegerla, y le ruegan que no deje que Ivar la encuentre. Pasa lo mismo con los habitantes más cercanos a la chica. De esta forma, la verdad se va propagando, haciendo que los hombres no busquen con el mismo ímpetu. Nadie dice algo a Ivar, lo detestan, y mucho menos lo informan a las familias de los que sirven de cerca al rey de Kattegat.

Margrethe y Frida se encargan de los deberes de la casa. Pasan la tarde probándose vestidos, saliendo a la naturaleza, tomando el sol, cocinando, conversando y arreglando su cabello. Han logrado formar una amistad demasiado intima. Si antes de la muerte de Ragnar ellas conversaban, ahora lo hacen con mayor confianza, una verdadera relación en la que se cuidan la una a la otra. Por otro lado, la compañía ha hecho que Margrethe no haya tenido episodios de locura durante esos días.

Pasa alrededor de una semana. Todos se han dado por vencidos. Ivar ha enviado mensajeros a los reinos cerca, para pedir que le devuelvan a Frida, si ella se ha ocultado en sus ciudades. Aún queda un pequeño grupo de hombres, fieles a Ivar, buscando en el bosque por Frida, pero no tienen esperanza alguna de encontrarla. Es cerca de la noche, que los hombres encuentran la trampa que Hvitserk, Margrethe y Frida plantaron en el bosque, y van de inmediato a presentarla al rey.

—¿Qué es esto? —pregunta Ivar molesto, tomando el trozo de tela e intentando desdoblarlo.

—Creemos que usted lo sabe, rey Ivar —dice uno de los hombres—. Por los testimonios, pensamos que ese podría ser el vestido con el que la reina Frida abandonó Kattegat. ¿Lo es?

Ivar se ilumina. Son trozos de tela rasgados, ensangrentados y llenos de tierra y polvo. Ivar enseguida se mueve, para echar agua en esa tela, descubriendo que es verdad, ese es el vestido rojo con el que Frida abandonó Kattegat, junto con trozos de su capa azul. Él se siente destrozado, tal como Frida lo dijo, prefería ser devorada por lobos, antes que seguir con él, eso fue lo que debió pasar.

—Váyanse —ordena Ivar intentando contener la rabia que siente, y que se aproxima a escapar en forma de llanto. Los hombres hacen lo que él ordena. Apenas se queda solo con Freydis, comienza a llorar, no le interesa hacerlo frente a ella. La chica se acerca para abrazarlo.

—Yo la asesiné —dice entre sollozos, mientras ella intenta calmarlo.

—Tú no lo hiciste Ivar.

—El maldito vidente lo hizo. Ese hombre es un fraude, me habló de promesas falsas, debe morir. Todo esto es su culpa.

—Ivar —Freydis lo lleva hasta la cama, ahí se recuestan, mientras ella le da consuelo—. Esto es lo que debía pasar para que yo diera a luz a tu hijo. Llevo a tu divino hijo en mi vientre—Ivar enseguida se levanta, aun sosteniendo los harapos sucios que esos hombres le llevaron. 

—¿Qué? ¿De mi hijo? —Freydis se levanta también, para estar a la altura del chico, y asiente con una sonrisa.

—Sé que la amabas, pero ella ha muerto ya. Ahora debemos casarnos, este hijo tiene que nacer siendo hijo de una reina y un dios.

—Pero tú y yo no hemos tenido sexo —contesta Ivar, aún con lágrimas en los ojos.

—Eres un dios, lo puedes todo. Te dije que con tu sangre lo lograrías, ahora llevo a tu hijo —Ivar no puede con las noticias, está en shock, son tantos sentimientos, pero el que más le invade es la rabia por causar la terrible muerte de Frida.

—Te amo —susurra Ivar, observando aquellas prendas que empuña con coraje. Freydis sonríe y se acerca para besar al chico.

Al día siguiente Hvitserk llega a su cabaña, después de haber sido informado de todo, y de que haya sido cuestionado por lo que planea hacer con Margrethe. Ivar quiere que él se deshaga de ella, Hvitserk no entiende porque, pero insistió en que se encargaría. ¿Qué podría hacerle una débil chica al rey de Kattegat?

—Encontraron tu vestido —dice Hvitserk a Frida, mientras están recostados desnudos, acariciándose, con Margrethe ya dormida.

—¿En verdad? —Frida se levanta un poco para verlo y sonreírle.

—Ivar estaba destrozado. Yo los engañé, me acerqué con intenciones de asesinar a Ivar, pero me detuvieron —ambos ríen cómplices, hasta que Hvitserk recuerda otra noticia.

—¿Qué pasa? —cuestiona ella divertida.

—Freydis lo ha convencido de casarse —esto también borra la sonrisa de Frida, sobreestimo a Ivar, no creía que pudiera ser tan tonto, no como lo está demostrando ahora.

—Es lo que haría cualquier rey al quedarse sin reina —afirma Frida, sintiéndose un poco triste, pensando en lo diferente que pudo haber sido si Ivar jamás la hubiera traicionado.

—Eso no es todo. Freydis dice estar esperando al hijo de Ivar —Frida suelta una risita, Hvitserk no lo entiende—. ¿Qué es gracioso?

—Ese no puede ser hijo de Ivar. Margrethe lo sabe, la única persona con quien Ivar ha tenido erecciones es conmigo, y me lo dijo cuando hui de Kattegat. Él sólo podría tener hijos conmigo, fue el regalo que los dioses nos dieron.

Hvitserk sonríe y se acerca para besar a Frida de una forma tierna y amorosa.

—La boda será en dos días, iré con Margrethe —Frida lo entiende y sólo asiente, sonriendo. Vuelven a besarse, y entonces se acomodan para dormir.

—¿No te aburres de estar todo el día aquí? —cuestiona Hvitserk, sabe que, aunque la respuesta sea mala, Frida será sincera.

—Margrethe me hace la vida más sencilla. No te preocupes por mí, yo estoy bien, estaremos bien Hvitserk.

 No te preocupes por mí, yo estoy bien, estaremos bien Hvitserk

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Frida [Ivar The Boneless/Alex Høgh Andersen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora