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Ivar ha tenido muchos asuntos que discutir con sus hermanos, Frida merodea Wessex, cada vez recuperando más fuerza, por esa razón ambos encuentran a Floki en situaciones distintas

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Ivar ha tenido muchos asuntos que discutir con sus hermanos, Frida merodea Wessex, cada vez recuperando más fuerza, por esa razón ambos encuentran a Floki en situaciones distintas.

—¿Cómo te encuentras? —cuestiona Frida. El hombre sólo se acerca para abrazarla, sabe que también le duele a ella, demasiado, por eso ese abrazo es consolador.

—Estoy destrozado, Frida. Sé que los dioses se la han llevado por una buena razón, la cual tal vez jamás comprenderé, pero sé que la volveré a ver. Tal vez mi pequeña hija la necesitaba, no lo sé, pero cuando los dioses lo quieran me reuniré con ellas.

Frida vuelve a abrazarlo, notando las herramientas que el hombre carga.

—¿Qué harás ahora? —cuestiona triste, él le regala una sonrisita.

—Hacer lo que siempre he hecho, construir. Ya no tengo nada que me una a Kattegat. Los dioses me piden que haga lo mismo que Ragnar: navegar y explorar —la chica sonríe, es bueno que, a pesar de ese dolor, no se hunda en él.

—¿Cuántos hombres piensas llevar? —Floki suelta una de sus típicas risas, pero más apagada, sin toda la alegría que solía tener.

—Iré solo. Necesito probarme a mí mismo y ante los dioses —Floki nota esa mueca de inconformidad en la chica, le causa ternura y por eso la abraza—. Estaré bien, no me pasará nada que los dioses no quieran. Yo sólo me iré.

La chica asiente, Floki continúa su camino. No avanza mucho cuando se gira y vuelve a hablarle.

—Ragnar te veía como una hija, pero estaba mal. Yo te vi crecer, yo sí te veo como mi hija, sé que ella sería como tú, estaría cerca de tu edad. Todos esos días en que tu padre nos visitaba, y tú siendo una pequeña bestia parlante que corría de un lado a otro en mi casa —Frida suelta una risita—. Eres mi hija Frida, estoy orgulloso de quién eres. Los dioses están contigo. Y tal como a una hija, algún día debo de abandonarte para que crezcas, y seas llevada a dónde tengas que ir, el día se acerca. No te muestres triste, no hay razón para hacerlo, de cualquier cambio siempre se aprende algo, la sabiduría es algo bueno, pequeña bestia parlante brillante.

Frida suelta una risita, ahora derramando lágrimas, mientras Floki vuelve a tomar todas las herramientas y continúa su camino.

Por la tarde, cuando Ivar se encuentra a Frida, ella lo nota enfadado.

—No quieren asesinar a Ecbert, quieren reclamar las tierras que le prometió a mi padre.

—¿Acaso no pueden hacer ambas cosas?

—No, él intentará negociar su vida a cambio de las tierras. Merece lo mismo a el rey Aelle. Al menos Sigurd me apoya

Frida se para frente a dónde Ivar está sentado. Él elimina todas sus expresiones llenas de furia.

—Debes comprender que hay cosas que tú puedes controlar, y otras no. A pesar de que tu propuesta puede ser la más sensata, no eres el líder del Gran Ejército, no eres el único hijo de Ragnar.

Ahora Ivar se molesta con Frida.

—Él quería que fuera líder. ¿En verdad te pondrás en mi contra?

—¿En verdad pelearás conmigo por esto? Si no quieres que te diga lo que pienso deberías hablar con una cabra, o algún esclavo que siempre te dé la razón. ¿Quieres que actúe como una?

Ivar cierra los ojos, con sus dedos presiona sus cienes y suspira.

—Tienes razón —dice más relajado—. Lo lamento Fri, ambos vemos puntos distintos en el mismo problema. ¿No?

Frida asiente.

—Los dioses ya han decidido el final de Ecbert, por qué te preocupas tanto ante las decisiones de los dioses.

Ivar la observa fijamente, se mueve para sujetar esa cintura y acercarla a él de una forma violenta.

—Ven aquí —él comienza a hacer cosquillas, Frida intenta escapar, le es imposible y ríe sin parar, hasta que logra alejarse.

—Eres terrible —bromea la chica.

—Sólo contigo cariño.

Ambos se sonríen, encantados.


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Frida [Ivar The Boneless/Alex Høgh Andersen]Where stories live. Discover now