Frida [Ivar The Boneless/Alex Høgh Andersen]

15

Cuando Frida despierta, Ivar está sentado a sus pies. Ella nota que es noche, le cuesta recordar lo que pasó, hasta que el chico descubre que ella ha despertado, y se recuesta con ella, buscando refugio en sus brazos. 

Frida lo recuerda todo: Ivar lanzando un hacha a Sigurd. Se pregunta si está bien ese chico, o si ha muerto y condenarán a Ivar por tal hecho. Ella escucha que él comienza a llorar. Con mucho trabajo, intenta incorporarse de lado, para observarlo mejor, pero es imposible, él no la suelta.

—Todo va a estar bien. ¿Sí? Estaremos bien, Ivar.

Él no habla, sólo se mantiene llorando, hasta dormir en esos brazos, ella lo sabe cuándo su respiración es pausada, entonces tiene la libertad de moverse. Quiere investigar más lo que pasó, pero la noche y el silencio le indican que todos han dormido.
Ella se levanta un poco, siendo iluminada por las antorchas y velas al rededor, sólo quita ese hermoso vestido incómodo, así como la incómoda ropa de Ivar. Él ni siquiera la siente, está tan agotado que ella podría hacer lo que quisiera con él. Al terminar, la chica intenta dormir.

Cuando Ivar despierta, Frida acaricia su mano, misma que usó para atacar a su hermano. En realidad, eso no le preocupa al chico, lo que le tiene consternado es lo que harán sus hermanos por eso.

—¿Está muerto? —cuestiona Frida de una forma fría, como si ya supiera la respuesta. A Ivar le duele la cabeza, lo que menos necesita es que le recuerden lo que ha hecho.

—Sí —no tiene razones para ocultarle lo sucedido, lo sabrá. Ella lucha por mantener las lágrimas en su lugar, igual que su cordura y tranquilidad. Ivar nota que esa voz tiembla, y está rota.

—¿Qué va a pasar ahora?

—Frida —él mueve sus manos, haciendo que la chica se mueva y se apoye en sus brazos, observándolo. Ver la imagen de su Frida llorando es demasiado para él, se siente mal ahora—. Él estaba molestándome, lo sabes. Quiso traicionarme cuando intentó besarte. Tal vez le tenías un cariño enorme, pero las personas explotan y hacen locuras, ayer yo no pude más con él, lo hice sin pensarlo. No quería matarlo. 

Ella conoce esa sensación, sólo puede asentir y volver a refugiar su rostro entre ese cuello y el hombro de su prometido.

—Tengo miedo de lo que vaya a pasarte ahora, no sólo con tus hermanos, sino con los dioses. Sigurd estaba desarmando, si los dioses te consideran injusto entonces...

—Cariño, lo repararé. ¿Entiendes?

La chica se mantiene pensando, las leyes siempre se pagan igual: sangre por sangre. Entonces tiene una idea, deja de ocultar su rostro, limpia sus lágrimas y vuelve a buscar esa mirada azul con la suya. Se asegura de que él la escuché.

—Te disculparás con tus hermanos y dirás que él intentó besarme, buscaba traicionarte, pero cuando yo me negué, fue a buscarte y decirte que se vengaría de ti. Dirás que no querías hacerlo, pero te estaba molestando demasiado, perdiste el control de ti, no sabías lo que hacías, pero ahora estás arrepentido. Dirás qué pueden preguntarme a mí, Ivar no quiero que te maten, te necesito con vida, todos.

—No me disculparé —Frida se rompe aún más, Ivar lo siente.

—Por favor, suplicarás si es necesario, llorarás si son duros contigo. Promételo, promete que lo harás por mí, porque yo lo haría por ti, soy capaz de hacerme una esclava por ti.

El chico se acerca para besarla, no podría negarse jamás a ella.

—Lo haré cielo, haré todo lo que tú me pidas.

Horas más tarde, se celebra el funeral de Sigurd. El ambiente no puede ser más tenso, todos observan a Ivar, juzgando su terrible acción. Frida no lo nota, llora demasiado como para hacerlo. Claro que esa muerte le duele, tanto como a Ivar que llora en silencio, cargando con todas esas miradas acusadoras por lo que ha hecho.

Apenas termina el funeral, los hijos de Ragnar tienen una audiencia para determinar el futuro de su hermano menor. Cuando termina, Ivar sale observando a Frida a las afueras de la ciudad, viendo hacia el bosque. Decide acercarse a ella, ahora sintiéndose demasiado feliz.