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Hvitserk regresa por la noche a su hogar

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Hvitserk regresa por la noche a su hogar. Encontrando a Margrethe dormida y a Frida despierta, recostada a un lado de la otra chica.

—¿Cómo te sientes?

—Mejor —responde tranquila y con una sonrisa—. Quiero bañarme, pero no sé cómo o dónde.

Hvitserk sonríe y la lleva a una habitación aislada de la cabaña, a unos metros de ella. Decide ir por agua al río para calentarla. Mientras lo hace, conversan.

—¿Qué tal te ha tratado Margrethe?

—Demasiado bien —confiesa Frida—. Incluso me ha propuesto compartirte.

Hvitserk suelta una risita.

—Yo sería el hombre más feliz.

—Me gusta la sinceridad.

—Lo sé, definitivamente lo sé —después de un corto silencio, Frida habla.

—Deberías descansar. No sé cuál es el ambiente por allá, pero no debió ser fácil tener que soportar a Ivar y sus acusaciones.

—No sospechó de mí. Ivar está realmente mal, demasiado como para pensar en que alguien lo está traicionado, pero lo merece. Me hace sentir tan molesto saber todo lo que te hizo, y que ahora no sabe que carajo hacer.

—Me habría gustado anunciar a toda la gente de Kattegat mi decisión. Los abandoné —ella se siente culpable por ello.

—Ellos saben que no. Los rumores se esparcen rápido, se especulan muchas cosas, pero no que estás siendo injusta. Todos saben que estabas embarazada. Aquellos hombres vieron cómo te golpeó. Freydis se sienta en el trono de la reina, es demasiado obvio lo que pasa ahí. Frida se siente tranquila con eso. Entonces el agua está lista para que ella se duche. 

Hvitserk apenas la ve entrar de nuevo, con ese vestido delgado para dormir, se siente bendecido. Ella va hasta ese lugar donde durmió, para sentarse a un lado de él.

—Deberías dormir en cama con nosotros. A Margrethe no le interesará.

Frida asiente con una sonrisa cansada.

—Gracias —antes de que la chica camine a la habitación, Hvitserk toma su muñeca.

—Lamento todo esto, Frida. No debe ser fácil para ti, pero cuentas conmigo para lo que quieras.

Entonces Frida se acerca, se sujeta de sus hombros y lo besa con pasión y cariño. Hvitserk se aferra a su cintura, invitándola a sentarse sobre él. Pronto ella sube sobre ese regazo, besándolo tiernamente y de una forma lenta y cálida.

—Te adoro —dice el chico mientras sus manos intentan palpar cada parte de ese cuerpo sobre él.

—Te amo Hvitserk —susurra ella, para enseguida separarse de sus labios y comenzar a besar ese cuello, separándose un poco de su cuerpo, comienza a quitar la ropa del chico.

Él disfruta sentir esas manos desesperadas por desnudarlo. Pero sobre todo se queda bobo cuando ella se separa ligeramente y lo ve a los ojos, regalándole una sonrisa.

Hvitserk se aparta de ese delgado vestido que cubre ese cuerpo. Al tenerla desnuda disfruta lo que ve. No es capaz de moverse, quiere contemplarla. Ella vuelve a sonreír, para volver a besarlo. Él sujeta la espalda de la chica y se pone de pie, con esto la recuesta, y ahí comienza a besar ese cuello, y finalmente ella pude quitar ese pantalón. Frida no puede esperar para ser penetrada, pero él se toma su tiempo, y Frida comienza a disfrutarlo. Se siente amada.

El chico está realmente caliente, pero ese momento lo ha esperado por tanto tiempo, que quiere disfrutar cada segundo; palpando y besando cada parte de esa piel, desea ser testigo de los sabores, sonidos y colores de esa preciosa chica. Finalmente, Hvitserk planea tener contacto con aquella zona, y para eso acaricia esa feminidad, Frida lo sujeta con fuerza y gime bajito.

—Que precioso regalo de los dioses —susurra complacido, para dejar de besarla y comenzar a saborear esos senos.

Frida lleva sus manos a su boca, intenta ahogar esos gemidos. Desea que Hvitserk no se detenga, pero está ansiosa por ser penetrada. Entre gemidos y pequeñas convulsiones, ella finalmente suplica.

—Entra en mí, por favor —él sonríe, se aleja y se posiciona entre esas piernas.

Toma las manos de Frida, y las pone contra el sofá, sobre la cabeza de la chica, mientras que con la otra mano sujeta ese cuello. Con esa posición ella ya se siente venir, y gime de nuevo. Entonces Hvitserk comienza a jugar con su erección y su zona. Esto lo encuentran muy placentero. No dejan de verse o gemir, y entonces Hvitserk entra en esa cavidad húmeda y caliente: la mejor sensación de su vida.

Con cuidado, él comienza con los balanceos, la penetra lento, acelerando las embestidas. Frida siente la presión en su cuello, y ese miembro de Hvitserk tocando sus puntos. No puede resistir, y no puede ser silenciosa con sus sonidos, ni con la forma en que entierra sus uñas en su propia carne. El placer que los dos experimentan al contemplarse los hace llegar al punto máximo del orgasmo, logrando que ambos giman y terminen expulsando sus líquidos.

Apenas los dos lo saben, Hvitserk suelta a Frida, sólo para mantenerse de rodillas entre sus piernas, y contemplar lo que ha provocado en ella, y apreciar esa desnudez. Frida hace lo mismo, sólo que pasa su mano por ese abdomen, acariciando al chico, para finalmente regalarse una sonrisa. Frida se levanta un poco para abrazarlo, apenas el contacto se rompe, buscan unir sus labios de nuevo en un tierno y amoroso beso.

 Frida se levanta un poco para abrazarlo, apenas el contacto se rompe, buscan unir sus labios de nuevo en un tierno y amoroso beso

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Frida [Ivar The Boneless/Alex Høgh Andersen]حيث تعيش القصص. اكتشف الآن