03. You're a bitter.

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Doyoung se encontraba leyendo tranquilamente uno de los tantos libros que su profesor favorito le sugería e incluso prestaba. Era interesante, se quedaba cada vez más y más hundido en el mundo de fantasía que se describía en esas páginas, tanto así que podía llegar a imaginar cada una de las escenas con todo el máximo detalle posible.

No era tan complicado para el, tenía una gran imaginación detrás de la fachada de niño serio.

Pero su pequeño momento de paz fue interrumpido por la presencia de un niño pequeño y con pecas, quién lo miraba fijamente como si de verdad fuese capaz de acabarlo solo con ello. Renjun era el mellizo raro, o eso repetía la cabeza de Doyoung, tal vez debido a su comportamiento tan extraño y que a cada cinco minutos le decía que era feo.

Sinceramente sentía ganas de pegarle cuando eso ocurría.

Cerró su libro al momento de que ese pensamiento se hizo presente, sintiéndose una horrible persona. La violencia era algo malo, estaba en contra de ella. Nunca sería realmente capaz de dañar a un niño pequeño, se consideraba alguien que podía caer mal, más nunca un agresivo de mierda.

Vivir bajo el techo de una familia agresiva era horrible.

—Tienes unos ojos muy feos —habló Renjun, tomando asiento a un lado de Doyoung sin previo aviso. —¿Qué estás haciendo, ojos de rana?

¿Ojos de rana? Por dios.

—Estoy leyendo.

—¿Qué lees?

—Un libro, ¿Qué no ves?

—¿De qué?

Estaba en la edad de las preguntas. Genial.

—De algo.

—¿Por qué?

—Porque quiero y puedo.

—Me caes muy mal, ojos de rana —afirmó el niño, cruzando sus brazos para señalar que estaba inconforme con la información brindada.

El adolescente se vió en la necesidad de respirar profundamente para relajarse y no decirle algo fuera de lugar a un pobre niño que probablemente no tenía la culpa de nada.

Muchas veces se le olvidaba que los pequeños solo eran curiosos.

—Es una historia de reyes, están a punto de pelear por el honor de sus pueblos —explicó. —Y el príncipe envenenó a su propio hermano para ser el quien herede el trono...

—Que aburrido —se quejó Renjun. —Como tú.

—Se que lo soy.

—¿Por qué eres aburrido, ojos de rana?

—Creo que así nacen las personas.

Hasta un niño lo consideraba aburrido.

¡Un niño!

—¿Te gustan los bloques de colores? —Renjun mostró un par de bloques los cuales Doyoung ni siquiera se había percatado de que estaban en las manos del niño. —A mí sí, me gusta construir muchas cosas con ellos... ¡Voy a ser un constructor!

—Entiendo.

—Mi papá dice que también le gustan porque son divertidos, pero también le hacen enojar. Una vez quiso contruir una torre muy, muy, muy alta para poder llegar a la luna, ¡A la luna! —de la nada el pequeño ya se estaba subiendo sobre el regazo del pelinegro, haciéndolo sentirse tenso e incluso incómodo. —¿Qué crees que pasó? ¡Obviamente se cayó! Después tropezó, se cayó junto con los bloques y lloró —terminó de contar Renjun entre risas.

Invasor(es)Where stories live. Discover now