06. Morning.

418 79 42
                                    

—No me importa si fue una confusión del momento, me abandonaste cuando prometiste no hacerlo —susurró Doyoung, cuidando que nadie fuese a escucharlo. —Es todo, Ten, ya no quiero escuchar una sola palabra tuya. Ve con esa persona que tanto presumias es de tu edad y sabe comprender tus asuntos.

Mala forma de iniciar su día "libre".

Una vez la sensación de amargura quedó de lado, bajó en total silencio a la cocina para poder hacerse un té. La verdad no tenía muchas ganas de comer, pero sabía que debía de llevar algo en su estómago si es que deseaba sobrevivir al cansancio extremo de su día a día.

—Buenos días, Doyoung —le saludó JongDae con una sonrisa, sacándolo de su concentración extrema para hacer el té. —¿No tomas café?

—No me permiten tomarlo, soy una persona que se altera fácil, así que lo tengo prohibido —explicó Doyoung, sintiéndose lo suficientemente valiente como para dedicarle una leve sonrisa a su mayor. —Buenos días a ti también.

—Oye, que sonrisa tan bonita, no deberías de ocultarla tanto —el mayor se acercó al adolescente, notando de inmediato que lo ponía nervioso con la cercanía. —¿Qué tanto ocultas, niño? Eres alguien extremadamente lindo, no seas tan tímido.

—Es incómodo recibir ese tipo de palabras —susurró Doyoung, queriendo huir de la cocina porque sus mejillas ardían de la vergüenza. No le gustaba cuando alguien se acercaba de más e invadía su espacio personal, pero al mismo tiempo se sentía un poco feliz por haber recibido un cumplido.

Al verse acorralado solo pudo ocultar su rostro detrás de su taza de té, escuchando la risa del mayor.

—¡Hey! Doyoung, buenos días —rápidamente Johnny apareció por la puerta de la cocina y tomó la mano del pelinegro para acercarlo a él. —¿Qué estás tomando? Ew. Ven conmigo, te haré algo mejor que esa cosa fea.

Doyoung se sorprendió por la actitud de John, sin embargo, se dejó llevar porque de verdad estaba muriendo de la vergüenza en esos momentos.

—Esa "cosa fea" se llama té, me ayuda a estar tranquilo.

—¿Te refieres a una taza de agua hirviendo con un sabor insípido? Sí, con razón no te da nada de hambre —se burló, sacándole la lengua al menor solo para molestarlo. Doyoung estuvo a nada de amenazarlo de muerte pero se quedó callado cuando el mayor hizo una seña de silencio, acercándose a la nevera para buscar un par de frutas. —Hubo un tiempo en el que yo tampoco podía comer nada durante las mañanas, sentía tanto asco que muchas veces llegué a vomitar. Fue una etapa horrible, pero mi madre me llevó al hospital y mis doctores me recomendaron tomar batidos con mínimo tres frutas y algunos cereales. Me funcionó, ojalá a ti te funcione.

El pelinegro se quedó atento a la información que le estaban dando mientras veía como John se movía libremente de un lado a otro en la cocina, siendo invadidos en cuestión de segundos por la presencia de Minseok que al escuchar tanto ruido fue a ver que sucedía.

Afortunadamente no era su hijo asesinando al hijo de Jongdae.

—¿Qué pasó? —preguntó Doyoung, viendo las ojeras que llevaba encima su padre.

—Me llamaron de la empresa, resulta que la junta siempre si podrá hacerse hoy, tuve que organizar la maldita presentación de última hora y creo que quedó horrenda, pero al menos se explica la función del producto —dijo Minseok, bostezando de por medio. —Es importante. Espero que estas personas queden convencidas con el producto, si el trato se llega a realizar podré comprar lo que tú quieras... ¿Qué querías? Se me olvida el nombre.

—Una Monster High, de la colección antigua, solo me falta Clawdeen —habló Doyoung en voz baja, muriendo de vergüenza.

—Eso —asintió. —Pero necesito que me entregues buenas calificaciones este bimestre. Será tu premio.

Invasor(es)Where stories live. Discover now