48. Are you satisfied?

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¿Lo que estaba por hacer se consideraba un delito de primer grado en los 50 estados de los Estados Unidos de América? Exactamente.

¿Le importaba?

Claro que no.

Llevaba en su mochila favorita alrededor de cuatro latas de pintura en aerosol que compró con uno de los tantos amigos extraños de Mark, junto a ese tonto bate de béisbol que Nayeon solía utilizar cuando deseaba amenazarlos para que limpiaran el sótano después de una pequeña reunión desastrosa.

El vandalismo no era nada del otro mundo, por Dios.

—¿De verdad piensas que vamos a dejar que te metas en problemas? —preguntó Nayeon, atando su cabello en una coleta. —No, no lo harás... Sin nosotros.

—Creí que me iban a dejar plantado —dijo Doyoung con una sonrisa.

Nayeon había sugerido con sarcasmo que deberían de dañar algo que Minseok quisiera mucho, a parte de su hijo, para realizar una buena venganza. Para mala suerte de la chica, tenía un mejor amigo que normalmente tardaba en captar que lo hablado era simple juego.

—Yo yo que creía que nunca en la vida volvería a utilizar la máscara de la purga que compré en Halloween, me costó un dólar y solo la usé como por cinco minutos —se quejó Yuta, buscando por todo el sótano su bandana. —Quiero ser un delincuente con estilo.

Mark bajó al sótano con una enorme sonrisa adornando su rostro, estaban a nada de decir que tal vez iba drogado hasta que lo vieron sacudir unas llaves, de un lado a otro, las cuales pertenecían claramente al amado Jeep azul de su padre.

—Bendito sea Yuta por tener ya su licencia de conducir —habló Mark, lanzando las llaves en dirección al mayor. —Me amenazaron, mi padre no quiere multas.

Estuvieron alrededor de media hora ideando una buena manera de causar su pequeño disturbio sin salir heridos o con un castigo de quince días en prisión junto a una multa muy elevada. Todos sabían que corrían un riesgo enorme, pero les importaba muy poco, ya verían como arreglar el asunto si se complicaba todo.

Doyoung llegó a leer alguna vez que, si el karma no actuaba rápido, debías de buscar una manera de hacer que este se acelerara, lo cual justamente era lo que planeaba hacer en esos momentos.

¿Por qué justo en navidad? Porque era la única noche en la que los trabajadores de su hogar dejaban de poner atención a las cámaras de seguridad al irse más temprano a sus casas para celebrar.

—Se los digo de verdad, mi papá ya amenazó con quitarme la computadora si recibe otra multa —advirtió Mark con algo de miedo al notar la felicidad de su amigo.

—Calla, lacra —Yuta le sacó la lengua.

Salieron alrededor de la media noche en completo silencio, intentando no despertar al pobre de JongIn, quién yacía casi muerto sobre el sillón de la sala porque se encontraba enfermo de una fiebre horrible, el adulto ni siquiera se molestó en mantenerse despierto hasta las doce ya que su hijo le aclaró que no había problemas, que se quedaría celebrando con sus amigos.

Lograron salir sin ser descubiertos, aunque Mark se acercó a medir la temperatura de su padre, sintiéndose más tranquilo cuando notó que se encontraba en perfecto estado.

Así que todos subieron al auto, siendo Yuta quién iba a conducir por obvias razones y Mark quién iría en el asiento del copiloto para evitar que el chico japonés se saliera de control y sintiera que estaba en Rápidos y Furiosos: Reto Tokyo.

Habían tenido tantos problemas durante estos días, todos llevaban sus pequeños dilemas existenciales encima y deseaban distraerse un poco de eso. Nayeon creía que Doyoung era el que peor la estaba pasando en esos momentos, claro, sin dejar de lado que Yuta peleaba constantemente con su padre para que le dejase tomar sus propias decisiones y que Mark seguía con miedo a decir lo que deseaba estudiar.

Invasor(es)Where stories live. Discover now