18. Talk that talk.

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Veinte minutos pasaron aproximadamente hasta que Minseok logró disipar todo su enojo, estando de pie en la puerta de la habitación de su hijo. El hecho de encontrarse en ese lugar y observar los dibujos que adornaban la puerta, le hicieron estar en calma de nuevo.

Probablemente porque le recordaban a su hijo cuando aún era pequeño.

—Doyoung... —habló con duda cuando se animó a abrir la puerta y entrar a la habitación.

El corazón de Minseok dolió al ver qué su hijo no había dejado de llorar.

—¿Me vas a gritar? —sollozó Doyoung. —¿Cuántos meses planeas castigarme por lo que hice?

—No, mi niño, no haré eso —le calmó antes de acercarse, sentándose a un lado del menor. Doyoung automáticamente se alejó un poco, sintiendo desconfianza. —Pero tenemos que hablar sobre lo que sucedió.

—¿Te decepcioné otra vez?

El mayor suspiró, sus ojos se llenaron rápidamente de lágrimas.

—Me he decepcionado de mi mismo por no ser capaz de cuidarte y hablar contigo cuando era necesario.

Pero Doyoung no quiso hacerle mucho caso, así que volteó su rostro a la dirección contraria, queriendo apagar su llanto.

Así que Minseok continuó:

—Me refiero a que... —no encontraba la manera de explicarle el asunto, que su hijo se negara a hacerle caso cuando exigía su atención no ayudaba demasiado para ese tipo de cosas. —Creo que puedo llegar a entender lo que se siente tratar de refugiarte en los brazos de alguien mayor, también me sucedió muchas veces y aprendí que nada bueno surge de este tipo de relaciones, ellos no te quieren y tampoco se quedarán contigo por el resto de tu vida. Estoy consiente de que mi trabajo como padre es una mierda total, que no soy mínimamente bueno contigo y que probablemente soy el único padre en la tierra que no sabe nada de su hijito... Pero aunque no lo creas yo sí me preocupo por ti, ¿Qué tal si esa persona te hubiese obligado a hacer algo? Pudo suceder otro tipo de asunto y no te acercaste a contarme.

—Eres la última persona en el mundo a quien le contaría algo así —dijo Doyoung con un poco de miedo por la reacción del mayor. —No puedo decirte nada porque se que terminará en un horrible regaño, me tratas como si fuese un estúpido y probablemente si mi tía no estuviese aquí me habrías gritado que soy un idiota por dejarme enamorar de un tipo que, sí, tal vez si solo quería una sola cosa de mi y se la di... —inmediatamente cubrió su rostro, sintiendo tanta vergüenza que comenzó a llorar de la nada. —Ya se que soy un idiota.

—No, no eres eso —negó. —Será inevitable que te enamores algún día de estos, pero también no podrás evitar que te rompan el corazón mil veces hasta encontrar a la persona que verdaderamente es para ti, que desea solo el bien y formar una vida a tu lado —el adulto colocó una mano sobre la espalda del menor, acercándolo a él para poder darle un fuerte abrazo. —Ven con papá.

El llanto del pelinegro disminuyó una vez que se encontró entre los brazos de su padre, sintiéndose un poco en paz después de haber tenido tanto miedo por todo lo que pudiera suceder con ese simple detalle de su ex novio. También porque aún se encontraba muy sensible con el pequeño regaño que le dió Jongdae.

—Papá, tu prometido...

—Lo sé —susurró. —Papá se va a encargar de ese asunto, ¿Está bien? No dejaré que nadie te diga nada de nuevo, es mi deber cuidarte y hablar contigo cuando sea necesario, no de nadie más. Mírate, estás tan asustado... ¿Fue por el? ¿Chen te da miedo, mi niño?

Claro que le daba mucho miedo.

Pero... El pronto se iría a una universidad, lejos de todo esto. No podía simplemente decir que sí porque su padre se encargaría de terminar toda relación que tuviese con el.

Invasor(es)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora