35. A little favor.

233 49 9
                                    

Una mañana silenciosa para la familia Kim-Suh es algo extraño después de haberse acostumbrado a los mellizos corriendo de un lado a otro y a Johnny cantando como buen fanboy o gritando cada vez que Red Velvet da señales de vida.

—Minnie, ¿si recordaste ir al hospital para recoger los resultados de los análisis de tu hijo? —preguntó Jongdae, preparando el café de todas las mañanas. Su propia mente se sorprendió al ya tener memorizado la cantidad de café y azúcar que pedía cada quien.

Minseok le dedicó una mirada seria a su prometido, asintiendo con descontento. Podía pretender estar molesto con la humanidad entera cuando en realidad solo quería hacerse bolita y tirarse a llorar. Entre el estrés de su vida diaria, vigilar que la organización de la boda (la cual duda que se llegue a realizar) y la decepción proveniente del comportamiento errado de su hijo, no podía decidir cual era peor.

¿Por qué carajos su hijo le ocultaba ese tipo de cosas? ¿Y de dónde aprendió a hacerlo?

—No tienes ni idea de la cantidad de veces que le dije a Doyoung que debía de cuidarse muy bien, él era consciente de que su enfermedad podía pasar a algo peor si no hacía un esfuerzo extra —habló Minseok con un nudo en su garganta. —Y ahora resulta que el niño ha estado fumando a mis espaldas durante no sé cuánto tiempo.

—¿Tu hijo? ¿Kim DongYoung? —Jongdae alzó una de sus cejas. —¿Estás seguro de que la doctora no se equivocó entre tanto resultado y te entregó los de otro paciente? Me parece casi imposible que alguien como tu hijo esté haciendo algo de ese tipo, es un niño aún.

—No puede haber equivocaciones cuando la doctora misma me aseguró que Doyoung le había confesado que estaba fumando a mis escondidas —Minseok bajó la mirada de vuelta a los análisis de sangre y limpió un par de lágrimas traicioneras que se deslizaban por su mejilla. —No puedo mantener mis ojos encima de él todo el bendito día, con el trabajo que tengo me es imposible. Doyoung sabe que ya no es un niño pequeño el cual necesita que le den indicaciones, es lo suficientemente mayor como parece consciente de sus errores.

—Minnie, calmate un poco —susurró Jongdae después de besar la mejilla de su prometido. —Tal vez esta ocasión sí amerita un gran regaño, pero me preocupa que termines de muy mal humor y eso nos afecte en nuestra relación o en los planes que tenemos para la boda.

Unos pasos en las escaleras llamaron la atención de ambos adultos, por inercia voltearon en dirección a la puerta de la cocina, dándose cuenta de que se trataba de Doyoung.

—Oye, papá —habló el pelinegro sin despegar la vista de su celular. —La organizadora de la boda mandó un mensaje preguntando si el tono es azul subido o azul rey.

—Azul rey.

—Le informaré —contestó para darse media vuelta con intenciones de huir.

—Espera —dijo Minseok. —Ven un momento.

—¿Hice algo malo? —preguntó Doyoung con un poco de miedo, viéndose obligado a tomar asiento a un lado de su padre.

Jongdae hizo una pequeña mueca cuando su prometido le indicó que saliera del lugar, pero no le quedó otra más que obedecer gracias a la mirada poco amigable de Doyoung. Entendía que no le correspondían esos asuntos, pero al menos se lo hubiesen dicho de una forma más amable.

—Claro que hiciste algo —Minseok observó a su hijo, fue suficiente para hacerlo temblar. —La doctora me contó todo lo que hacías, mencionó que fumabas y que probablemente eso es lo que te ha estado llevando a recaer de nuevo en esto.

El adolescente solo pudo agachar la cabeza con el miedo constante a recibir gritos en cualquier momento, sabiendo de antemano que eso sucedía siempre que hacía algo mal. También estaba un poco enojado, se supone que la doctora Amber le había prometido no mencionar nada de eso a su padre, y ahora tenía que enfrentar la situación.

Invasor(es)Where stories live. Discover now