38. The contortionist.

255 56 16
                                    

Nunca quiso saber lo que se sentía estar solo en el mundo. De verdad, el no pidió que las personas a las que amaba lo tratasen de esa manera como una prueba a ver qué tanto dolor podía soportar.

Lloraba porque, al contrario de Jungwoo, el no tenía a nadie quien limpiara sus heridas y le hablara bonito para tratar de sacarlo de ese bucle de malos pensamientos que se originan en su mente.

En momentos así la nicotina podía ser su única mejor amiga. Entraba en su sistema y lo hacía sentir mejor un momento, si intentaba dejarlo solo volvía a llorar por lo mal que se sentía al no poder parar de hacer ese tipo de acciones que perjudican a su salud.

Podía llamarse a si mismo un adicto. Lo cual le parecía gracioso porque incluso si Mark fumaba otro tipo de sustancias, el no dependía de ellas para ser feliz, solo lo hacía por diversión para el mismo y para sus amigos.

Y Doyoung dependía mucho de un simple aparato que arroja humo.

—¿El ático ya no es lo suficientemente seguro que ahora vienes a ocultarte en puentes peatonales?

La voz de John le hizo toser, no se esperaba que alguien fuese a seguirlo después de que salió de su casa corriendo. No es que le molestara la presencia de Johnny, solo que le sorprendió su habilidad para llegar hasta el sin hacer un solo ruido.

—No quiero llenar de humo un espacio donde juego con los mellizos —habló sin quitar la vista de las luces de la ciudad que podían verse a esa altura. —Sería condenarlos a la misma mierda.

John suspiró. No podía ver el rostro de Doyoung porque este se encontraba sentado al borde del puente, sosteniéndose de los barrotes y moviendo sus pies como si fuese la atracción más divertida de la feria.

Pero incluso si no veía su expresión, sabía que estaba pasando por un mal momento.

Y estaba a punto de agregarle más dolor a un corazón que solo buscaba ser amado.

—He estado pensando en estos días... —habló Johnny con pocos ánimos. —Y llegué a la conclusión de que probablemente nosotros no vamos a funcionar bien como... Lo que sea que somos.

Sabía que las palabras dolían más que los golpes.

Pero hubiese preferido que John lo matara de la forma más dolorosa posible a qué le dijese algo así.

—¿Qué somos? Nada —respondió Doyoung con sus ojos llorosos. —No fuiste ni capaz de organizar una simple cita para poner en claro que éramos. Me viene dando igual.

Esas palabras llegaron acompañadas de una gran calada de aproximadamente seis segundos y sus ojos cerrados, intentando hacer que la nicotina pegara de lleno en su organismo para poder generar algún sentimiento de bienestar o adrenalina.

—La actitud que tuviste con Jungwoo fue demasiado inmadura, dices que las circunstancias de la vida te han obligado a ser un adulto maduro, pero yo no veo más que un mocoso que quiere llamar la atención a través de rabietas —la voz de John tembló cuando Doyoung se levantó de su lugar para dar la cara. —Me da miedo que actues tan agresivo porque se que eventualmente harás lo mismo con mis mellizos y yo... Mira, a mí me pueden hacer cualquier cosa, pero a ellos no. Debemos de mantener la distancia.

—Tienes razón, soy un mocoso que desea llamar la atención de su papá con rabietas. Tal vez es la forma en la que me criaron que me hace que sea de esta manera que tanto detestas, cortar tus emociones para sobrevivir día a día es una puta mierda y por supuesto que me apena admitir que solo me rodeo de personas de las cuales les puedo sacar algún tipo de provecho que me beneficie y que Jungwoo e incluso tu propio padre no entraban en esa categoría —habló Doyoung, sosteniendo la mirada de John. —Debiste de saberlo desde que querías meterte conmigo. No entiendo tu necesidad de sacar a relucir mis defectos ahora mismo.

Invasor(es)Where stories live. Discover now