19. Real friends. ♡

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—Yo creo que deberías de empezar a hacer algo con respecto a este tema, eso de salir a escondidas de tu padre eventualmente se volverá muy cansado —le aconsejó Yuta, su mejor amigo.

Nakamoto Yuta, esa cosa de cabellos rojizos era a lo que llamaba un mejor amigo.

—Yo sé, yo sé —habló Doyoung, inconforme. —Pero me da miedo pedirle permiso, ya sabes como es.

Conoció a Yuta un día que iba saliendo del colegio. Se acercó a él y según a sus propias palabras "era un niño muy bonito que necesitaba protección", así que nunca más se apartó de su lado. Era peor que un chicle.

Y a Doyoung le gustaba Yuta, pero no de manera romántica. Lo veía como la persona que a él le gustaría ser.

Porque el chico japonés era un amante del rock que solía confundir las palabras entre sus idiomas (aunque Doyoung le tenía paciencia y trataba de ayudarle). Lamentablemente Yuta no tenía el apoyo suficiente por parte de sus padres con respecto a su decisión de ser un famoso músico reconocido por todo el mundo, por eso asistía a ese maldito colegio donde les exigían de más para mantener sus mentes ocupadas. ¿Era suficiente? No, junto a otros habían creado una pequeña banda encargada de tocar en los bares que se encontraban cerca de la zona central de la ciudad, no requiriendo más que la identificación falsa de Yuta.

—Si te vuelve a pegar puedes decirnos —dijo Mark con un puchero. —Mi padre puede ayudar, de algo le ha de servir ser policía.

—Por favor, Mark —Doyoung rodó los ojos entre risas. —Tu padre no puede ni atrapar al idiota ese que te vende la droga.

—Te doy mi ayuda con la esperanza de ser tratado con amor y me terminas dando una patada en el culo —Mark negó con una mano en su pecho, fingiendo llorar.

El hecho de decir que Doyoung era una persona sin amigos podría pasar como una vil mentira. O más bien, era lo que lograba aparentar frente a su padre y aquellas personas que necesitaban verlo como el modelo de niño perfecto.

Muchas veces logró saltarse las clases sin salir muy perjudicado solo porque necesitaba un respiro. Solía llegar más tarde a su hogar teniendo la certeza de que su padre no estaría ahí porque siempre se la vivía trabajando, aunque ahora con la repentina mudanza de la familia Suh tenía que poner de pretexto que tenía que realizar algunos proyectos, ya sea solo o en equipo, teniendo sus reuniones en la biblioteca.

Se lo creían porque era un niño de bien, a según sus mentes.

Al idiota drogadicto de nombre Mark lo conoció casi por casualidades del destino; un día iba camino al baño del colegio y se lo encontró llorando, el pobre estaba a nada de tener una crisis porque no soportaba el estrés de tener tanta responsabilidad encima. Doyoung fue el encargado de explicarle todas las tareas que no comprendía e incluso le ayudó a que no le dieran un reporte por incumplimiento. Solo por eso, el niño no dejó de seguirlo, como si fuera un gatito bebé detrás de su madre.

Mark resultó ser un amante de los cómics con el sueño de ser un gran ilustrador, venía de Canadá, pero según el no tenía muchas ganas de regresar a ese lugar. Vivía con su padre porque era hijo de personas divorciadas, lo malo del asunto es que su papá creyó que era una buena idea hacerlo asistir a ese colegio con la esperanza de que se superara a si mismo.

Era un niño con miedo de decirle a sus padres sobre sus verdaderos sueños, no deseaba decepcionarlos. Doyoung pudo empatizar rápidamente con el.

Por su parte, Doyoung podía decir que amaba mucho la música. Le gustaba bailar, cantar, escucharla e incluso escribir párrafos y párrafos de "intentos de canciones" que nunca saldrían a la luz. Quería hacer tantas cosas que sentía que una vida nuca sería suficiente para el.

Invasor(es)Where stories live. Discover now