14. Crisis.

374 70 25
                                    

Doyoung llegó a su hogar estando demasiado cansado como para ponerle atención a todo lo que sucedía a su alrededor. Milagrosamente estaba que se moría de hambre, así que fue a la cocina para tomar alguna fruta que hubiese por ahí entre tantas cosas que Jongdae solía comprar para sus hijos.

No entendía porque la necesidad de tener la alacena y parte del refrigerador repletos de cosas para que los niños comieran, pero suponía que con eso los calmaba un rato para que no estuviesen saltando de aquí para allá.

Quiso tirarse al suelo al no poder encontrar nada de lo que su padre compraba de vez en cuando, tal vez se le había olvidado de nuevo hacer las compras y tendría que ir el.

—Hola Dios, yo sé que no creo en ti... —dijo Doyoung, requería medidas desesperadas. O eso creía hasta que pudo observar una manzana al fondo, siendo pobremente abandonada. —Y seguiré sin creer, amén.

Un par de risitas le hicieron voltear de inmediato, más que nada asustado porque esas risas eran femeninas.

Sus mejillas rápidamente adquirieron un fuerte tono rojizo al observar que detrás de él había estado la novia de John. Se quería morir en esos momentos.

—John me dijo que eras divertido —habló la chica de la nada. —Creo que ahora entiendo porque está tan confundido.

—¿Disculpa?

—Creo que aún no lo sabes —Somi alzó sus cejas con una pequeña sonrisa. —Tu, niño bonito, confundiste tanto la mente de John que hemos decidido terminar, por lo menos hasta que se aclare todo.

El pelinegro no sabía ni que decir, ya el simple hecho de que alguien le hablara con tanta confianza lo asustaba, pero ahora aumentaba que la chica le estaba dando información que desconocía por completo.

—Yo... —Doyoung no sabía a dónde mirar, así que se dió la vuelta, fingiendo buscar. —¿No deberías de estar enojada?

—Es imposible enojarse con Johnny, es un panecito chiquito —dijo Somi con cariño. —Hemos sido buenos amigos desde que recuerdo, mi hermano es su mejor amigo, así que no tengo problema absoluto con su decisión. Ambos estamos en nuestros propios problemas, así que está bien.

Fue ahí donde Doyoung se preguntó porque no pudo ser un poco como ella al momento de terminar con Chittaphon. Eso de haber llorado a escondidas como por una semana fue agotador para su mente.

—Supongo que eso es bueno.

—Por cierto, tienes una casa muy bonita, que envidia.

La chica se retiró del lugar después de tomar un jugo. Doyoung se vió en la necesidad de asomarse desde la cocina a la sala solo para encontrarse con que John esperaba a la chica para despedirse de ella con un abrazo.

Vaya forma de terminar las cosas.

Dejando de lado ese asunto, la mente de Doyoung volvió a llenarse de pensamientos malos que fueron surgiendo de la nada a raíz de haber recordado sus proyectos pendientes del colegio.

No solo eso, también debía entregar tareas, trabajos pendientes y asistir a su curso extra para poder mejorar sus calificaciones, al cual fue obligado a asistir por parte de su padre porque estaba "preocupado" por su bajo rendimiento académico.

Para nada ayudó el hecho de que Jongdae y su padre parecían haber llegado, ya que los mellizos comenzaron a hacer una cantidad de ruido insoportable para el en esos momentos. Su cabeza daba vueltas y vueltas, creía que en cualquier momento podría vomitar o simplemente caer inconsciente al suelo de la cocina.

¿Qué estaba mal con él? Hace un momento parecía ir todo bien y de la nada se sentía como una mierda, estando completamente estresado.

Sirvió un poco de agua fría en un vaso de cristal y lo mantuvo entre sus manos, queriendo concentrarse en lo frío. Tampoco había estado durmiendo bien los últimos días, así que los dolores de cabeza estaban siendo más frecuentes que nunca.

Invasor(es)Where stories live. Discover now