29. Oh, wait...

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Nayeon tomó una pequeña manta que le había entregado Mark y se dedicó a arropar a su mejor amigo para que no tuviese frío.

—Solo a ti se te ocurre salir corriendo en medio de una tormenta de este tipo —le regañó a Doyoung, abrazándolo con fuerza para tragar de quitarle el frío.

Doyoung había llegado a la casa de Mark completamente empapado, el menor se asustó de verlo así e inmediatamente le prestó una pijama para que pudiera cambiarse de ropa. El pobre no podía dejar de temblar, sentía escalofríos a cada cinco segundos.

Tal vez si fue muy mala idea, sin embargo, deseaba estar lejos de su hogar y retirado de esas malas personas por lo menos un segundo.

—Niños —JongIn, el padre de Mark, bajó las escaleras al sótano con varias tazas de té en una pequeña bandeja. —Tomen, está haciendo demasiado frío y se me van a congelar.

—Gracias, papi, te amo —habló Mark en un falso tono dulce, haciendo que su padre rodara los ojos para después reír. —Ugh, te ofrezco mi amor y me tratas de esta manera.

—Das pena ajena, bebé —se burló JongIn, ignorando los lloriqueos de su hijo y le entregó el té a cada uno de los chicos, tomando asiento a un lado de Doyoung, que lo miraba sin dejar de temblar. —¿Qué te pasó?

—Según lo que nos contaron, parece ser que Doyoung tiene mágicamente un hermano perdido que no sabía que existía hasta el día de hoy cuando su madre apareció en medio de la nada para poder decirlo. Ni siquiera Minseok se había tomado el tiempo de hablar con el —explicó Yuta sin apartar su mirada de la guitarra. —Y a nuestro querido conejito llorón se le ocurrió huir de la casa en plena tormenta, ahora está aquí, temblando como el chihuahua de Mark en lugar de ir a pedir dulces.

El adulto casi sufre un coma por tanta información que llegó al cerebro, aunque después se procesar le ayudo a Doyoung a secarse el cabello.

—Sinceramente también habría huido —dijo JongIn para calmar al menor. —Puedes quedarte aquí el tiempo que necesites, pero tienes que avisar a tu familia donde te encuentras, no quiero enterarme que de nuevo andan poniendo alertas de desaparición por culpa de mi hijo y su extraña manía de meter gente en el sótano.

El mencionado comenzó a reír ocasionando que Yuta desafinara al tocar su guitarra, acción que le hizo reír aún más de lo esperado.

—A veces me pregunto si es que está bien —murmuró Nayeon con algo de miedo, observando al menor casi ahogarse con su saliva.

Definitivamente eran un grupito de amigos raros. Se suponía que deberían de estar pidiendo dulces y haciendo desastres junto a Karina, Winter y Lucas, pero no, decidieron encerrarse para hacerle compañía a Doyoung.

—Le hace falta una neurona —concluyó JongIn, mirando a su alrededor. —Bueno, los dejo. Si necesitan algo solo llamen.

El adulto se retiró del lugar, dejando solo al grupo de amigos. Yuta comenzó a tocar de nuevo en su guitarra, esta vez un ritmo más tranquilo que hizo que Doyoung cerrara los ojos, intentando olvidar todo lo que había ocurrido hace momentos atrás.

Se agobiaba fácil, era una persona sensible que parecía sentir todo un 30% más que otros.

—Oh Canada —cantó Mark y el momento quedó perdido.

—Creo que tengo que hacer una llamada a mi padre —habló Doyoung. —¿Alguien podría prestarme su celular? El mío... Se ahogó.

—Pobre. Toma —Yuta le entregó su celular. Confiaba en que su mejor amigo no revisaría otras cosas, el no era tan chismoso como Mark o Lucas.

Invasor(es)Where stories live. Discover now