22. Excuses.

371 70 30
                                    

Doyoung alzó su mirada cuando escuchó que abrían la puerta de su habitación. Podría no haber estado tan alerta de no ser porque se encontraba solo en su hogar con Jongdae rondando de un lado a otro.

—Tu y yo tenemos que hablar o nuestra convivencia será imposible —Jongdae se recargó en el marco de la puerta.

—¿Qué excusa te inventaste para justificar tu mierda de comentario? —Doyoung alzó una ceja.

Sus tíos habían regresado a su hogar. Fue doloroso para el tener que despedirse sabiendo que ahora su tía tendría un hijo y probablemente con el embarazo ya no tendría tiempo para saber de su existencia, estuvo todo el día llorando y el pobre de su padre hizo su mejor esfuerzo para consolarlo. Lo apreciaba e incluso decidió tomarse el té que le preparó, conteniendo sus ganas de vomitar por lo abrumadora que era la sensación de tener atención.

Pero ese asunto con Jongdae seguía pendiente. Ahora se sentía mucho más incómodo en presencia del mayor.

—Yo se que fue un muy mal comentario —el adulto intentó cerrar la puerta pero la mirada de Doyoung le hizo frenar de inmediato.

—Cierras eso y estás en problemas.

—La dejaré abierta... —Jongdae entró a la habitación por completo y se sentó a un lado del pelinegro, observando como este abrazaba sus piernas, evitando estar cerca de él. —Si me permites, desearía contarte algo que tal vez pueda explicar el porque dije ese comentario tan feo, no justifica pero al menos podrías llegar a comprender un poco.

Realmente Doyoung tenía curiosidad por ver qué cosas se iba a inventar. No era idiota, sabía cuando las personas mayores mentían y más si eran tan idiotas para hacerlo como Jongdae.

—Te estoy escuchando.

—Existen ciertos patrones que pueden repetirse dependiendo a la forma en la que tus padres te educan —habló Jongdae, observando fijamente al menor. —Mi propio padre abusó de mí cuando tenía más o menos tu edad, dijo cosas horribles y una de esas me dejó marcado por ser el hecho de que mi ropa lo había provocado. En ese tiempo vivía en un pequeño pueblo, la corte le dió la razón porque al ya ser adolescente yo fácilmente pude provocarlo con toda la intención del mundo. El quedó libre durante muchos años más hasta que yo escapé de mi casa... Sigo asistiendo a mis terapias, trato de superar todo lo sucedido pero es difícil, deberías de comprender un poquito, no es fácil pasar por algo así.

El adolescente podía ser de todo, menos un idiota. Había aprendido demasiado viendo documentales de policías como para darse cuenta de que le estaban mintiendo por la forma en la que estaba estructurada su manera de hablar, al igual que ese excesivo contacto visual que en lugar de hacerlo parecer seguro de sus palabras, lo hacían quedar como estúpido.

Podía seguir enumerando las miles de razones por las cuales no creía ni una sola palabra de su mayor, pero no habría tiempo suficiente.

—Suena horrible —susurró Doyoung con obvio sarcasmo. —Adivinaré; no fue tu intención decirme algo de ese tipo y que se escuchara de una manera que me hiciera sentir incómodo.

—Exacto —asintió. —De verdad me arrepiento, yo solo... Quiero cuidarte de este mundo feo y las malas personas que pueden estar a tu alrededor, pero tú no me das la oportunidad de acercarme más a ti. Nunca, en la vida, sería capaz de hacerte daño, puedes confiar absolutamente en mí —Jongdae rascó su nuca.

Error. Doyoung de nuevo captó la mentira.

—Señor...

—Ya se que te gusta Johnny, y conozco a mi hijo, te estaba viendo de más porque llevabas esa ropa puesta —el comentario hizo que Doyoung se enojara aún peor. —Fue demasiado molesto para mí, no los quiero ver juntos de esa manera. Está mal.

Invasor(es)Where stories live. Discover now