39. He.

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John cerró sesión en su cuenta de Microsoft y rápidamente cambió a la pestaña de YouTube para poder escuchar un poco de música. La puerta de su habitación permanecía cerrada con llave y seguro, la ventana bloqueada y sus auriculares al máximo.

No le gustaba lo que sucedía últimamente en casa, y con los mellizos pasando más tiempo con su madre, era más difícil para el mantenerse distraído de todas las mierdas que sucedían a su alrededor. Sabía que Minseok no se encontraba para nada bien, podía notar las ojeras y el cansancio, incluso había alcanzado a escuchar su llanto durante varias noches desde que Doyoung decidió no regresar a casa.

¿Qué podía mencionar sobre su padre? Nada bueno.

Jungwoo aún no lo convencía del todo, aunque tampoco parecía ser tan malo como las personas que le rodeaban actualmente.

Su única distracción eran las presentaciones de Bangtan y Red Velvet.

—No puedo quedarme así —susurró después de haber escuchado In My Dreams. —Necesito disculparme con él.

Le había hecho mucho daño a Doyoung con tal de alejarlo de un problema mayor, pero ahora se arrepentía de no ser lo suficientemente valiente como para enfrentar a su padre y decirle que no le haría nada a una persona que amaba.

Decidió dejar sus pensamientos intrusivos de lado y bajó a la cocina con intenciones de encontrar algo que comer, eso de estar solo la mayoría del tiempo y no saber que hacer le daba mucha hambre. Sabía que era un chico que comía demasiado, pero a raíz de la ausencia de Doyoung estaba convirtiéndose en una costumbre que tal vez podía ser perjudicial para su cuerpo después de unos meses.

Lo único bueno que había hecho su padre era comprarle pastelitos para que comiera cada vez que quisiera.

—Que bueno que estás aquí —la voz de Jongdae hizo que John cerrara rápidamente la alacena para darse la vuelta. —¿Y esa cara de asustado? Ni que te hubiese visto robando.

—Creo que serías la persona menos indicada para regañarme si hago cosas cuestionables —habló Johnny con miedo.

En menos de un segundo ya se encontraba acorralado contra la misma alacena, tratando de contener sus lágrimas al poder sentir el aliento de su padre demasiado cerca. Es por eso que no podía hacer prácticamente nada, Jongdae lo superaba en edad y fuerza, podía tomarlo como un muñequito de trapo y hacer con el lo que se le viniera en gana.

—¿Me quieres reclamar? —susurró Jongdae, sosteniendo a su hijo por el cuello para obligarlo a qué lo viese directamente a la cara. —No puedes hacer nada porque nadie te va a creer.

Su llanto comenzó al momento en que la sudadera, que Doyoung le había regalado en su cumpleaños (y la cual adoraba), quedó abandonada en el suelo de la cocina.

Ya sabía lo que seguía y sinceramente le daba igual.

Estaba acostumbrado a esto.

—Hice todo lo que me pediste —sollozó. —Por favor, ya no puedo más, déjame en paz.

—Si no haces lo que te pido sabes lo que va a suceder —le amenazó. —Tendré a Doyoung de la misma manera que te tengo a ti, aterrorizado por un par de movimientos que no se comparan en nada a lo que me dicta mi mente.

Un estruendo se escuchó en dirección a la sala, Johnny habría visto de esto una perfecta oportunidad para escapar de no ser porque su padre lo mantuvo quieto en su lugar.

Poco le importó al parecer ya que volvió rápidamente a sus actividades.

—¡Me gustaría verte intentando hacerme algo, hijo de puta enfermo!

Invasor(es)Where stories live. Discover now