15. Conversations.

367 74 39
                                    

Minseok suspiró profundamente cuando su hermana mayor entró a la habitación. Sabía lo que se venía, desde ya se estaba sintiendo como un niño pequeño que hizo travesuras.

—Jongdae —habló Jessi, llamando la atención del mencionado, quién estaba a un lado de Minseok para darle consuelo. —Voy a conversar con mi hermano, retirate.

—Está bien —Jongdae se levantó. —¿Y Doyoung?

—Se encuentra mucho mejor y durmiendo tranquilamente, hazme el favor de no irlo a molestar para nada porque estoy seguro de que el pobre no ha podido ni dormir en santa paz. Ahora, sal.

Jongdae se retiró de la habitación sintiéndose engañado, pero aún así ignoró las indicaciones de la mujer con respecto a no molestar a Doyoung.

Dentro de la habitación, Jessi observó a su hermanito menor con una mirada severa, de esas que su madre solía dedicarles cada vez que se portaban mal o peleaban entre ellos. El carácter de ambos padres lo habían heredado para su mala suerte, así que podían dar miedo cuando era necesario.

—¿Ahora por qué me quieres regañar? —Minseok comenzó a jugar con sus manos, el nerviosismo le estaba ganando. —No vengas a repetir que soy un mal padre, ya estoy consiente de ese detalle.

—Estás haciendo un pésimo trabajo con tu hijo —la mujer tomó asiento al lado de su hermano. —¿Castigar a Doyoung solo por haber tenido malas notas? Xiumin, el ya no es un niño pequeño como para que necesite que lo reprendas, tiene la edad suficiente, el sabe que estuvo mal y se atormenta con ello, no necesita que tú vengas a decirle cosas hirientes. ¿Con qué derecho vienes a castigarlo? Eras peor.

—Por eso mismo lo reprendo, no puedo dejar que haga las cosas que yo hice a su edad. Si comete mis errores le irá mal.

—Así no lo estás ayudando, por dios, hiciste que se enfermara por todo el estrés que estaba acumulando con las miles de clases a las que le obligas a asistir —habló la mayor con algo de enojo. —Ambos sabemos que Doyoung es un niño delicado con respecto a temas de su salud, quedamos en que sabrías cómo cuidarlo y no veo cambio alguno. Si las cosas siguen así, si yo me entero de que mi niño vuelve a enfermarse... Yo misma vendré para llevármelo lejos de ti, incluso si tengo que pagar.

—No puedes llevártelo —sollozó Minseok. —Es mi bebé, no puedes apartarlo de mi lado. Sabes lo importante que es Doyoung para mí, todos podrían irse en cualquier momento, pero estoy seguro de que el no lo hará. No me dejará.

—A "tu bebé" nunca le permitiste ser uno —le regañó, cruzandose de brazos. —Comenzaste a dejarlo solo cuando tenía apenas diez años, lo obligaste a ser alguien independiente a una edad donde se supone que debe de tener el apoyo de los demás, solías regañarlo a los tres años porque el solo quería que te dieras un tiempo para poder jugar y ni olvidar de que le gritabas a cada rato que guardara silencio, incluso si el era un niño que nunca hacía desastres para jugar. Tienes razón con que Doyoung nunca fue igual a otros bebés, pero en parte es tu culpa por haberlo condicionado a este tipo de vida... Te quejas de que probablemente aún es algo infantil y no eres consiente de que el nunca pudo ser un niño.

—Jessi... —Minseok observó a su hermana mayor con los ojos llorosos, logrando que la mujer calmara un poco sus ganas de matarlo ahí mismo. —¿Qué hago?

—Cambia. No es por ser mala, pero estás teniendo un comportamiento realmente horrible con tu propio hijo —Jessi suspiró. —Algún día ese niño cumplirá dieciocho años, y si sigues de esta manera, el se irá lo más lejos que pueda, probablemente no volverás a verlo en tu vida. Solo hasta ese momento te vas a arrepentir de tus acciones, pero sabiendo que Doyoung es tu reflejo, dudo que el te perdone.

Invasor(es)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora