05. Fun.

424 77 19
                                    

—Tierra llamando a Suh John, hola, ¿Me escuchas?

John asintió pero de verdad no estaba poniendo la atención mínima a lo que Somi tenía para decirle en esos momentos.

Estaba intrigado, necesitaba encontrar la manera de sobrevivir a la existencia de Doyoung estando a su alrededor la mayor parte del tiempo. Era difícil mantener una conversación larga o que se viera como si de verdad estuviese interesado en lo que tenían para decirle, demasiado frío para su pobre corazón de pollito que exigía atención de todos aquellos que le rodeaban.

—Y por eso digo que Irene es mi bias —dijo Somi con una sonrisa victoriosa al ver qué su novio la veía de mala manera.

—¡No seas así! —se quejó Johnny. —Ya hablamos de esto, ella es mi bias.

—Solo así me haces caso —Somi golpeó levemente la cabeza de John, haciéndolo reír. —Vamos por un café, quiero pasar mi tarde contigo.

—¿Sabes? Esa es una buena idea en realidad, le avisaré a mi padre.

Fue una tarde bastante divertida, Somi tenía muchas cosas sobre las cuales conversar y eso le encantaba, también era una persona demasiado buena para escuchar o dar consejos, sabía que podía confiar plenamente en ella para cualquier cosa.

Solían escuchar música en la cafetería, compartiendo audífonos y muchas veces intercambiando su bebida, también paseaban por el mall o se iban directamente a la librería para comprar algún libro, teniendo la excusa perfecta para hacer llamadas durante horas solo para hablar sobre lo que habían leído y lo buenos que les parecían ciertos libros.

Tal vez debería de invitar a Doyoung a qué se uniera, se veía que a él también le gustaba leer. Aunque nunca compartía lo que leía.

Para cuando regresó a su hogar se dió cuenta de que su padre aún no volvía del trabajo, probablemente haciendo horas extras para comprar algún juguete que los mellizos le habían pedido. Internamente agradecía que no estuviese ahí, estaba de muy buen humor hoy como para que todo se arruinara.

Observó a su alrededor y alzó una ceja, todo estaba demasiado calmado. Cierto, sus hermanitos estaban con su madre, tal vez por eso el interminable silencio.

Tal vez Doyoung aún no volvía de ese raro colegio.

—Hablando del rey de Roma —dijo Johnny cuando observó al pelinegro entrar a la casa. —Es tarde.

—¿De verdad? No lo había notado —habló Doyoung con obvio sarcasmo.

Si John era honesto, podría decirle al pobre de Doyoung que se veía como la mierda en esos momentos; ojeras, pocas ganas de existir, sus labios heridos (probablemente de tanto estarlos mordiendo) y el gran humor tan lindo que se cargaba encima. Pero era buena persona, no le diría nada para que no se sintiera mal.

Y... ¿Eso era un golpe?

—¿Qué te pasó? —preguntó el mayor con obvia preocupación, acercándose hasta Doyoung para sostener su rostro, sintiendo como este se tensaba de inmediato. —Te golpearon.

—Con el paso del tiempo te acostumbras —dijo el pelinegro, restándole importancia al asunto.

—Tenemos que decirle a Minseok.

—No, el no hará nada. Lo conozco, me va a decir que aprenda a defenderme.

Minseok apareció, bajando las escaleras con su pijama ya puesta, probablemente no pensaba en salir lo que restaba del día, no después del estrés que le causaba la maldita empresa.

Esta vez John cerró la boca y siguió a Doyoung hasta su habitación, no quería meterlo en problemas con su padre.

Decidió darse una ducha antes que le ganaran, escuchando como el menor lo maldecía por lo bajo por ser tan rápido al momento de buscar sus cosas. En parte le gustaba sacar de quicio al malhumorado Doyoung, así que para molestar un poquito más, colocó su lista de reproducción para bañarse a todo volumen, sabiendo que el probablemente estaría estudiando.

Invasor(es)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora