13. Safe place.

369 75 17
                                    

Doyoung terminó llorando dentro del ático, siendo este su único lugar seguro puesto que la habitación ya había sido invadida por un adolescente amante de grupos de kpop.

Quería dejar de sentirse mal por asuntos que no deberían de involucrarlo en primer lugar, pero tampoco podía hacer mucho si literalmente en su cara decían que su existencia era un estorbo para la única persona que tenía en el mundo. Lloraba porque al parecer solo era una obligación más para su padre.

—No llores, aquí estoy —la voz de una de sus mejores amigas a través del teléfono celular le hizo volver a sollozar. Karina siempre se había ofrecido para escucharlo cuando las cosas estaban complicadas, incluso si ambos no tenían respuesta. —Mi pobre príncipe chiquito, me lo están tratando feo.

—Creí que si me querían —sollozó. —Pero nadie me quiere aquí, fuí tan idiota como para pensar en algo así cuando ni mi mamá me quiso.

—Mejor pensemos en otras cosas —sugirió Karina. —¿Viste el episodio que te faltaba de Girls Meets World?

Y así Karina comenzó a hablar, y hablar, haciendo que inconscientemente las mente de su mejor amigo se enfocara en la conversación y no los malos pensamientos que adornaban su mente.

Por su parte, John subió corriendo por las escaleras justo momentos después de que Doyoung desapareciera del comedor. Estaba muy enojado con la actitud de los señores Kim, había convivido con ellos varias veces y nunca creyó que fuesen capaces de despreciar a alguien de esa manera, mucho menos de su propia familia.

Entró a la habitación buscando por todos lados, incluso se fijó en el baño con esperanzas de encontrarlo, sin embargo, no estaba ahí. Se asomó por la ventana en dirección al patio, pero obviamente no podría inspeccionar todo, el lugar era demasiado enorme como para intentarlo.

También revisó en las habitaciones para invitados, aunque estas estaban más vacías que nada. Se llevó alrededor de una media hora buscando, pero el resultado siempre era el mismo: vacío.

¿En dónde se había metido?

Se preguntó aquello un par de veces dentro de su mente, hasta que un sonido leve parecido a un llanto llegó a sus oídos. Rápidamente buscó de dónde provenía y una sonrisa apareció en su rostro cuando se dió cuenta de que aquel sonido venía de el bendito ático.

Ahora que lo pensaba, nunca había entrado ahí. ¿A quién le interesaría un ático? Probablemente a los fans de gravity falls.

Tiró de la pequeña manecilla para poder desplegar las escaleras que le permitían subir, escuchando algo de movimiento dentro del lugar. Una vez que se aseguró de no caerse, subió con tranquilidad para asomarse con un poquito de miedo.

Lo que se encontró fue casi mágico para sus ojitos de adolescente; figuritas de colección pertenecientes a películas de Marvel, luces led por todos lados, una consola de videojuegos, un ordenador y un pequeño puff en forma de Pikachu en una esquina del lugar, también tenía un mini refri, comida chatarra en una pequeña mesita, una alfombra de color morado por todo el suelo y lo que parecía ser una pequeña montañita de libros de colorear.

En definitiva eso se veía más como un lugar soñado, pero ciertamente no combinaba con lo que conocía de Doyoung.

—Doyito —habló con preocupación al ver al pelinegro tirado en el suelo, cubierto con una cobija que tenía el diseño de una tortilla. —¿Dotilla?

—No estoy disponible.

—Fue horrible lo que te dijeron ahí —John subió de nuevo las escaleras para asegurarse de que nadie los fuera a interrumpir y después de ver que estuviese bien cerrado, se acercó al pelinegro para tomar asiento a su lado. —¿Estás bien?

Invasor(es)Where stories live. Discover now