6. Concierto

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Me encontraba en mi habitación, rodeado de posters de bandas clásicas y con el olor a incienso impregnando el aire. Había estado esperando este concierto durante toda la semana, desde el momento en que Evan me había dado la sorpresa de las entradas, aún ni siquiera sabía de dónde las había sacado, aunque, para ser honestos, no podía importarme menos un dato tan insignificante como ese. La emoción estaba a tope. Me senté en la cama y empecé a buscar la camiseta perfecta para la noche. Sabía que tenía que ser algo especial, algo que hiciera justicia al estilo grunge que tanto me encantaba. Finalmente, opté por mi camiseta de Nirvana, esa con el icónico smiley amarillo. La combinación perfecta para lo que prometía ser una noche épica, tomé mis jeans rasgados, los que tenían tantos agujeros que apenas parecían pantalones, y los acompañé con mis botas Dr. Martens negras. Me miré en el espejo y sonreí con satisfacción; ese era el look que buscaba. Aún quedaba tiempo antes de que mi amigo llegase a recogerme, así que aproveché para hacer algo con mi pelo, nunca había sido alguien especialmente vanidoso pero esa noche algo en mi necesitaba que mi media melena se viera presentable, mojé mis dedos en el lavabo y los corrí por mi cabello humedeciéndolo y desarreglándolo haciéndolo lucir más despeinado, se veía bien.

- Vamos Logan, esta es la primera noche que salimos queriendo y no por ser arrastrados por E.

Cuando Evan llegó, yo ya estaba listo. Él también tenía su propio estilo grunge, con una camisa de cuadros, jeans rotos y zapatillas Converse que habían visto días mejores. Llevaba una gorra beanie que cubría su cabello desordenado y tenía una sonrisa en el rostro, señal de que la noche iba a ser increíble.

- ¿Listo? - Preguntó sonriendo mientras entraba en la habitación.

- Más que listo, - respondí tomando mi chaqueta de cuero - ¿Tienes las entradas?

Este sacó dos entradas algo arrugadas de su bolsillo y las agitó en el aire.

- Las conseguí de milagro. El club está a reventar, va a ser increíble.

Asentí con entusiasmo y ambos salimos de la casa, el aire fresco de la noche golpeándonos en la cara. Mientras nos dirigíamos hacia el club, hablábamos de las canciones que esperábamos escuchar, de cómo habíamos descubierto la banda y de otras cosas de la escuela y la vida. La ciudad estaba viva esa noche, con luces y sonidos que parecían vibrar con la energía de nosotros dos.  Al llegar al club, la fila era larga, pero la música que salía de adentro era suficiente para mantenernos emocionados. Miré a Evan y ambos sonreímos; era uno de esos momentos que sabíamos que recordaríamos para siempre. Cuando finalmente entramos y la música nos envolvió, sentí una oleada de adrenalina. El lugar estaba lleno de gente con estilos similares al nuestro, todos allí por el amor a la música y la energía del grunge. Nos abrimos paso hasta estar cerca del escenario, y cuando las luces se atenuaron y la banda salió al escenario, supimos que esa noche iba a ser inolvidable.

La entrada al club fue como un portal a otro mundo. En el exterior, la ciudad seguía con su ritmo habitual, pero en cuanto cruzamos el umbral, el ambiente cambió por completo. El aire estaba cargado con el olor a cerveza y tabaco, y la música a todo volumen vibraba a través del suelo, como un latido subterráneo. Las luces eran tenues, en tonos de azul y rojo, creando sombras en la multitud que se aglomeraba cerca del escenario. El lugar estaba a reventar de gente, todos con sus propios estilos grunge: chaquetas de cuero desgastadas, camisas de cuadros, jeans rasgados y botas pesadas. Vi a un tipo con el cabello largo y desordenado, balanceándose al ritmo de la música, y a una chica con un collar de púas que gritaba las letras de la canción actual.

La energía era palpable. El público estaba agitado, con una mezcla de cabezas moviéndose al ritmo y gente hablando en voz alta para hacerse escuchar. Las guitarras eléctricas llenaban el aire con un estruendo que me hacía vibrar el pecho, y la batería era como un trueno que acompañaba cada nota. La banda en el escenario tenía esa actitud despreocupada pero intensa del grunge. El vocalista llevaba una camiseta vieja y descolorida con un logo que apenas se distinguía, y sus jeans estaban tan gastados que me sorprendió que no se rompieran con cada movimiento. La forma en que tomaba el micrófono y miraba a la multitud tenía algo de crudo y auténtico. No era como los cantantes que ves en televisión; aquí, todo era real, sin filtros ni pretensiones.

La primera canción que tocaron fue una de sus más conocidas, y la multitud estalló en aplausos y gritos. Todos cantábamos las letras, aunque no siempre con el tono correcto, pero eso era lo de menos. El vocalista se movía por el escenario como si estuviera en trance, y el guitarrista tocaba con una energía feroz, moviendo su melena con cada riff. Era como si todos en el lugar estuvieran conectados por esa música, como si fuéramos parte de algo más grande.

Cuando la siguiente canción empezó, algunos en la multitud comenzaron a empujarse, creando un pequeño mosh pit. Observé a un grupo de chicos lanzándose unos contra otros, riendo y gritando. Había cierta emoción en la agresividad, pero también una sensación de comunidad. Aquí, todos eran iguales, sin importar de dónde venías o quién eras fuera de ese club.

El resto del concierto fue una mezcla de caos y euforia. A veces, las luces se apagaban por completo, dejando solo la música y el brillo ocasional de un mechero en la oscuridad. El vocalista contó historias entre canciones, hablando de noches como esta, de vivir sin miedo y de encontrar significado en la música.

Cuando finalmente terminó el concierto, salimos del club con los oídos zumbando y el cuerpo lleno de adrenalina. La ciudad seguía allí, con su ritmo habitual, pero nosotros llevábamos algo más. Era como si el concierto hubiera dejado una marca, algo que nos recordaría que, aunque el mundo a menudo es caótico, la música puede ser un refugio, un lugar donde todos podemos ser nosotros mismos, incluso si solo es por una noche.

- ¡NO ME PUEDO CREER QUE HAYAMOS VIVIDO ESTO!

YoursWhere stories live. Discover now