29. Llámame

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Cuando regresamos a la fiesta, el ruido y la multitud nos envolvieron de inmediato. La energía de la música, las voces y el bullicio del gentío eran como un muro que nos separaba del momento de calma que habíamos compartido afuera. Apenas cruzamos el umbral, Evan apareció entre la gente y corrió hacia mí, su rostro mostrando una mezcla de preocupación y alivio.

- ¡Hey! ¿Dónde te metiste? Te estuve buscando por todas partes. - Dijo Evan, con su tono usualmente animado pero con un matiz de inquietud - Pensé que te habías ido o algo.

No tuvo tiempo de notar a Keilan, que estaba a mi lado. Su energía era como un torbellino, arrastrando toda mi atención hacia él. Mientras Evan me preguntaba por dónde había estado, este me dio un leve empujón en el hombro, como si quisiera recordarme algo. Giré la cabeza hacia él, y me hizo un gesto con la mano, imitando un teléfono contra su oreja. Su mirada decía más de lo que cualquier palabra podía expresar. Era un gesto simple, pero con un significado claro: me estaba dejando saber que debería llamarlo después. Luego, antes de que Evan pudiera darse cuenta de su presencia, luego desapareció entre la multitud, como si nunca hubiera estado allí.

La desaparición de Keilan fue tan rápida que me dejó desconcertado, como si todo lo que había pasado en el patio fuera un sueño fugaz. Pero el gesto de que le llamara significaba que todavía había algo más por descubrir entre nosotros, algo que quería explorar. Evan seguía hablando, sin notar mi distracción ni la ausencia de mi acompañante. Era como si el mundo de la fiesta se hubiera vuelto a formar alrededor de nosotros, cerrando el pequeño espacio de intimidad que había compartido con mi motero. Pero el gesto de Keilan, esa señal de contacto futuro, me daba algo a lo que aferrarme, incluso cuando el caos de la fiesta volvía a ser abrumador.

- ¿Todo bien? - Preguntó Evan, mirándome con curiosidad - Te ves un poco perdido.

Asentí, tratando de sonreír para aliviar su preocupación. No quería que supiera lo que había pasado con Keilan ni la confusión que todavía tenía en mi cabeza.

- Sí, solo... necesitaba un poco de aire... - respondí, evitando mirarlo a los ojos.

Evan aceptó mi respuesta y continuó hablando, su energía aparentemente inagotable. Pero yo solo pensaba en Keilan, en la forma en que desapareció tan rápido pero dejó una impresión tan profunda. El gesto de que le llamara era una señal de que había algo más por venir, algo que no podía ignorar. Y mientras trataba de prestar atención a Evan, no podía dejar de preguntarme qué significaría todo esto para el futuro, y cuándo sería el momento adecuado para descubrirlo. Después de que mi amante de media noche desapareció entre la multitud, la fiesta ya no tenía el mismo atractivo para mí. El bullicio, la música alta y el calor de la multitud se volvieron sofocantes. Evan seguía hablando, pero mis pensamientos estaban lejos, revoloteando entre la intensidad del beso y la extraña conexión que había sentido con Keilan durante nuestra caminata. Decidí que era hora de irme a casa; necesitaba espacio y tiempo para procesar todo lo que había sucedido.

Le puse una excusa a Evan, algo sobre no sentirme bien por el ruido y el calor de la fiesta. Él aceptó sin demasiadas preguntas, probablemente porque había mucha gente más con la que socializar. Le dije que nos veríamos mañana y salí de la fiesta, el frío de la noche era un alivio después del calor sofocante del interior. Caminé por las calles en silencio, sintiendo que cada paso me alejaba de la confusión de la fiesta y me acercaba a la tranquilidad de mi hogar. Cuando llegué a casa, todo estaba oscuro y silencioso. Mi madre aún no había llegado a casa de su turno, y el único sonido era el lejano zumbido del tráfico nocturno. Subí las escaleras a mi habitación, intentando no hacer ruido, y me tiré en la cama con un suspiro de alivio. La presión de la noche finalmente comenzaba a disiparse, pero las emociones seguían acumuladas dentro de mí, como si estuvieran a punto de explotar. El beso con Keilan, la caminata, y luego su repentino acto de desaparecer, todo se mezclaba en mi mente, creando un torbellino de sentimientos que no podía controlar.

Me dejé caer en la cama y cerré los ojos, pero la tensión todavía estaba ahí, vibrando bajo mi piel. Fue entonces cuando noté una ligera molestia en el bolsillo trasero de mis jeans. Pensé que podría ser un recibo o algo insignificante, pero cuando metí la mano para sacar lo que me incomodaba, encontré una bola de papel arrugada. La desdoblé, y lo que vi hizo que mi corazón se acelerara de nuevo. Era un trozo de papel con un número de teléfono y un nombre escrito: "Keilan". Había sido rápido, un simple gesto al salir de la fiesta, pero ahora, al ver el papel en mi mano, me di cuenta de que era mucho más que eso. Keilan había dejado su número, una señal clara de que quería que me pusiera en contacto con él. El hecho de que hubiera pensado en mí lo suficiente como para darme su número era algo que me hizo sentir una mezcla de sorpresa y emoción.

Me quedé mirando el papel por un rato, como si tratara de entender lo que significaba. El nombre de Keilan, escrito con letras rápidas pero firmes, era como una promesa, una puerta que se abría a algo nuevo. No sabía qué significaría para el futuro, pero el hecho de tener su número me daba algo a lo que aferrarme, algo que podía ayudarme a entender lo que había sentido esa noche. Me recosté en la cama, sosteniendo el papel con fuerza, y pensé en cuándo sería el momento adecuado para llamarlo. La emoción de la noche todavía estaba ahí, como una llama que no quería apagarse. Sabía que llamar a Keilan podría cambiar muchas cosas, pero también sabía que no quería dejar pasar esta oportunidad. Era un pequeño fragmento de claridad en medio de un mar de confusión, y aunque no sabía a dónde me llevaría, estaba dispuesto a seguir adelante y descubrirlo.

YoursWhere stories live. Discover now